Solo que a última hora sale el tercio, y entonces suelta que, primero, tienen que levantarle las sanciones, que pesan sobre él y su entorno gubernamental; segundo, reconocimiento a la Asamblea Nacional electa el pasado 6 de diciembre
Enrique Meléndez
Hay demasiada soberbia en esta gente, como para ceder el poder por las buenas; que sería el objetivo de los diálogos, si es que se retoman; pues ya Nicolás Maduro condicionó la situación, de manera que él ya ganó el juego.
Porque que lo que se quiere es llegar a un consenso generalizado, y que consiste, primero, en que tiene que producirse un cambio de carácter político; segundo, que ese cambio tiene que ser por la vía pacífica, pues ningún país de la comunidad internacional está interesado en plantearse una invasión militar a Venezuela; tercero, la única alternativa que nos queda es la realización de unas elecciones presidenciales y legislativas.
He allí lo que esta gente no quiere entender, y entonces Maduro condiciona la situación, para llegar a un diálogo con Juan Guaidó; que era lo que estaba planteado para el momento, en que se crea un ambiente, motivado por la presencia en el país de una delegación oficial de Noruega, que por incitación de Estados Unidos y la Unión Europea, retomó dicho tema, y así hubo un momento en que casi los vimos cara a cara; sólo que a última hora sale el tercio, y entonces suelta que, primero, tienen que levantarle las sanciones, que pesan sobre él y su entorno gubernamental; segundo, reconocimiento a la Asamblea Nacional electa el pasado 6 de diciembre.
Tercero, devolución de las cuentas bancarias, que le fueron confiscadas a Pdvsa, y que continúe la fiesta; que es lo que entiende esta gente por gobierno: derroche del bueno; tanto más ahora, cuando se espera un repunte de la economía a escala mundial, a propósito de la post-pandemia, que ya se asoma en el horizonte, y así veamos un desencadenamiento de las situaciones, que van a dar lugar a un repunte de los precios petroleros.
La oposición terminó dándole la espalda a esta alternativa; que pudiera dar lugar a un entendimiento por la vía pacífica, visto este comportamiento demasiado arbitrario y soberbio del gobierno; que, por lo demás, sabe que lo que finalmente saldrá de allí será la entrega de la corona»
Pero, primero Maduro se ha lanzado una fanfarronada de esas propias de un tiranuelo, al que siempre le asiste la razón, de lo que dice: “le hicimos entrar a esa oposición apátrida por el carril del diálogo; que era lo que no querían entender”. ¿Qué país puede abrigar un instante de paz con un jefe de Estado que vive en una permanente provocación?
Porque es verdad que, hasta ahora, el más entusiasta, para participar de este proceso de negociaciones, que se iniciaron, precisamente, en Noruega, ha sido la gente del gobierno, a la cabeza de Jorge Rodríguez: el problema es que va a allí, acuerda a las mil maravillas las cosas, que se le han puesto en la mesa, sólo que al final no las acata. Incluso, se habló que en uno de los últimos diálogos, que se desarrollaron en República Dominicana, se le trató de imponer un documento a Julio Borges, y donde estuvo metida la mano del ex presidente español Rodríguez Zapatero; el hecho cierto es que la oposición terminó dándole la espalda a esta alternativa; que pudiera dar lugar a un entendimiento por la vía pacífica, visto este comportamiento demasiado arbitrario y soberbio del gobierno; que, por lo demás, sabe que lo que finalmente saldrá de allí será la entrega de la corona.
Fue por esto que Diosdado Cabello se adelantó a la jugada, y dijo que las elecciones presidenciales no se negociaban. Ellos ganaron ese proceso en el 2018, y perros a cagar, como se dice en criollo ramplón. El problema es que el círculo se le cierra cada vez más, y es por esto que se llegó de nuevo a ese ambiente de diálogo; porque es verdad que la estructura de mafias, que operan en el país, se desenvuelven libres y a sus anchas, y que en algunos de los sectores hasta se están matando por luchas territoriales.
Aquí de lo único que se está viviendo es de una ficción: el circulante monetario que lanza Maduro mensualmente a través de salarios y bonos; sin ningún respaldo monetario»
En ese sentido; estando de por medio el negocio de las drogas, y que por todas partes se aplica la política del matraqueo con toda la impunidad del caso; sólo que no hay gasolina; lo que implica que todo se te paraliza, y así tenemos un país a punto de colapso: ¿eres inmune a las sanciones? Mira lo que está sucediendo a nivel nacional: colas y colas de carros en el entorno de las estaciones de servicio, y ya está en alerta la opinión pública a lo expuesta, que se va a ver la población a la falta de alimentos; teniendo a la vista, que ya no hay modo de transportarlos del campo a la ciudad, con motivo de la escasez de combustible para el transporte pesado.
He allí la punta del iceberg, y que es lo que está más a la vista; pues en todos los ámbitos de la vida nacional la situación es demasiado crítica. Tenemos una red hospitalaria en el suelo; por ejemplo. En los hospitales no hay agua; en los baños están en muy mal estado pocetas y lavamanos; los pacientes hasta tienen que colaborar con la comida de los enfermeros. Por supuesto, todo lo que son insumos médicos y materiales quirúrgicos los tienen que poner los pacientes. El precio de las medicinas no está al alcance de nadie; si se toma en cuenta que el mínimo no baja de diez millones de bolívares; esto es, más que un sueldo mínimo.
De aquí saltamos a la alimentación: una sociedad hambrienta, y así sucesivamente, todo un cúmulo de vicisitudes, que no es posible seguir escurriendo; que el gobierno tiene que enfrentar, y que sabe que no puede, y esto lo bate en los diálogos hasta la propia dirigencia del PSUV; que discute a diario estas cosas, y que sabe que no hay dinero y que, al contrario de lo que esperaban de Joe Biden; que iba a venir con un levantamiento de las sanciones; borrón y cuenta nueva, amenaza más bien con acentuarlas; pues, por lo demás, ningún organismo multilateral está dispuesto a prestarle asistencia financiera al gobierno de Nicolás Maduro; pero no sólo por el problema de las sanciones, sino también porque en el país no existen ni garantías jurídicas ni garantías económicas.
Aquí de lo único que se está viviendo es de una ficción: el circulante monetario que lanza Maduro mensualmente a través de salarios y bonos; sin ningún respaldo monetario, y que es lo que fundamenta esa proyección de los economistas, que estiman un dólar a 12 millones de bolívares para finales de año.
EL AUTOR es escritor y periodista egresado de la Universidad Central de Venezuela y del Instituto de Estudios Superiores de América Latina, IHEAL – Universidad París III. Especializado en economía y política. Redactor del periódico La Razón.