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El convicto Alex Saab y otros pretextos ruidosos #Análisis #OscarBattaglini

El “efecto Saab” puede tener la utilidad de “patear” la mesa como hicieran en el pasado, solo que esta vez no les va a resultar tan fácil la jugada

Oscar Battaglini

Todavía la opinión pública nacional e internacional no se ha repuesto de la sorpresa que le produjo el anuncio hecho por el “plenipotenciario” del madurismo en las negociaciones políticas que se vienen adelantando en Ciudad de México, en el que se da a conocer que el gobierno ha decidido incorporar el nombre (y decimos el nombre, porque de manera presencial no será posible) del convicto Alex Saab a su representación en tales negociaciones.

Como es del conocimiento público, Alex Saab fue detenido en la isla de Cabo Verde (África) bajo el cargo de blanqueo de capitales en los Estados Unidos y otros países por el orden de más de 350 millones de dólares. En la especificación que se hace de esa imputación, y por la cual las autoridades norteamericanas les solicitaron a las de Cabo Verde, la detención y extradición a su territorio, se señalan hasta ocho delitos, siete por lavado de dinero y uno por conspiración para cometer esta actividad ilícita.

Se señala igualmente que en nuestro país Saab se habría aprovechado del control cambiario impuesto por el régimen chavista, para obtener dólares preferenciales presentando documentos de importación obtenidos mediante el soborno de algunos ministros de la administración chavista. Finalmente se señala que esos sobornos fueron cancelados en los Estados Unidos, y que Saab aprovechó su estancia en Miami, para transferir importantes sumas de dinero a bancos de esa ciudad con tal propósito.

Distinto a lo que ocurre en Venezuela, Saab fue juzgado en Cabo Verde con estricto apego a la normativa penal de ese país, y cumpliendo con todos los lapsos y recursos contemplados que concede la aplicación de ese derecho. Todo ello en justa observancia del principio fundamental del derecho pleno a la defensa. Finalmente, una vez comprobadas las imputaciones de rigor, el tribunal de la causa determinó la procedencia de la mencionada medida de extradición. Medida que, como se sabe, está por ejecutarse.

Es la confirmación del carácter extremadamente anti-ético e inmoral del régimen que usurpa el poder político en nuestro país, que movido por la carencia de escrúpulos que lo caracteriza»

En relación a este juicio seguido a Saab en Cabo Verde, llama la atención la posición adoptada desde un principio por el gobierno de Maduro a todo lo largo del mismo. No solo asumió de la forma más decidida y diligente la defensa del imputado en todo lo referente a la contratación de abogados, pago de emolumentos y “maniobras legales” para retardar el cumplimiento de los lapsos procesales, etc, sino que previamente se le había investido de cargos diplomáticos violatorios de las leyes y la Constitución de la República, y ahora se le designa representante oficial en las negociaciones políticas de Ciudad de México.

En todas esas actuaciones se perciben muy claramente las siguientes cuestiones: en primer lugar, la confirmación del carácter extremadamente anti-ético e inmoral del régimen que usurpa el poder político en nuestro país, que movido por la carencia de escrúpulos que lo caracteriza, es capaz de asociarse con individuos de la peor calaña con tal de lograr la realización de su propósito de mantenerse como sea en el poder, y desde esa posición, mantener el control de la economía nacional para su provecho personal.

En segundo lugar, el terror que experimentan los principales capitostes del régimen ante la inminencia de que ese individuo sea extraditado y ponga en posesión de las autoridades del país del norte, de toda la información que maneja acerca de sus turbios negociados con el régimen madurista.

En tercer lugar, probar la utilidad que el “efecto Saab” puede tener en la realización del designio evidente de volver a “patear” la mesa, de negociación política, como hicieran en el pasado, solo que esta vez no les va a resultar tan fácil la jugada. Esto es lo que, de cierta forma, explica la “profesión de fe” hecha por Maduro en su comparecencia virtual en la reciente asamblea de la ONU, en la que se “comprometió” a seguir adelante con las negociaciones en marcha, y le pidió ayuda al secretario general del organismo Antonio Gutérres, para que se llegue a acuerdos favorables en favor del interés nacional y de las partes, lo que se dice, una verdadera huida hacia adelante.

La Comunidad Internacional está muy pendiente de lo que ocurre en esa mesa de negociación, y ha expresado su disposición a levantar las sanciones sobre la base de un acuerdo que restituya la institucionalidad democrática en Venezuela, o en su defecto, a intensificar su severidad»

Si uno fija bien la atención en el contenido del comunicado del “plenipotenciario” de Maduro en esas negociaciones, se percata de que ese comunicado tiene las mismas características mostradas por Maduro en su alocución virtual ante la ONU, aparentando estar preocupado por la “buena marcha” de las negociaciones (lo que hemos calificado de huída hacia adelante). Allí lo que se muestra es “el otro yo del doctor merengue”. Esto es: el deseo, o el interés de zafarse también de esta mesa de negociación, para conjurar nuevamente el riesgo de tener que arribar a un acuerdo político centrado en la realización de unas elecciones presidenciales adelantadas, libres, justas, verificables  (con observación nacional e internacional) seria e imparcial, que sin ninguna duda desalojaría al régimen madurista en el poder.

Ese deseo e interés es lo que se esconde en el invento de que la … “oposición está intentando evadir” los compromisos contraídos en Ciudad de México, y que todo eso no es más que la pretensión de … “quebrar el proceso de diálogo y negociación” en desarrollo. Culmina este comunicado, como era de esperarse, con un alerta: … “El gobierno … alerta al pueblo de Venezuela, a los países acompañantes del diálogo, y a la mediación que lleva el Reino de Noruega, de este intento de desconocer los acuerdos”, etc.

De esa manera, se desliza subrepticia y maliciosamente, una supuesta intencionalidad que no ha sido expresada de ninguna forma por la oposición representada en la mesa de negociación, y que tiene el propósito de dejar sentado el condicionamiento (chantaje) que pudiera servirle de justificación (de pretexto) para levantarse de nuevo de la mesa de negociación. Pero como se ha dicho, esa jugada no le va a resultar fácil, sobre todo porque el país promotor de esta mesa, el Reino de Noruega, está plenamente consciente del propósito y del fin que se persigue con dichas acusaciones y con el mencionado alerta (amenaza solapada). Particularmente, sabe que tales acusaciones son infundadas y de cómo desmontarlas. Y, finalmente, porque la Comunidad Internacional está muy pendiente de lo que ocurre en esa mesa de negociación, y ha expresado su disposición a levantar las sanciones sobre la base de un acuerdo que restituya la institucionalidad democrática en Venezuela, o en su defecto, a intensificar su severidad.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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