Acaso pensaba Trump que, al darle cancha al supuesto interino, estaba propiciando el mayor engaño
Domingo Alberto Rangel
La ciencia, los grandes laboratorios transnacionales, e incluso las universidades, no toman en cuenta un mal que pasa desapercibido siendo más dañino que el Covid-19.
Me refiero a la estupidez que a través de siglos ha causado más daño que guerras y terremotos, y la cual casi siempre nos acompaña como si fuese un asintomático irresponsable.
La señora nos hace perder tiempo, lo cual es dinero, mientras incita a grandes segmentos de la sociedad para seguir trapos rojos, como el pobre toro antes de ser liquidado por el estoque del torero.
Pretende continuar eternamente como ‘interino’ en la presidencia de ningunaparte, para meter impunemente mano en los haberes de la República»
Las muestras de este mal son muchas y se puede decir que sobran. Son tantas, pero tan pobremente observadas, que es difícil mostrar ante el público las más evidentes. Esto sin que algún contaminado, creyéndose por encima del resto de los venezolanos, me acuse de jugar para alguno de los bandos.
Muestra más que evidente de estupidez son las acciones del diputado autoproclamado que, después de su avisado fracaso, pretende continuar eternamente como “interino” en la presidencia de ningunaparte, donde, sin embargo, puede meter impunemente mano en los haberes de la República.
El señor Guaidó indiscutiblemente no está contaminado de estupidez porque ni la avaricia, inmoralidad o tendencia a robar lo que no le pertenece son características del estúpido.
Pensaron que para remendar los inmensos, y de muy larga data, males de nuestra sociedad, daría la talla un político»
Pero los gobernantes yanquis y grandes medios que tanta propaganda le hicieron en estos años, o son muy estúpidos o son socios del bandido. También quienes lo deberían detener para ser sometido a juicio, y no lo hacen, dejando al malandro seguir haciendo de las suyas y causando mucho daño.
¡Aquí no hay ni puede haber términos medios!
Acaso pensaban los funcionarios del gobierno Trump o los senadores de la Florida que al promocionar y darle cancha al supuesto interino propiciaron el mayor engaño que ha habido en mi país.
Pensaron que para remendar los inmensos, y de muy larga data, males de nuestra sociedad, daría la talla un político cuya hoja de vida solamente contenía haberle mostrado el trasero a una mujer policía, quien cumpliendo con su deber le exigía a Juan Guaidó desmontar una guarimba donde el susodicho se había atrincherado y no dejaba transitar vehículos de personas que iban al trabajo.
¿Podía hacer semejante labor un político de cuarta categoría, quien en su experiencia laboral nunca pasó de vendedor jamás ascendido en una tienda?
¿Para qué tildar de monstruo y otros peyorativos a quien como Duque ha sido cómplice y jefe de paracos colombianos?
Pero en otras playas también abundan otras estupideces para comentar en estos días de extrañas navidades. Por ejemplo, la masiva campaña del gobierno contra el presidente de Colombia, Iván Duque, de quien antes que salgan a tuitear furiosos otros estúpidos advierto no es santo al que le pongo o le pondré velas.
¿Para qué tildar de monstruo y otros peyorativos a quien como Duque ha sido cómplice y jefe de paracos colombianos, descuartizadores de seres vivos, traficantes de drogas etcétera, porque dijo que no pensaba vacunar inmigrantes venezolanos ilegales en su país?
En todo país que se respete, empresa privada, familia o incluso cuando uno planifica lo que se piensa hacer la semana siguiente, hay prioridades, y la de cualquier gobernante, incluido el señor Duque, son sus connacionales.
En el fondo esta estupidez termina siendo justificativo para el derroche que ha llevado a la bancarrota a los gobiernos»
¿O aquí, donde llevamos al menos cuatro décadas de gobiernos populistas, acostumbrados a regalar lo que no es de ellos porque le pertenece a la Nación, son los esquimales?
En el fondo esta estupidez termina siendo justificativo para el derroche que ha llevado a la bancarrota gobiernos venezolanos por cuyas manos han pasado cientos de miles de millones de dólares, fortunas jamás soñadas por otros gobernantes latinoamericanos.
@DomingoAlbertoR
EL AUTOR es ingeniero civil, consultor, asesor y dirigente político. Premio Nacional de Periodismo 2019, mención Opinión.