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Propuestas como la de Maduro, son usuales en aquellos fascismos que han tomado la decisión de mantener sus respectivas autocracias
Rubén Osorio Canales
Al continuismo oficialista solo le faltaba saber si la MUD asistiría o no a la inconstitucional cita electoral convocada con premeditación y alevosía para el 22 de abril, para completar su estrategia dirigida a cerrarle todos los espacios a la oposición.
Habiéndose impuesto la no participación, el régimen extendió el objetivo de la convocatoria y por propuesta de Diosdado Cabello servirán para unas parlamentarias igualmente inconstitucionales y elevadas ahora por Maduro a niveles de mega elecciones, porque incluyó en la agenda todos los cargos de elección popular.
Unos pasos que a todas luces estaban previstos de acuerdo a como fueran viniendo las cosas, como es usual en aquellos fascismos que han tomado la decisión de mantener sus respectivas autocracias, a salvo de cualquier ataque.
Si algo asusta y nos deja perplejos, en esta hora siniestra de la nación, es la orfandad estratégica de las oposiciones, tanto de la electoral, como de la abstencionista. Si revisamos todos los casos en que la oposición ha sido sorprendida por decisiones dentro y fuera de la ley, propuestas por la autocracia dominante, nuestro asombro llegaría al infinito.
En este caso no he encontrado una mejor interpretación a la postura del régimen ante las elecciones del 22 de abril, que la de Andrés Caleca, ex presidente del CNE, cuando escribió en un twit “Dale que no viene carro” para definir cómo le habían dejado a un régimen, de por si abusivo, el terreno libre para que profundizara un fraude.
