No somos ya, país petrolero. Ni siquiera, país. Ni lo seremos, otra vez, hasta que no depongamos y castiguemos con severidad legal, a los patoteros que la siguen saqueando
Omar Estacio Z.
Como si Brasil, en lugar de exportarlos, tuviera que fichar delanteros, de otro país. Como si un escocés, se viese en la necesidad de emborracharse con Jack Daniels, destilado en Lynchburg, Tennessee, Estados Unidos de América. O el de un hipotético, paraguanero, precisado a importar chivos.
Venezuela, a despecho de haber sido un peso pesado de la organización, ha sido descertificada por la OPEP como petrolera.
A los supuestos revolucionarios, los botan de cualquier lado. De, EE UU, del territorio de la Unión Europea, de Canadá, de los bancos búlgaros. Les niegan las visas o los hacen que se larguen, como en la OEA, Mercosur, el Pacto Andino.
“De mejores sitios nos han echado” eso es lo que responden siempre. Como la menor de la familia Rodríguez-Gómez, en el bochornoso – para ella glorioso – episodio de Barajas, Madrid, de donde fue sacada en volandas, por la Guardia Civil por el delito mafioso de acarrear dinero sucio. Comenzó el interrogatorio, en el cuartico que cada aeropuerto reserva para criminales peligrosos: “¿Primera maleta?” “Con candado y bien cerrada/ pues en ella está el dinero/ correspondiente a la mesada/ del gandul de Zapatero”. “¿Segunda maleta?” “Esa tampoco, trae poco / por el peso ¡está repleta! / lo confieso sin sofoco/ ¡son las coimas del “Coleta”! 40 maletones más, de y para, 40 ladrones. O, mil o diez mil. Ese es nuestro, día a día. Trágico. Ruinoso.
Chávez adunó todos los defectos de los venezolanos, sin sumar ni una sola de nuestras virtudes. Sus supuestos hijos políticos son todavía más depravados, en lo de apropiarse de los lados más oscuros del gentilicio. En los casos petroleros y de Acción Democrática, muy recientes, que acabaron siendo uno solo, por ejemplo. Secuestraron dicho partido político, sus seccionales, locales, el Comité Nacional, pero en lugar de aprovechar lo bueno, entre otros, el legado petrolero de Juan Pablo Pérez Alfonso, Padre, indiscutible, de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, optaron por apropiarse de lo peor ¡El “compañerito”, Bernabé!
¡Non è vero ma è ben cantato! El cronista, tiene para sí, que la noticia de la supuesta descertificación, es falsa. A la OPEP, no le corresponde certificar o descertificar, quién es o ha dejado de ser petrolero. Aún así, de ser mentira, ha sido bien cantata. No somos ya, país petrolero. Ni siquiera, país. Ni lo seremos, otra vez, hasta que no depongamos y castiguemos con severidad legal, a los patoteros que la siguen saqueando.
La narcoRobolución, ha retrotraído a Pdvsa, a la producción día/barril de 1930, es decir, a la primera década tal industria en Venezuela. Ni siquiera, se sabe a ciencia cierta, si la baja a 200 mil diarios que habría desencadenado la supuesta descertificación es todavía mayor. En cualquier supuesto, todavía, habría que restarle a esos barriles: Los derrames (el más reciente en Golfo Triste, causado por la refinería de “El Palito” que, de la mano del ecocidio en el Arco Minero nos empujan por despeñadero de la desertización); lo que se roban, socapa de los pretendidos cambalaches por comida para los Clap, no apta para humanos; los descuentos, por no decir chantajes, de los dealers más inescrupulosos, únicos que se atreven a comprar crudo subrepticio, en alta mar, trasegado por desgobierno paria, en medio de la nocturnidad, cual prostituta callejera, apuradita, por pactar sus servicios a través del peor chulo.
Años atrás, la momia antes referida, quiso vendernos otra mentira, mal cantada: la chapuza que éramos el país ¡con las mayores reservas petroleras “probadas” del Mundo! Y, él ¡Oh! es decir, el chapucero, no la Madre Naturaleza ¡el artífice de tal campeonato mundial! Algo podrido apestaba en la Dinamarca de tal palabrería. En aquel mapa de Suramérica, que apoyó la perorata, pintado en blanco, equivalía a reservas cero o insignificantes, a excepción del punto negro, que coincidía, metro a metro, con los límites de Venezuela y que significaba hidrocarburos a borbotones ¿Reservas “probadas” por quién? ¡Por, el farsante en persona! Hasta el sentido común es refractario a semejantes prodigios geológicos. La consultora noruega, Rystad Energy, entre otras, calculó que las reservas reales de petróleo recuperable, re-cu-pe-ra-ble, puntualizamos, de Venezuela son 75.000 millones de barriles. Menos de un cuarto de la cifra oficial de 302.300 millones de tal balandronada. Sea como sea, si la última de las cifras, es la real ¿Dónde están millones “faltantes”, que hasta nos expulsan de la OPEP? Cada vez que se habla de “faltante”, en Venezuela, todos los dedos acusadores apuntan hacia Diosdado. En este caso, sería una injusticia culparlo, el pobre.
¿Y no existe – me recriminarán – algún filo halagüeño, en todo lo anterior que nos devuelva la fe en el porvenir?
Por fortuna – y valga el oxímoron- la mencionada pandilla, aparte de ladrona, es trascendentalmente inepta. Caso contrario, ya hubiesen extraído esos 75 o 302 mil millones de barriles. Gracias a Dios. De todas formas, hay que botarlos pronto. Antes de que sea tarde.
@omarestacio