En los casos nicaragüense y boliviano la reacción popular obedece a la injerencia del imperio norteamericano y “no al malestar del pueblo y en los demás países es el grito de los oprimidos”
Absalón Méndez Cegarra
En los años 1847-1848. Karl Marx y Friedrich Engels, dieron inicio a su “Manifiesto Comunista” señalando, que: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Eran tiempos en los que las ideas comunistas comenzaban a propagarse en el viejo continente.
Parafraseando a los autores del “Manifiesto Comunista”, podemos decir, hoy, que: “un nuevo fantasma recorre América Latina: el fantasma del castro-chavismo”.
América Latina y el Caribe, forman un sub-continente que, en política, luce inestable. Pareciera que nunca termina de consolidarse. Su historia colonial y republicana está caracterizada por ideas independentistas y de libertad que terminan cambiando de imperio y en convulsiones políticas: caudillismos, revoluciones, dictaduras militares y civiles, golpes de Estado, entre otros fenómenos políticos. En América Latina y el Caribe se han ensayado y ensayan casi todos los modelos políticos conocidos hasta ahora en la historia mundial, inclusive, los monárquicos, sin tener las viejas monarquías; pero, hemos construido nuevas, en las que el poder se transmite, también, por vínculos sanguíneos y de otro tipo. Cuando algún modelo político, por ejemplo, el modelo republicano, democrático, partidista, comienza a consolidarse, aparece un evento, digamos, revolucionario que lo desestabiliza todo. Nuestras revoluciones son personalistas. No revolucionan nada. Al contrario, involucionan, se trata, simplemente, de una forma de conquistar el poder, independientemente de la voluntad del pueblo.
En la década de los años 50-60 del siglo pasado, cuando varias de las dictaduras militares latinoamericanas cesaban y las grandes potencias mundiales descansaban de la guerra y disfrutaban el reparto del mundo, surge en Cuba, isla del Caribe, la revolución encabezada por Fidel Castro, cautivando al pueblo con promesas de redención social. Estas ideas revolucionarias entusiasman a muchos países no solo latinoamericanos sino de otros lugares del planeta, razón por lo que la revolución cubana se convierte en artículo de exportación.
IDEOLOGÍA Y DINERO
La dictadura de Fidel y Raúl Castro encuentra un aliado en Venezuela cuarenta años después. Hugo Chávez, un militar de mediana graduación, logra el poder por vía electoral, luego de un golpe de Estado frustrado y, de inmediato cae de rodillas ante el castrismo habanero. A partir de ese momento nace el castro- chavismo. Los Castro, aportan la ideología, es decir, la manera de someter ideológicamente a un pueblo; y, Chávez, aporta el dinero para comprar voluntades de apoyo en América Latina, el Caribe e, incluso, más allá.
Este nuevo fantasma está recorriendo las venas de los latinoamericanos y caribeños y, también, está tocando las puertas del viejo continente. Pues, al parecer, lo que sucede en Venezuela bajo la bandera bolivariana resulta del agrado a mucha gente.
LA BRISA
La seguridad social, como cosa curiosa, y, en especial, el tema de las pensiones, se ha convertido en un elemento que justifica la conflictividad social de nuevo tipo. En la Nicaragua de la dictadura de Ortega, la protesta social surgió como consecuencia de la reforma de la seguridad social, al menos, como razón aparente. Nicaragua, digamos, en fecha reciente, ha sido la “chispa” que ha encendido la protesta social en Brasil, Ecuador, Argentina, Chile, Bolivia, Colombia, hasta ahora. El epicentro de todo está en el eje Cuba-Venezuela, lo que llama Diosdado Cabello, líder de la “revolución” chavista, a título de amenaza, las “brisas bolivarianas”. Estas brisas están soplando con fuerza para desestabilizar los gobiernos democráticos del continente, lo que ocurre es que el sol sale para todos y cuando hay brisa, ésta puede esparcirse por cualquier lado y, en este caso, ha tocado a Nicaragua y a Bolivia, colonias del castro-chavismo, así como a las democracias de Brasil, Argentina, Ecuador, Chile y Colombia.
Ahora bien, el castro-chavismo tiene su explicación al fenómeno. En los casos nicaragüense y boliviano la reacción popular obedece a la injerencia del imperio norteamericano, no al malestar del pueblo; en cambio, en los demás países es el grito de los oprimidos pidiendo libertad, igualdad y justicia social. La brutal represión de Nicaragua y Bolivia está plenamente justificada. La represión de los otros países es violatoria de los derechos humanos. Y, en Venezuela y Cuba, la represión impide la protesta social y no pasa nada. Al dictador fraudulento de Bolivia se le está violando el derecho humano a continuar siendo dictador. Igual al dictador fraudulento bolivariano. Cuidado con el nuevo fantasma: el castro-chavismo.