Entre guisadores, el honesto se convierte en mártir
O.E.
Presidente de la República. Primer vicepresidente. Ocho vicepresidentes sectoriales para coordinar —o más bien descoordinar y choquen barriga con barriga, entre sí, en semejante Campo de Agramante— los ministerios y esas mismas vicepresidencias de Industrias, de Turismo, de Comercio, de Petróleo y Minería, de Banca y Finanzas, de Alimentación, de Agricultura, Tierras, Pesca y Acuicultura, de Planificación, de Desarrollo Social y la Revolución de las Misiones, de Salud, de Pueblos Indígenas, de la Mujer, de Deporte y Juventud, de Proceso Social del Trabajo, de Educación Básica, de Educación Universitaria, de Cultura, Ciencia, y Tecnología, de Soberanía Política, Seguridad y Paz, de Política Exterior, de Defensa, de Comunicación e Información, del Despacho —más bien despecho— Presidencial, de Seguimiento de Gestión, de Servicios Penitenciarios —con el “Wilmito” de segundo de a bordo—, de Interior, Justicia y Paz, de Desarrollo del Socialismo Territorial, de Hábitat, Vivienda, y Comunas, de Obras y Servicios Públicos, de Ecosocialismo y Aguas, de Transporte, de Obras Públicas, de Energía Eléctrica, más dos ministros de Estado para la Nueva Frontera de Paz y para el Comercio Exterior e Inversión Internacional, más un secretario del Consejo de Ministros y un Procurador.
Además, 7.466, entre, institutos autónomos, fundaciones, empresas del Estado sin contabilizar las ¡exprópiese! comunas, misiones, colectivos de la paz (para los fallecidos a manos del hampa de cuello rojo), gobernaciones, alcaldías, tribunales incluido el de la suprema injusticia. Sin faltar, miembros de sus familias —sobrinos, tíos y tías— traficando influencias y, algunas veces, traficando carburante del más alto octanaje. Todos —con muy contadas y honrosas excepciones, porque entre guisadores el honesto se convierte en mártir— choreando, bajando de la mula a quien se les atraviese, cobrando vacuna, en moneda dura o en bolivaritos, “po´ que billetes de a 100 to’ e’ cacería. Sume y comprobar porqué esa marabunta de depredadores nos ha sumido en la ruina absoluta, en la hambruna más dolorosa, después 18 años con los ingresos más fabulosos de nuestra Historia.