Mantener bajo control el “patio trasero” seguirá siendo su objetivo continental, siempre facilitado por las oligarquías latinocaribeñas, muy serviles
Manuel Isidro Molina
No entiendo el asombro por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el pasado 8 de noviembre.
No fue “sorpresa” alguna, salvo para quienes observaron estáticamente las encuestas y se olvidaron que en la política estadounidense actual, hace rato los republicanos reconquistaron la mayoría.
Tenían mayoría en el Senado, la Cámara de Representantes, las gobernaciones, con un fraudulento (por inmerecido) “Premio Nobel de la Paz” prisionero en la Casa Blanca.
Se sabía, hasta octubre, que cualquiera de los candidatos bipartidistas podría hacerse con el triunfo.
La menguada Hillary Clinton –seriamente responsable de una política exterior invasora, genocida y destructora de países enteros, junto con el hipócrita Obama- nunca tuvo asegurada la Casa Blanca, a pesar de los dislates personales de Trump y sus amenazantes conceptos racistas, misóginos y anti “latinos”, todo lo cual está por verse: una cosa es desde el podio de campaña; y otra muy distinta, desde el puesto de mando.
Por si fuera poco, la última semana, el congelamiento de Clinton fue tan evidente como la clara tendencia ascendente del hoy presidente electo. Y fue lo mejor, al menos por habernos ahorrado “descubrir” la raigambre imperialista, genocida y rancia de Hillary, una “demócrata” endemoniada y mentirosa.
Así como no tuve “sorpresa” alguna con su triunfo, tampoco abrigo temores sobre el “otro” Trump: Estados Unidos de América seguirá siendo la principal potencia económica, militar, comunicacional y cultural del imperio capitalista mundial, haciendo eje con el Reino de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (Inglaterra), ahora desentendida de la Unión Europea aplicando el “Brexit” votado por la mayoría de sus habitantes, algo que tampoco me “sorprendió”.
Hacia América Latina y el Caribe tampoco habrá novedades importantes, más allá de algunos cambios de estilo.
La Casa Blanca seguirá su propósito de reocupación de nuestros países con sus tratados de libre comercio (TLC) y el Comando Sur y la IV Flota de su descomunal ejército acompasados con la CIA y demás agencias secretas que alimentan al Departamento de Estado.
Mantener bajo control el “patio trasero” seguirá siendo su objetivo continental, siempre facilitado por las oligarquías latinocaribeñas, muy serviles, y por los desvaríos hedonistas de no pocos gobiernos “revolucionarios” corrompidos y ladrones como los de Venezuela, Brasil o Argentina.
Para la Unión Europa es otra cosa. Gran Bretaña dará la bienvenida al giro trumpista, reforzando el dominio del eje anglo-estadounidense sobre los débiles países europeos, algunos de cuyos gobernantes ridículamente se muestran con aires neocoloniales y hasta “imperiales”, especialmente sobre África y el Medio Oriente.
Esperan –desesperados- ver qué les reportarán las dos promesas de Trump: estrechar lazos con Rusia y Putín, y –sobre todo- desacelerar los gastos y emplazamientos militares de EEUU en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), herencia de la “Guerra Fría” que ven con recelo Rusia, China, India y los diversos países del Medio Oriente que han sufrido en carne propia la destrucción genocida de los neocolonialistas europeos llevados de la mano de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.
Lo que sí es cierto –y tampoco es sorpresa ni motivo de temor alguno- es que Trump es muestra viviente del largo proceso de decadencia de Estados Unidos, política, económica y moralmente hablando.
Se parece más al corrupto y putañero Berlusconi que encantó durante más de una década a la mayoría de los italianos, que a un malcriado y prepotente disparador de dispositivos nucleares.
