La MUD se deja llevar por la ilusión de poder ganarle al régimen dentro de sus propias reglas de juego y con esa esperanza sacrifica todo su capital político
Humberto González Briceño
En estos 18 años hay suficiente evidencia que cada vez que el régimen enfrenta una crisis terminal saca del sombrero de mago un truco que le permite reposicionarse, navegar a través de la tormenta y seguir en el poder. El truco predilecto del régimen ha sido la negociación con la oposición para ganar tiempo y mantener el control del Gobierno. No importa lo elaborado o ambiguo de la agenda para esas jornadas al cabo de un tiempo la falta de voluntad del Gobierno se hace evidente y todo termina en el aborto de una crisis que de otra forma ha podido conducir a un cambio político.
A este truco se suma el señuelo de la participación electoral. No hay duda que si hubiese garantías electorales y elecciones libres los candidatos del Gobierno para cualquier cargo serían barridos por la oposición, aunque esta fuese dividida. Todas las encuestas le dan al oficialismo no más del 20 % de simpatías. Pero si el Gobierno quiere que la oposición participe en estas elecciones con ese cuadro adverso es porque justamente tiene la certeza de poder fabricar un resultado a la medida con un CNE que controla a su antojo.
El truco funciona porque la MUD se deja llevar por la ilusión de poder ganarle al régimen dentro de sus propias reglas de juego y con esa esperanza sacrifica todo su capital político. Con un sistema electoral viciado la oposición obtendría el número de gobernaciones que quiera el régimen. Que sean 3, 7 o 9 es irrelevante. El régimen habrá logrado reconocimiento y aceptación para su sistema fraudulento con el invaluable auxilio de la MUD.
Para asegurar la jugada, el Gobierno vuelve a enredar a la MUD en otro proceso de negociaciones secretas, inoportunas e inconvenientes. Que estas negociaciones ocurran justamente antes de las elecciones sólo puede favorecer al régimen. Una vez más la MUD acude a negociar sin condiciones y sin agenda lo cual la presenta errática y la deja a merced del Gobierno.
La elección de gobernadores y la negociación con la MUD son dinámicas generadas por el Gobierno para seguir procurándose ventajas dentro de un clima político adverso. Ambas forman parte del elenco de tableros de ajedrez del cual dispone el régimen para engañar a la oposición en un acto de prestidigitación política.
Ambas dinámicas parecen ocultar el objetivo real del régimen para sobrevivir, desafiando todos los pronósticos. Elecciones y negociaciones en los términos planteados por el régimen parecen conducir a una cohabitación entre la dictadura y la MUD. Esta nueva situación le daría a la MUD una participación en la estructura del Gobierno a través de gobernadores, alcaldes, concejales y diputados, pero todos controlados en los términos que convienen al régimen para seguir conservando en sus manos la estructura fundamental de poder.
La continua participación de la MUD en elecciones fraudulentas y negociaciones engañosas solo pueden conducir a una peligrosa cohabitación dentro del Estado chavista por otros 20 años.
@humbertotweets