Luis Fuenmayor Toro
La salida del aire del programa “Vladimir a la 1” de la parrilla de Globovisión es una demostración más de que la libertad de opinión e información es algo que molesta enormemente al gobierno de Maduro.
Está en sus genes políticos, no les gusta, les desagrada, les irrita, que cualquier persona tenga una opinión distinta de la que ellos tienen, que los critiquen de alguna manera y, mucho más, que lo haga público a través de un medio que lleva el mensaje a una gran cantidad de personas. La cuestión se hace intolerable cuando quien lo dice tiene cierta influencia comunicacional en su audiencia, lo que conlleva a tener efectos políticos indeseables para el gobierno, que piensa además que las señales radioeléctricas son de su propiedad. Surge así la necesidad de callarlo a como dé lugar.
Vladimir Villegas, a quien conozco desde su época de estudiante de la UCV, es un periodista exitoso, con buena credibilidad, además de ser un político activo desde siempre, miembro de una familia de políticos y luchadores sociales, comenzando con su padre y siguiendo con sus hermanos, en especial Mario, militante siempre de la lucha por la justicia social, la verdad y la libertad. Este origen e historia le da muchas ventajas a Vladimir y un mayor impacto que a otros en su diaria labor comunicacional. De hecho, se transformó en la persona más importante públicamente de Globovisión, con tres apariciones diarias de su programa y su presencia además, junto con Manuel Felipe Sierra y Kiko Bautista, otros dos buenos periodistas, en otro programa diario de naturaleza política.
Luego del “editorial” de Vladimir Villegas en su programa “Vladimir a la 1”, cuando tuvo como entrevistado al politólogo Daniel Santolo, comenté que en los temas tocados había tenido una posición muy objetiva y sincera, seria, sin ambigüedades y dirigida tanto al gobierno como a la oposición extremista. Una exposición de esas que el común de la gente califica de valiente y que, junto con sus presencia en un nuevo programa, “Vladimir a la carta” por Internet, pueden haber determinado su salida de Globovisión. Para algunos, la salida estaba prácticamente decretada desde antes, lo que llevó a Vladimir a buscar otro medio para llevar adelante la difusión de sus posiciones políticas. Otro aspecto que se especula es que la importancia de Globovisión se ha reducido en forma importante con la ida de DirecTV del país, por lo que no vale la pena soportar tantas presiones para tan poco beneficio.
En cualquier caso, se acaba de terminar uno de los pocos espacios televisivos de opinión, denuncia y discusión política, que había alcanzado una muy buena audiencia televisiva, que se venía haciendo cada vez más plural e interesante y que se había desarrollado en forma constante de menos a más y con aún muchas posibilidades de seguir creciendo cualitativamente. La soberbia, la ignorancia y el miedo gubernamentales no soportaron una presencia televisiva, que con sus “animadores” improvisados no podía enfrentar con seriedad y eficacia. Una de las grandes carencias de este gobierno, producto de sus formas sectarias de actuar y de su desprecio por el conocimiento y la formación profesional, es la escasez de profesionales de calidad en prácticamente todos los sectores de la vida social y las disciplinas existentes. Lamentamos la terminación del programa y su significado: un nuevo golpe a la libertad de opinión e información, que nos ratifica que el gobierno no quiere impulsar ningún cambio real en sus políticas, a pesar de su estrepitoso fracaso. Sabemos que para Vladimir, quien por supuesto tiene nuestra solidaridad total, no fue ningún golpe mortal, acostumbrado como está a la lucha política en Venezuela.