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Gustavo Luis Carrera: La unicidad del pensamiento humano

El conocimiento

El saber es una facultad colectiva. Es la sumatoria de siglos y de experiencias


Gustavo Luis Carrera

La historia de las ideas proyecta un supuesto proceso evolutivo, lleno de cambios radicales e inclusive revolucionarios, que es solamente un espejismo intelectual. Si bien suena excesivo el dicho tradicional de «no hay nada nuevo bajo el sol», si se observa la escasa, escasísima, evolución que se ha operado en la naturaleza humana y sus pasiones, debilidades y alcances conceptuales, no parece tan exagerado. Inclusive, junto al extraordinario desarrollo científico y a los modernos postulados políticos y económicos, y hasta las modernizaciones religiosas, el ser humano sigue siendo, en esencia y dolencia, en nobleza y en indignidad, el mismo.

EL CONOCIMIENTO ES UN BIEN COMÚN. Filósofos de la antigua Grecia afirmaban que el saber se encontraba en la profundidad de cada ser humano. La clave es saber hacerlo aflorar. Inclusive no otra cosa pretendía, y lograba maravillosamente, Sócrates a través de la «ironía» y la «mayéutica»; quien, además, sintetiza su conciencia de la vastedad del saber, que vive en todos y cada uno, cuando dice: «yo sólo sé que no sé nada»; es decir: «lo que sé no es nada frente a lo que debería saber». Y todo esto adquiere un sentido particularmente manifiesto en un nivel excepcional de conjunción de filósofos y sutiles pensadores. Con relación a la continuidad del relevo conceptual que es el saber, cabe señalar que esa suerte de cuna de la filosofía occidental que fue la antigua Grecia también supo recabar y procesar la tradición antecesora proveniente de Egipto; y ésta, a su vez, se relacionaba con caldeos y fenicios. Entonces, ¿dónde está el origen? En todo caso es la suma de módulos y sustratos filosóficos que se pierden en la distancia de la historia. Y esa dimensión es colectiva, oral y hermética: historia de pueblos, de palabras y de sentidos.

EL SABER ES UNA FACULTAD COLECTIVA. Es imposible determinar cuáles ideas son realmente nuestras y cuáles debemos a lecturas, a diálogos e inclusive a un subconsciente colectivo. Además, nunca estaremos seguros de que las «nuestras» sean realmente, y permanentemente, nuestras. El desconocimiento de esta pauta cultural conduce a muchos incautos e ignorantes a creer —e inclusive a exhibirlo públicamente— inventar ideologías ya inventadas o a presentar proposiciones políticas, sociales o culturales, de vieja data, y que han sido, sencillamente, maquilladas, para impresionar a ignaros. Pero, al final resplandece la verdad: el saber es una facultad colectiva. Es la sumatoria de siglos y de experiencias, revelaciones, correcciones y previsiones.

EL CONOCIMIENTO ES UN CONTINUUM HISTÓRICO. El pensamiento humano es un continuum donde se enlazan las ideas —por consecuencia o por coincidencia— en una siembra y resiembra incesante, que fructifica, renovada o momentáneamente recreada, como la cosecha común de un cultivo universal. El pensamiento humano es un eterno proceso histórico de incógnitas simientes y de impredecibles floraciones fructificantes, que a su vez generan semillas henchidas de futuro incontenible.

VÁLVULA: “El saber humano no tiene autores sino usuarios”.