La historia de esta golpeada Venezuela es producto de una sucesión de colmos. En las llamadas crisis, cuando el malestar social llega al más alto nivel de desesperación del que pueden nacer serias amenazas para el orden establecido, de manera invariable surge una política salvadora dispuesta a convertirse en mando y poder e instrumentar de inmediato medidas de emergencia contra los males y poner de lado el colmo vigente.
La invasión europea de 1492, ante los obstáculos que consigue, pone fin al colmo establecido por unos originarios, supuestos salvajes, violentos, que se comían unos a otros y no adoraban a Dios. Se tomó la religión como justificación de esta empresa de salvación y asalto. De allí, dice Gómara, el ultimátum a quien califican como “indio”: ¡Hazte cristiano o muere!
Comenzaba así una masacre sin precedentes en nombre de la civilización, la cultura y el despojo. Y llegan al colmo cuando bautizan esta operación asesina como ‘descubrimiento’, realizado bajo el pretexto de “traer e implantar humanidad” y de este modo acabar con la animalidad salvaje, no creyente y violenta.
Derrumbado el colmo de los originarios de la vida y la libertad, 300 años después, a partir de 1810, se levantan los salvadores patriotas llamados a acabar con el colmo invasor. La república paezcista fundada en 1830 acaba con lo que considera el colmo de la libertadora-bolivariana.
La guerra federal liquida el colmo Páez con el Pacto de Coche de 1863 y la toma del mando-poder por Guzmán Blanco en 1870, quien da continuación al colmo caudillista encargado de conducir lo que se tiene como república independiente, libre, democrática y soberana. Con estricta militancia en la mentira para la manipulación creada por la Escuela francesa de la “libertad, igualdad y fraternidad”.
El colmo de esta autocracia de 18 años da paso a pequeños y desintegrados colmos que culminan en la revolución liberal restauradora de 1899. El colmo del castro-gomecismo lo limita la muerte en ambos casos y da paso en 1935 a colmos de transición, “revolucionario”, dictatorial y ‘democrático’.
El ‘proyecto revolucionario’, iniciado en 1999, es calificado como el colmo por las oposiciones ya en el 2002 y aún se mantiene. Forma parte de 210 años de colmo que tiene como único beneficiario la riqueza y los caudillos-autócratas-salvadores-libertadores.
La mayoría, controlada por la pobreza y la manipulación, sigue condenada a ser un colmo más al que se le aplica la doctrina ‘político-ideológica’ de la compra-venta para la sobrevivencia.
Sancho, ¡esta historia es colmo tras colmo de miserias! Y así seguirá mientras los politiqueros sean sus militantes y la mayoría parte de la misma hasta con el hambre de la muerte encima.
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