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Pagan el doble por cada billete “grande”

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La reventa de los billetes de alta denominación ya supera el 200 % de ganancia para quienes optan por vender sus salarios y pensiones en el mercado negro del efectivo


Mónica Duarte

“Yo se lo vendí a mi vecina la semana pasada”, así explica Luis Madero, un caraqueño de 75 años, lo que hace con el dinero en efectivo que cobra mensualmente de su pensión. “Ella me deposita el doble y con eso yo hago un poco más de mercado. Aprovecho que ahora hasta los buhoneros y puestos de verduras tienen punto, ya que sin eso nadie les compraría”. A pesar de haber retirado 300 mil bolívares tan solo hace siete días, Madero vuelve a hacer la cola a las fueras de una agencia bancaria una semana después para poder recibir unos 100 mil bolívares más, que aún no sabe si volverá a vender o los gastará en el pago de algún servicio.

Como él, ya son muchos los pensionados y jubilados que optan por vender el dinero de la pensión que cobran íntegramente en efectivo, una suerte que no todos tienen, para obtener una ganancia. Y es que desde hace más de seis meses la escasez de efectivo agobia a los venezolanos que cada vez requieren más billetes para realizar operaciones simples que no se pueden cancelar por otro medio.

Por eso, aunque hoy la cantidad de dinero existente es 3.013 % mayor que hace un año, la proporción de efectivo disponible ha descendido. De un 7 % de la liquidez monetaria en marzo de 2017 se pasó a menos del 3 % para el mismo mes de este año.

SIN EFECTIVO

Este problema se solapa con la poca disponibilidad de formas alternas de pago, como el electrónico, lo que ha impactado directamente los derechos de los consumidores, según explica Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco). Por ello, las personas han tenido que dejar de adquirir bienes y servicios al no disponer del efectivo suficiente para poder pagar, asegura León Parilli.

“En Venezuela  la red de puntos de venta no está lo suficientemente expandida como para que exista un punto en todos los comercios. El tema de los estacionamientos es emblemático, la gente entra sin saber si va a poder sacar su carro, y los mercados populares y pequeños comerciantes también sufren, porque no tienen suficiente facturación como para que la banca les otorgue un punto de venta”, explica el abogado.

EL COMERCIO DEL BILLETE

Todo esto ha llevado a la creación de un comercio de billetes que, desde inicios de 2018 se han convertido en una mercancía más que puede ser vendida a un precio mayor a su valor nominal. En los centros de las ciudades el mercado de compra y venta de efectivo ha proliferado y se puede obtener ganancias de más de 40 % según el desgaste y denominación del papel.

En Caracas uno de estos lugares donde se venden billetes es el bulevar de Sabana Grande, en un recorrido completo se pueden conseguir más de 20 personas que ofrecen comprar dinero. Allí, se llega a pagar hasta en un 300 % sobre el valor impreso, si se ofrecen billetes en buen estado de 100 mil o 20 mil bolívares.

Sin embargo, no es la única forma de obtener el papel moneda. Los más habilidosos ofrecen a terceros pagarles el mercado con tarjeta de débito a cambio de recibir una suma igual o un poco menor de bolívares en efectivo.

Ingrid Gómez es una de ellos. Mientras hacía la cola en un supermercado en el centro de Caracas, notó que delante de ella un anciano iba a pagar en efectivo y ofreció hacerle un cambio: ella pasaría su tarjeta por unos 600 mil bolívares y él le daría los 500 mil que cargaba en la mano para hacer sus compras. “Los dos ganamos, él consiguió gastar unos 100 mil que antes no tenía y ahora yo tengo efectivo que me permite pagar otras cosas que se consiguen en la calle mucho más baratas o para mis pasajes de autobús a San Antonio”.

15.000.0000.0000. Actualmente en Venezuela existen 15 mil millones de billetes circulando.

3 % en efectivo. Por cada 100 bolívares circulando en la economía, solo 3 están en efectivo.

47.800 bolívares por cada billete. La producción de cada billete le cuesta a Venezuela unos 8 centavos de dólar, el equivalente a tasa paralela a 47.800 bolívares por cada pieza.

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DISPARIDAD DE PRECIOS

Luego de meses de escasez, el efecto de la falta de papel moneda no se queda en la compra de efectivo. Las ferias populares y vendedores informales han engrosado el mercado negro de los billetes al transar los bienes a diferentes precios según su forma de pago.

Esta disparidad de precios puede significar un ahorro de hasta 50 % en un mercado de alimentos. Un cartón de huevos puede costar 640 mil bolívares si se paga en efectivo a un buhonero mientras que en un puesto de mercado donde acepten pagos electrónicos se consigue a 1 millón 320 mil. Así mismo, una bolsa de harina pan puede conseguirse en 200 mil bolívares si se tiene bolívares físicos, o en 250 mil si se hace una transferencia bancaria.

