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Rubén Osorio Canales: Llegó la hora de la verdad

Asamblea Nacional

En la historia de los gobiernos totalitarios hay una verdad que se repite: la minoría que ocupa el poder suele imponerse por largo tiempo a las inmensas mayorías que se le oponen


Rubén Osorio Canales

A menos de dos meses de la fecha señalada para el asesinato de la Constitución, de la democracia y de la libertad, tenemos en la calle una gran protesta nacional que no se detiene, una juventud que se juega el resto, un pueblo que quiere sacudirse el yugo militar y la incompetencia de sus socios civiles. Esa protesta tiene el apoyo de la comunidad internacional, un grupo notable de expresidentes democráticos advirtiéndole al mundo sobre el nefasto destino que le espera a Venezuela, en el caso de cumplirse los planes castro comunistas hasta ahora instrumentados y sin embargo, sentimos que algo falta, para lograr los objetivos. Entonces nos preguntamos qué está haciendo la oposición organizada para darle nuevos argumentos a una protesta popular, nunca exenta de agotarse de no recibir combustible.

De los actores políticos y sus decisiones, depende nada menos que el destino de un pueblo y de un país y, en las actuales circunstancias, cuando lo que esa inmensa mayoría que repudia toda la acción oficial centrada desde hace mucho, en engañar y en reprimir a un pueblo que quiere cambio de rumbo, lo que se espera son decisiones trascendentes que hagan pensar que el cambio está cerca, lo cual pasa, inexorablemente, por una definitiva cohesión de las fuerzas opositoras, cohesión que ponemos en duda, cuando vemos que en medio de una lucha que requiere inmensos esfuerzos tácticos, estratégicos y una unidad a prueba de sospechas, zancadillas, rumores y susurros, los comandos de campaña de muchos candidatos siguen actuando como si las elecciones fuesen mañana.

En la historia de los gobiernos totalitarios hay una verdad que se repite: la minoría que ocupa el poder suele imponerse por largo tiempo a las inmensas mayorías que se le oponen. Pero también es verdad que, tarde o temprano, esos gobiernos caen, pero no como consecuencia de un milagro, caen porque quienes se les oponen jugaron bien, oportunamente y a fondo, las cartas de las que disponían. Esas cartas las tienen la AN, la MUD, la Fiscal, los partidos políticos, la sociedad civil, aun aquella que vive en la indiferencia, la disidencia chavista que existe y tiene fuerza, y todos los que se oponen a las pretensiones constituyentistas de Maduro, Padrino, Cabello, Jaua, y demás componentes de la satrapía en marcha.

Para la AN y la oposición organizada en la MUD, llegó la hora de definir si el juego electoralista en el que han estado sumidos a lo largo de estos años, tiene más fuerza que el de salvar a Venezuela de una tiranía totalitaria, si las aspiraciones presidenciales de sus líderes, que en ocasiones han perturbado la unidad necesaria para hacerle frente al autoritarismo, pueden estar por encima de la salvación de la democracia, sin la cual sus aspiraciones no existirían. Decidir si prefieren ser arrasados, sin pena, ni gloria, por el fraude que plantea la oligarquía fascista cívico militar hoy en el poder, o luchar por la reivindicación del estado de derecho en un país con las instituciones secuestradas y corrompidas y en contribuir con firmeza y sin intenciones ocultas, a formar una unidad nacional para el rescate de la democracia. Para ellos llegó la hora de la decisión trascendental, o echar en el cesto de la basura sus deberes, o convertirse en los verdaderos intérpretes de esa juventud y ese pueblo que está en la lucha contra la tiranía.

Si deciden tomar el buen camino, están obligados a dejar para tiempos futuros sus aspiraciones presidenciales, a convocar y unir a todo aquel que se oponga al fraudulento plan del régimen, y a concentrarse en los mecanismos constitucionales que puedan cambiar el curso de los acontecimientos.

De situaciones cruciales como las que vivimos, solo se sale con acciones audaces por eso las preguntas diarias de los ciudadanos son: por qué la AN no hace valer la mayoría calificada, porque no se sacude el desacato, qué o quienes han impedido nombrar los nuevos magistrados y el nuevo CNE, y por qué la AN no ejecuta a plenitud todas sus atribuciones constitucionales. El tiempo se agota y una nación entera espera de sus líderes, valor, integridad y convicción. Es bueno que cierto sector enquistado en la oposición entienda, que Venezuela cambió y a las realidades de ese cambio deben ajustarse los movimientos de un nuevo liderazgo en el que no caben los agentes del acomodo. Mientras esperamos nuevas acciones, este cronista se adhiere con entusiasmo a las demandas presentadas por la Fiscal Luisa Ortega Díaz.