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El primer paso I Opinión I Jesús Petit Da Costa

El cese de la usurpación y derrocamiento de Maduro sólo se logrará por la fuerza. Un golpe es un acto de fuerza y un contragolpe es el acto de fuerza de respuesta.

Jesús Antonio Petit Da Costa

Si convenimos en que, después de esta hecatombe, lo procedente es proclamar como ideal la República de Bienestar, adaptación a Venezuela del Estado de Bienestar del cual disfrutan los europeos desde hace 75 años, haríamos este deslinde: Ni continuismo de este desastre narco-castro-comunista que padecemos ni regreso al pasado que causó esta desgracia. Para un nuevo liderazgo hay que proponer algo absolutamente nuevo en nuestro país, que nunca ha existido y nunca hemos disfrutado, pero tenemos derecho a disfrutar. Ese ideal no es una utopía sino una realidad que millones de personas disfrutan, pero nosotros nunca hemos gozado por culpa de los que han gobernado al país.

Para que no se lo tenga como utopía debe explicarse cómo hacerlo. Todo comenzará por salir de Maduro y su narcotiranía. Ello no es posible por vía pacífica y electoral. Sostener lo contrario es entreguismo y colaboracionismo puro. Tampoco cabe esperar una evolución con los mismos factores de poder. No tenemos un Rey Juan Carlos en la presidencia sino a un Maduro en cuya cabeza no cabe un gesto de grandeza ni una visión de estadista. Tampoco tenemos un General López Contreras porque en los altos mandos militares no hay ninguno como él que comprenda que ha terminado una etapa histórica por lo cual hay que abrir paso a la siguiente.

No hay, pues, posibilidad alguna de evolución. Sólo queda la ruptura en forma de contragolpe constitucional. Llamamos así al acto insurreccional que autoriza y ordena la Constitución para responder al Golpe de Estado continuado de los castro-comunistas-chavistas. Comienza ese contragolpe con el cese de la usurpación o derrocamiento de Maduro, que sólo se logrará por la fuerza. Un golpe es un acto de fuerza y un contragolpe es el acto de fuerza de respuesta.

Con el contragolpe constitucional se haría la depuración o purga completa de los golpistas, que son los que han apoyado y se han beneficiado del Golpe de Estado. Un contragolpe lo es porque revierte el golpe. Chávez dio el golpe sacando de todos los poderes públicos a adecos, copeyanos y también a muchos independientes que no se le sometieron. Maduro lo ha continuado extendiendo la purga a todos los demócratas e incluso a los disidentes. El contragolpe haría lo mismo a ellos: la purga de los castro-comunistas chavistas y también de los colaboracionistas por traidores.

El contragolpe constitucional, que consumaría el cese de la usurpación, se completaría con la instalación  del gobierno de transición que, vista la experiencia de Bolivia, ejercería la dictadura constitucional para completar la limpieza de los poderes públicos, impedir el regreso de los comunistas al poder y sobre todo para echar las bases de la República de Bienestar, cuya construcción iniciaría. Sólo después de completadas estas tareas convocaría a elecciones. Antes sería un suicidio. Se perdería todo el esfuerzo.

A los comunistas hay que aplicarles la misma medicina que ellos nos han hecho tomar a los demás. Hacerles pasar por el mismo trance. Medirlos con la misma vara porque lo que es igual no es trampa.

petitdacosta@gmail.com

EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Ex Procurador general de la República. Ex presidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela

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