Son siempre los jóvenes la vanguardia de la rebelión contra la tiranía, por idealistas y valientes
Jesús Antonio Petit Da Costa
Se cumplen hoy 63 años de la rebelión estudiantil (que no huelga) del 21 de noviembre de 1957, con la cual hizo acto de presencia en la historia mi generación llamada de 1958 porque fue dos meses después (21-01-58) cuando estalló la rebelión popular que ella antecedió y la cual derrocó a la tiranía de entonces.
La rememoro, no por complacencia de actor, sino para deducir las lecciones aplicables a la situación presente:
1.- Tanto la generación del ‘58, como su antecesora la generación del ‘28, nos enfrentamos a una dictadura totalitaria. No había elecciones y, por consiguiente, no había diputados, gobernadores ni alcaldes de oposición. En consecuencia, no había políticos colaboracionistas (busca-puestos) ni comerciantes con la tiranía (corruptos). Todos los líderes políticos de oposición eran honestos, muchos exiliados, otros tantos presos y unos cuantos perseguidos. Ninguno era empleado público ni promovía diálogos. Eran un ejemplo de dignidad para nosotros.
La desgracia de esta época es que los políticos de la MUD-G4 son empleados públicos que no pueden estar sin un cargo. Lo justifican diciendo: “hay que defender los espacios”. Ha sido una oposición de busca-puestos, que sirven de comparsa electoral al fraude y a la farsa, lo que constituye su debilidad ante el tirano que sabe cuál es el precio de cada uno.
Traicionaron a la juventud estudiantil que espontáneamente se lanzó a las calles en 2014 y 2017″.
Si la abstención masiva del 6D nos pone en la misma situación en que estábamos en 1957, como espero, tal vez entonces los políticos aprenderán a hacer oposición de masas y a ganarse su liderazgo sin cargo. De este barajo del liderazgo, que hará sobresalir a los honestos y valientes, saldrán los líderes del contragolpe constitucional con el cual se iniciará la nueva etapa histórica.
2.- La generación del ‘58, como su antecesora del ‘28, fuimos la vanguardia de la lucha contra la tiranía, siguiendo la tradición venezolana desde la Sociedad Patriótica de 1810. Son siempre los jóvenes la vanguardia de la rebelión contra la tiranía, por idealistas y valientes.
La desgracia de esta época es que los políticos de la MDU-G4 han cometido el mayor crimen político contra la juventud: a) Corrompieron a los líderes estudiantiles de 2007 con dinero y cargos que les suministraba la tiranía por medio de gobernaciones y alcaldías y hasta algunos los hicieron diputados para que se echaran a perder a temprana edad;
y, b) traicionaron a la juventud estudiantil que espontáneamente se lanzó a las calles en 2014 y 2017, en lugar de darles la dirección adecuada para que la rebelión juvenil se transformara en rebelión popular que derrocara a la tiranía, como sucedió en 1957-1958. Vista esta experiencia, el liderazgo juvenil que surja será, no sólo contra la tiranía, sino contra la MUD-G4 (Que se vayan todos), corresponsable de la sangre derramada inútilmente por los jóvenes héroes de aquellas jornadas inolvidables.
23 días después cayó. Vale para hoy la frase de ayer. Y la lección de mi generación del 58, de nuevo vigente»
3.- Soy optimista respecto al futuro inmediato por las mismas razones que lo fui en los momentos más difíciles de 1957: a) Como me tocó participar en la dirección de la rebelión estudiantil debí convencer a independientes e indecisos. Muchos me preguntaban: ¿nos aseguras tú que, después de nosotros, se van a rebelar los militares y derrocar a Pérez Jiménez? Y yo contestaba: “Con toda seguridad”.
No mentía, porque aunque nadie me lo había dicho mi análisis de la situación me había llevado a esta conclusión. Es lo mismo que pienso ahora de la rebelión juvenil que se produzca. b) En la nochevieja de 1957, compartiendo soledad, mis compañeros de lucha dudaban de que el tirano cayera.
Mi respuesta fue: “Si no cae en poco tiempo quemaré todos los libros de historia y de política que tengo, porque me han mentido. Son ellos los que me han convencido que el tirano caerá pronto”. Y acerté. 23 días después cayó. Vale para hoy la frase de ayer. Y la lección de mi generación del 58, de nuevo vigente.
EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Exprocurador general de la República. Expresidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela