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Julián Rivas: Vicios, mafias y dependencia

GNB

Necesitamos un gobierno serio, revolucionario, que tenga claro los retos que significa mantener independiente a la nación venezolana


Julián Rivas

En días pasados hablaba con un amigo, quien me manifestó su molestia porque un país petrolero, como es Venezuela, no tiene cauchos para transporte automotor. Simplemente le dije que llevamos siglos importando lo que muy bien podemos producir en nuestro suelo, a tal extremo que Antonio Leocadio Guzmán, como nos lo recuerda Enrique Bernardo Núñez, se quejaba en las primeras ediciones de “El Venezolano”, durante los primeros años de la república, década de 1830, que hasta importábamos escobas.

Los vicios, las mafias, la dependencia, y la avidez de plata fácil por parte de importadores articulados a casa mercantiles, que a su vez monopolizaban enclaves portuarios monitoreados desde Europa, o el norte de América, o desde alguna colonia caribeña, es lo que dio fuerza a este plan de esterilización de nuestras potencialidades productivas. Esto es un mal, que superaremos con trabajo y política revolucionaria.

Por ahí uno escucha que las mafias del oro y el diamante, que nunca declaran lo que realmente producen las minas, sacan el producto de contrabando hacia islas del Caribe. Lo curioso es que Holanda, por ejemplo, registra crecimiento en producción de diamantes y oro, simplemente porque a lo largo de dos siglos de independencia no hemos tenido un gobernante con la suficiente garra y claridad para decirle al gobierno holandés que se vaya retirando de nuestras costas, y que esos tres territorios enclavados en nuestra geografía –Aruba, Curazao y Bonaire- deben retornar a Venezuela, como lo fueron antes de 1642. La India independiente, China, e Indonesia nos dan lecciones respecto a este punto.

Entonces, seguimos rodeado de un orden colonial europeo que nos succiona recursos y a la vez bloquea las posibilidades de desarrollo de Venezuela. En el actual momento las fuerzas de estos europeos, incluyendo anglos y gringos, que han abierto campamentos en Colombia, pretenden reducir nuestra soberanía política y militar. No podrán, pero debemos aprender.

Fundamentalmente necesitamos un gobierno serio, revolucionario y que tenga claro los retos que significa mantener independiente a la nación venezolana. Venezuela tiene que tener un plan de vuelo. Venezuela no puede permanecer impasible ante los atropellos e injerencismos de las burguesías globales. Suficiente. Uno de los mayores errores históricos nuestros ha sido callar cuando Colombia entró en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 2014. Y el Estado, y los venezolanos en general, hemos quedado estupefactos ante la agresión a nuestra moneda, que ha dislocado la economía y las relaciones de trabajo. Pendejada no es¡. Recordemos que territorio, población y reconocimiento internacional son las fuentes básicas de cualquier Estado, según el derecho internacional público.

¿Entonces, cómo es eso de que la Constituyente no tiene tareas por cumplir? Tiene muchas y a medida que pase el tiempo saldrán más. Por ejemplo, esto del socialismo debe debatirse. Puede servirnos la experiencia china, aleccionadora.

Definitivamente debemos comenzar una batalla contra la burocracia que reproduce valores de la burguesía. Ojo, no es siguiendo al Pingüino Freddy Guevara, o a este señor que tiene las cejas como gallina japonesa, Julio Borges, como este país va a salir adelante. Es defendiendo la soberanía –recordemos que la OTAN no quiere una fuerza militar bolivariana-, ni la oligarquía colombiana quiere una Venezuela faro en el continente. Entonces, que venga el debate, revolucionario. Y los próximos meses serán de vital importancia.