La otra parte le corresponde al pueblo estadounidense, que mayoritariamente lo votó en una amalgama de ultraderechistas fundamentalistas –típicamente gringos, como Trump- y primitivos defensores de derechos menguados al trabajo y la riqueza, expoliados por el sistema neoliberal impuesto desde la era Reagan-Tatcher, que algunos –locos de verdad- quieren para Venezuela añorando el “Gran Viraje” y la “Agenda Venezuela” de los ex mandatarios Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, en sus respectivas segundas presidencias.
Confieso, sinceramente, que no comprendí el desasosiego de los criollos partidarios de la Clinton, cuando la mañana del 9 de noviembre expresaron casi un lamento, como si se les estuviese yendo la vida, suspirando por el “american way of life”, como si Trump significara algún riesgo inminente para el objetivo de deponer al fracasado gobierno del presidente Nicolás Maduro, a quien le toca ahora tragarse las irresponsables consideraciones que hizo sobre la personalidad del próximo presidente de EEUU, con quien está obligado a relacionarse –en sentido diplomático y político– como Jefe de Estado.
En fin, la era Trump no será mejor ni peor para nuestros pueblos. Tendremos que lidiar con el “Berlusconi americano”, estrechamente aliado con la primera ministra inglesa Theresa Mary May, como Ronald Reagan lo hizo con Margareth Tatcher. Más nada.
EL CONFESIONARIO
DEMASIADOS POLICÍAS LADRONES Y ASESINOS hay en la Venezuela “robolucionaria”. Los hay extorsionadores de oficio, narcotraficantes, contrabandistas, peculadores, lavadores de dinero, traficantes de divisas, secuestradores, torturadores y psicópatas “gatillos alegres”.
También, guisadores y matraqueros, como abundan en la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el SEBIN, el CICPC, la PNB y las policías regionales y municipales, sin importar el color politiquero de sus jefes inmediatos, sean estos del PSUV o de alguno de los partidos que se agrupan en la MUD.
POLICÍAS CORRUPTOS ENCUMBRADOS, los hay generales activos y retirados, ex ministros o jefes de organismos nacionales de investigación, quienes hacen parte del derrumbe moral de la República y de las mafias que han saqueado a la nación desde altos cargos gubernamentales y de empresas del Estado quebradas y enmohecidas.
Son parte del inocultable desastre delictivo que asesina, atraca, roba, extorsiona, secuestra y mantiene en zozobra a la sociedad venezolana.
LA TAPA DEL FRASCO DELICTIVO son los jueces y fiscales penales corrompidos -codiciosos y hedonistas-, mujeres y hombres enriquecidos asquerosamente sobre el manto de sangre, con más de 25.000 asesinatos por año e incuantificables graves delitos más, cuyos autores gozan de impunidad o de beneficios procesales negociados por abogados inescrupulosos que corrompen funcionarios y reproducen así las mafias delictivas.
MILLONES DE FAMILIAS VENEZOLANAS han sido víctimas de estos malvados funcionarios públicos delincuentes, traidores a sus juramentos y agresores contra la dignidad de la República y del bienestar de nuestro pueblo.
Los altos cargos de los poderes Ejecutivo, Judicial y Ciudadano saben por qué lo expongo tan cruda y duramente, pues son corresponsables del drama delictivo nacional, sentados sobre un océano de sufrimientos indescriptibles de nuestro pueblo.
SE TRANCÓ LA DISPONIBILIDAD BANCARIA de las carteras agrícola e industrial por los crecientes costos de materias primas, mantenimiento, repuestos y servicios conexos.
ILEGALMENTE, ALGUNOS BANCOS están exigiendo pagos colaterales no registrados, en dólares o euros, a los solicitantes de créditos agrícolas o industriales, actividad delictiva privada que debe ser ataca por la SUDEBAN.
EL 1er. ENCUENTRO NACIONAL sobre Estrategia y Tácticas del Movimiento Popular Alternativo (MPA) se instalará en Mérida, los próximos viernes 18 y sábado 19 de noviembre. Pueden asistir libremente o seguirnos por nuestra web: movimientopopularalternativo.org.ve
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