No hay derecho constitucional, electoral ni político que soporte la barbaridad planteada por los jefes del peor gobierno de toda nuestra historia republicana: Diosdado Cabello y Nicolás Maduro
Manuel Isidro Molina
Que Diosdado Cabello haya sido el proponente inicial, no extraña por su proverbial brutalidad, déficit ético y carencias democráticas. Pero que el presidente Nicolás Maduro lo haya tomado en serio y además haya ampliado la magnitud del zarpazo, ya no solo es abuso de poder y desprecio del derecho público, sino el colmo de la sobre confianza de los delincuentes.
Por supuesto, me refiero al planteamiento loco de Cabello de inventar el adelanto de la elección de una nueva Asamblea Nacional para el domingo 22 de abril, junto con las presidenciales convocadas por la Asamblea Nacional Constituyente. Maduro –demasiado irresponsablemente, dada su condición de Jefe de Estado- le agregó el pichaque de la elección de los consejos legislativos y concejos municipales, no realizados arteramente el año pasado, cuando se eligieron gobernadores y alcaldes.
No hay derecho constitucional, electoral ni político que soporte esta barbaridad planteada por los jefes en disputa del peor gobierno de toda nuestra historia republicana: Diosdado Cabello y Nicolás Maduro. La lógica técnico-electoral tampoco los acompaña, por lo complicado de una mega elección como la expuesta por ambos dirigentes del abuso de poder, la corrupción y la piratería en el ejercicio del poder.
LA HUMILLACIÓN DEL CARNET
Realmente, no sé cuál de los dos es peor, si Cabello o Maduro, pero lo importante a destacar es que hasta ahora se han salido con las suyas, atropellando al país con descaro y prepotencia, a lo malandro. Este malandreo robolucionario les va a salir muy caro: el país está agobiado, empobrecido, maltratado y obstinado. Más del 80 por ciento de nuestros compatriotas no los quiere ni respeta, los aborrece, a pesar de la humillación del “Carnet de la Patria” y los demás controles dadivosos, que poco alivian y menos educan para el trabajo y la convivencia solidaria y productiva, mientras Venezuela sigue hundiéndose moral, política, económica, social y culturalmente.
Esa pretensión malandra de Cabello y Maduro, es inaceptable; su brutalidad es de antología mundial. Siento una inaudita pena ajena, como venezolano y luchador político y social de toda la vida: me asquean, la propuesta y sus proponentes: ¿Qué se creen, estos malandros, quienes se comportan como verdaderos capos del abuso de poder y la inmoralidad en el ejercicio de lo público?
JUGANDO CON CANDELA
En este momento terrible, que puede derrapar hacia una mayor esclerosis política, social y moral, bueno es citar a nuestro Libertador Simón Bolívar: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía.”
Nicolás Maduro, Cilia Flores, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez y Diosdado Cabello deben saber que están jugando con candela; y que la mayoría del país que no los quiere, no les va a permitir que abusen impunemente de la fe pública y de las magistraturas que ejercen.
Mi modesta recomendación es que paren, que dejen de abusar, de actuar dolosamente y con tanto descaro y prepotencia. Más que una recomendación, es mi exigencia firme como ciudadano. Soy convencido de que si llegan a materializar tal barbaridad, se arrepentirán porque históricamente serán execrados de la vida republicana por la inmensa mayoría del pueblo de Bolívar, que –empobrecido y sumido en el sufrimiento y la desesperanza- ya está harto de tantos desafueros, corruptelas y sinvergüenzuras.