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Luis Fuenmayor Toro: El Gobierno y los crímenes de odio

Crímenes de Odio

El linchamiento en distintas formas viene aumentando en forma importante en al país desde hace 5 años por lo menos


Luis Fuenmayor Toro

 

La claque gobernante actual ha hecho todo un espectáculo demagógico y politiquero con los llamados crímenes de odio. Como siempre, el Gobierno ha terminado por banalizar unas situaciones, que de ser de las dimensiones presentadas por el sector oficial serían realmente gravísimas y causas de una gran preocupación, pues expresarían una desintegración nacional total y muy peligrosa ente las apetencias extranjeras de nuestros vecinos sobre el territorio de la nación venezolana. Pero Maduro y sus adláteres no están realmente preocupados en el sentido señalado, a ellos lo que les importa son las elecciones de gobernadores y cómo desprestigiar a quienes se les oponen, para ganarlas. ¿La nación venezolana? No les interesa. Les interesa el poder, pero no para trabajar en función del crecimiento y desarrollo nacional, no, sino para seguir usufructuando las riquezas existentes, enriqueciéndose con el dólar barato y viviendo como nuevos ricos en los países que supuestamente aborrecen por capitalistas.

No hay sino que ver la ropa, el calzado, los relojes, que usan ciertos simios revolucionarios, para entender por qué se comportan tan agresivamente con sus rivales políticos. No quieren perder el negocio que han construido en estos 18 años, y que les ha garantizado a ellos, la cúpula, “la mayor suma de felicidad posible”, mientras el pueblo, engañado o ya alerta y dispuesto a luchar, sufre los rigores de la destrucción de la economía efectuada en todos estos años. La cúpula no hurga en las basuras para hallar qué comer, no hace largas e interminables filas para adquirir los productos básicos, no llora a sus enfermos renales por no poder realizarles la diálisis obligatoria para mantenerlos vivos, mientras esperan un trasplante que nunca llegará; no visita innumerables farmacias para conseguir el antihipertensivo, la insulina o el anticanceroso, que les permita cumplir el tratamiento de sus familiares cercanos. Esa cúpula no come perros en las calles, ni sufren el matraqueo constante de la PN y de la GN, que son peores que los agentes de la extinta Policía Metropolitana.

¿Crímenes de odio? ¿Pero quienes iniciaron esa cadena de odio que hoy supuestamente critican y quieren enfrentar? Vayamos un momento al pasado de los últimos 18 años, para buscar el origen de dicho odio. ¿Cómo se refería el presidente Chávez a sus adversarios políticos? ¿Cómo los trataba? ¿Acaso con respeto y consideración? Nooo. En absoluto. Imitando a Fidel Castro, quien creó la categoría de “gusanos” para referirse a quienes se les oponían, Chávez se refería a sus opositores como los “majunches”, los apátridas, los escuálidos. Quien no estuviera de su lado era pitiyanqui, cachorro del imperio, fascista, seguidor de la oligarquía cuando no oligarca mismo. Era un burgués, sin importar si poseía medios de producción, pues en su ignorancia crasa esas eran unas sutilezas irrelevantes. Hace poco, Ernesto Villegas, siguiendo la tendencia impuesta por el “Faro que iluminaba el camino de la Humanidad”, sentenció que quien no estaba con Maduro estaba con Trump, así de fácil y de simple. O sea que no existe otra opción. La opción de vivir en libertad y democracia la desaparecieron.

Según Villeguitas, como le decían, tengo a juro que escoger entre Maduro y Trump. O me aplasta y me mata en diversas formas Maduro o lo hace Trump con sus medidas o con su invasión. Lo seguro es que estoy muerto por los dos lados. Así ha trabajado el alto Gobierno desde hace 18 años: ellos son los buenos y la oposición de la Mesa hoy, de la Coordinadora ayer, son los malos. Y el resto tiene que escoger y no tiene derecho a buscar una opción distinta. Este juego le gustó mucho a la oposición, porque les eliminaba competidores en sus posibilidades de ser gobierno y porque se parecía al juego que ellos mismos jugaron en el pasado entre AD y COPEI, y que los mantuvo en el poder por 35 años, hasta que llegó Caldera y derrotó aquella nefasta polarización, valiéndose del deterioro del modelo político electoral bipartidista hasta ese momento exitoso. Chávez gana porque aquel sistema dejó de tener respuesta a las demandas de la población.

Pero inmediatamente que llega al poder, en lugar de asumir la pluralidad social y política que se había creado, de manera de desarrollarla y avanzar hacia un modelo mucho más democrático, decide reasumir la polarización transformándose en el polo “revolucionario”, más adelante “socialista del siglo XXI, que enfrenta al polo antinacional, reaccionario, corrupto, conservador y continuista, representante del pasado. Y para ello tenía que profundizar la división de la sociedad y descalificar al adversario en grado máximo. De allí el lenguaje agresivo, peyorativo, insultante, desconocedor de la diversidad existente. De allí el odio que siembra en sus seguidores y que hoy, manipuladoramente, quieren hacer ver como que proviene sólo de sus enemigos. Esa legislación contra el odio, que la reunión del PSUV, identificada con las siglas ANC, está preparando para aprobarla e instrumentarla no es otra cosa que una ley contra quienes los odian. No es contra el odio, es contra el supuesto odio que sus enemigos tienen en su contra. El odio chaveco, en cambio, se permite y se festeja.

El linchamiento en distintas formas viene aumentando en forma importante en al país desde hace varios años, me atrevo a decir unos 5 años por lo menos. Es a este crimen al que se refieren Maduro y Delcy Rodríguez como crimen de odio. En un principio lo ejecutaba la gente contra delincuentes cometiendo crímenes horribles y hallados en flagrancia (violaciones, lesiones graves), y tenían como elemento causante la impunidad generalizada existente, la cual es conocida y sentida por la población. Más recientemente se ha extendido a otros crímenes menos cruentos: robos, arrebatones, asaltos. En 2016, hubo entre 1 y 3 linchamiento por semana, entre los cuales llaman la atención por lo siniestro las personas quemadas vivas. El problema es que el Gobierno ha manipulado la información y achaca al odio político contra el chavecismo a toda persona quemada, en un empeño en presentarlas como si fueran las únicas existentes y todas a manos de opositores. Esta es una manipulación grotesca e irresponsable, pues impide conocer la magnitud del problema.