Por lo pronto, les repito la consideración sobre los alcances del socialismo. Lo  extraigo de una comunicación de un amigo español. Y vale la pena en este momento cuando el mundo está encendido. Los gringos están acorralados en lo económico, Europa sigue de conejillo anglo-gringo y América Latina colonizada en buena parte de su territorio, política y económicamente (Caso de Brasil, Argentina, Perú, Colombia y México). Leamos:

“Mao es extraordinariamente aplicable a la realidad venezolana actual y a sus contradicciones. Para empezar, Mao nos dice que la supuesta economía de producción socialista no existe. El Estado socialista es un aparato político, pero que rige una economía fundamentada en el uso y producción de capitales hasta llegar al comunismo. Por eso es que nos dice que el peor enemigo de un proceso de revolución no está en la burguesía económica despojada de su propiedad individual o accionarial, y de sus mercados, sino que el enemigo principal está entre los cuadros del Estado, que degeneran en burguesía burocrática si la ideología de transformación no preside el ejercicio de sus funciones. En tal mismo sentido, la supuesta dicotomía burocracia si o no, es ociosa. Es necesaria la burocracia precisamente porque debe gestionarse un proceso de descentralización de capitales que el pueblo, en sus comunas, transforma en fuerzas productivas sociales. La cuestión de la burguesía burocrática es una cuestión ideológica y de método de vida: hay que implicarla siempre con la vida del pueblo y con su trabajo, para que no genere ideología separada”.

De lo dicho anteriormente, hago público mi reconocimiento la Fiscalía por poner en la agenda de calle el debate de la lucha contra la corrupción, particularmente esa burocracia que dispuso de buena parte de nuestros dólares en conchupancia con negociantes que son fundamentalmente ladrones. Al mismo tiempo es bueno limpiar nuestra industria petrolera, bastión del proyecto soberano que inevitablemente debe asumir Venezuela. Esto debería estar claro para los 30 millones de venezolanos.

Necesitamos una banca que sirva. La que tenemos no nos sirve. Primero que todo es dependiente y neo colonial, sigue los postulados del Departamento del tesoro de Estados Unidos.

Otra cosa, producir es sencillo para una nación que tiene recursos suficientes en varios aspectos que posibilitan la actividad industrial, agrícola y de servicios hoy.  Es el caso de Venezuela. Esto no es teoría, se puede demostrar. Ah, pero no podemos seguir con el esquemita que nos dictó Nelson Rockefeller en el siglo veinte, tan bien seguido por sus discípulos liberales adecos y copeyanos, que permitieron que las transnacionales hicieran los que les viniera en gana.

Por ejemplo, producir vehículos deberá ser sencillo. Vea el caso de los carros, en Venezuela hoy los venden en dólares. ¿Qué es eso? Ah, pero aprendamos de otros países. Señor de la transnacional, oiga: no es que vas a venir a instalar una planta, vas a tener mano de obra barata y luego te vas, con cualquier excusa, sin dejar ninguna transferencia tecnológica. No. Aquí vienes, las instalaciones son venezolanas, los trabajadores están bajo normas venezolanas. El producto debe venderse en moneda nuestra, en un mercado donde vender carro no sea fruto de compadrazgos para que un dueño de concesionaria luego se vaya a vivir ricachón en Miami. Y de paso, la venta no puede estar condicionada a una empresa de seguros, y que finalmente se venda a crédito y por leasing. Eso es mercado. Y quedará algo para exportar.

Los venezolanos debemos pelar los ojos. Y que el diario “El Nacional” y cuanta chinchurrería periodística, despatillados, columnistas al servicio de la banca o intelectuales rajaos no nos caigan a mentiras.

Como vemos la Constituyente tiene mucho por hacer. Y como vienen elecciones de alcaldes, repito la propuesta para que se avance en la eliminación de la figura del concejal. Porque de verdad, ¿dónde están los concejales ante la especulación?

Por lo demás, la falta de cauchos obliga a Venezuela a pensar en transporte masivo en nuestras ciudades. Ahí está Bielorrusia, que produce tranvías y unidades ferroviarias. Por qué no le proponemos fabricar eso en Venezuela, ganar-ganar.

Y finalmente, debe rescatarse el proyecto de construcción ferroviaria Tinaco-Anaco. Eso es combatir la burocracia negativa.

¡Viva el pueblo venezolano!