En estas las zonas populares donde los comerciantes exhiben sus productos a mitad el precio que en establecimientos formales  el pago de billetes es una obligación. Por ello, no es sorpresa que las personas comiencen a reservar su dinero en efectivo para ahorrar en compras y no lo depositen en los bancos. Según las últimas declaraciones del presidente del Banco Central de Venezuela, Ramón Lobo, la cantidad de dinero que retorna a la banca no representa ni el 5 cieneto, cuando anteriormente el flujo circular era de un 70 por ciento.

RECARGOS ILEGALES

La diferencia de precios según el modo de pago, efectivo o electrónico, además de una dificultad para los compradores de precios también representa una violación a la “Ley de tarjetas de crédito, débito, prepagadas y demás tarjetas de financiamiento o pago electrónico”, vigente desde el 2008, que establece en su artículo 25 que no se puede realizar recargos ni excluir de las ofertas por el uso de tarjetas electrónicas.

“La situación es que, como el comercio necesita efectivo, está dispuesto a colocar el bien más económico solo para ponerle la mano al efectivo que tanto requiere.  Pero esto es otro golpe al consumidor y por eso las leyes lo prohíben. El comerciante tiene que reinventarse y convivir con el comprador pero sin lesionarlo”, afirma León Parilli, representante de la asociación de consumidores.

Esa reinvención a la que refiere el abogado ya ha tenido lugar en octubre de 2017, cuando se comenzó a instrumentalizar la Red de Pago Móvil Interbancario, una modalidad que buscar facilitar las transacciones persona a persona mediante una aplicación de teléfono inteligente. Sin embargo, su efecto ha sido limitado sobre las complicaciones de la crisis de efectivo.

“Ya nadie te paga en metálico, chin chin, como se decía antes. Ahora uno se ve obligado a aceptar transferencias o afiliarse a un Tpago para por lo menos estar seguro que la carrera te la van a cancelar. Pero no todo el mundo tiene eso, entonces se trabaja menos”, comenta Jorge, un taxista de una línea en el este de Caracas. Su carrera mínima puede costar 50 mil bolívares si se paga en efectivo y unos 100 mil si se cancela por una trasferencia electrónica.

Nuevas monedas comunales

Mientras el presidente Nicolás Maduro anunciaba a mediados de marzo una reconversión monetaria que eliminará tres ceros a la moneda y promete tener unas 5mil piezas del “bolívar soberano” en circulación, las alternativas locales a la depreciación y desaparición de los billetes no han faltado.

El caribe, el panal, el zamorano y elorza son algunos nombres de monedas comunales que han surgido en todo el territorio nacional para poder cancelar las cajas CLAP y otros productos que comercializan los consejos comunales.

Ya en diciembre de 2017 el panal, la primera de estas iniciativas recientes promovida por los colectivos Comuna El Panal 2021 y Alexis Vive, comenzaba a circular en Catia, al oeste de Caracas, con un valor de 5 mil bolívares por cada panal. Este cambio de moneda se realiza en el BanPanal, un local comercial que comienza fungir como agencia bancaria y en el que cada persona puede comprar la moneda mediante un punto de venta, para luego canjearla por productos que los propios colectivos controlan y producen.

Por su parte, a mediados del pasado marzo surgió en Apure otra moneda paralela creada vía decreto por la Alcaldía del municipio Rómulo Gallegos. Esta se usó en la comunidad como forma de pago durante las ferias tradicionales de la ciudad de Elorza para cubrir la falta de efectivo.

Más recientemente, el 15 de abril, la alcaldesa del municipio Libertador de Caracas, Erika Farías, anunció que repetiría la misma iniciativa con “el Caribe”, que serviría para la compra de alimentos en mercados del Gobierno. Su valor sería de mil bolívares y su denominación iría de 5 a 100 caribes.


¿Cuánto vale el efectivo venezolano?

Para que la economía nacional funcione correctamente  la relación entre el dinero en efectivo y la liquidez monetaria debería ser capaz de cubrir las transacciones económicas requeridas en billetes. Los expertos económicos aseguran que, aunque no hay un porcentaje establecido de cuanto debería representar esto, en el país la proporción se ha quedado rezagada.

Luego de haber mantenido un promedio entre el 9 y el 12 % durante los últimos 5 años, en marzo de 2018 la disponibilidad de efectivo llegó a un mínimo histórico en la que solo representaba 2,9 % de la liquidez. Es decir, de cada 100 bolívares que circulan, solo 3 están en efectivo.

Sin embargo, toda esa cantidad de bolívares circulantes equivale solamente a unos 530 millones de dólares, si se calcula el cambio de todo el dinero a la divisa en la tasa promedio del mercado paralelo.

Esto, a pesar de que la cantidad de piezas monetarias que circulan en papel alcanza un aproximado de 15 mil millones entre las 13 presentaciones de billetes que hoy coexisten en el mercado venezolano.

Pero el Gobierno nacional pretende suplantar todo este papel moneda que se tiene hoy con 5 mil piezas de un nuevo cono monetario para el mes de junio.

Una impresión que le costará al país cerca de unos 600 millones de dólares según los cálculos del economista Omar Zambrano, quien asegura que cada billete cuesta entre ocho y nueve centavos de dólar producirlo.