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Motivar, organizar y movilizar el ejército civil para el contragolpe constitucional I Opinión I Jesús Petit Da Costa

Son inelegibles los colaboracionistas y todos los anteriores candidatos que se acobardaron y rindieron, los cuales ha contratado Maduro para que sean los payasos de su comparsa electoral. 

Jesús Antonio Petit Da Costa

1.- Estamos en la situación prevista en el artículo 333 de la Constitución: Tiranía de Maduro establecida mediante usurpación de la Presidencia de la República, un acto de fuerza o Golpe de Estado que mantiene suspendida la vigencia de la Constitución.

Siendo así, no hay posibilidad alguna de salir de la Tiranía de Maduro por la vía electoral, porque sin Constitución no puede haber elecciones libres y justas.

Lo ha reconocido el mismo Maduro cuando ha puesto condiciones para que puedan celebrarse elecciones libres y justas. Al hacerlo, admite que ninguna de las celebradas hasta ahora lo ha sido, porque de haberlo sido no habría necesidad de exigirlas, ni de negociarlas.

Aún más: al poner Maduro condiciones, no para convenir en que haya elecciones libres y justas, sino apenas para acceder a discutir esta petición, como un gesto magnánimo suyo, ha hecho evidente que no hay Constitución que lo obligue y el CNE es un instrumento suyo, un pelele sometido a su voluntad. En resumen: la elección presidencial libre y justa depende de que antes Maduro decida irse pacíficamente, supuesto negado por imposible.

Estando, pues, en esta situación, que es el supuesto de hecho del Artículo 333 de la Constitución, la única salida es la consecuencia jurídica ordenada en el mismo: el contragolpe constitucional, acción de fuerza en respuesta al Golpe de Estado de Maduro.

2.- Fue la Constitución de 1961 la que por primera vez ordenó expresamente (Artículo 250) el contragolpe constitucional en caso de un Golpe de Estado, con mayor razón cuando a partir de allí se haya instaurado una tiranía.

Para dar el contragolpe constitucional hay que aprovechar todas las circunstancias que se presenten y es lícito usar todas las formas de lucha.

Una de las circunstancias que se pueden aprovechar es la que se presenta cuando la tiranía, siguiendo el modelo de simulación seguido por todas desde el siglo XIX, monta la farsa electoral por el supuesto vencimiento del período presidencial. Digo supuesto porque la tiranía no está sometida a períodos preclusivos al ser nula por inconstitucional. Así desde el mismo momento en que se ejecuta la usurpación o golpe de estado no hay que esperar lapso o período alguno para el contragolpe constitucional que tenga por consecuencia el   cese de la usurpación. Todos los días son hábiles.

3.- ¿Cómo aprovechar la convocatoria de una elección presidencial por simulación de vencimiento de período? Invocando lo sucedido en la anterior tiranía (1948-1958), he dicho que debemos aprovechar la campaña electoral para activar el contragolpe constitucional motivando, organizando y sobre todo motivando al pueblo como Ejército Civil del Contragolpe Constitucional para ejecutarlo en el momento decisivo.

4.- Para que sirva de guía en este sentido recurro al ejemplo de Perú en el derrocamiento de Fujimori, cuando el dictador pretendió su segunda reelección para un tercer período, igual que Maduro ahora.

El candidato de oposición resultante de la primera vuelta (equivalente a nuestra primaria), que fue Toledo, hizo la campaña de la segunda vuelta por todo el país preparando al pueblo para la acción. Y una semana antes de la votación, cuando todo estaba listo para el fraude montado por la tiranía (el ONPE de allá obedecía a Fujimori, como el CNE de aquí obedece a Maduro), Toledo dio un viraje en su discurso que sorprendió a los que creían que llevaría al pueblo al matadero electoral y convocó a la abstención masiva y militante denunciando el fraude electoral.

Militante se llama la abstención cuando no es pasiva sino el inicio de la insurrección popular contra la tiranía. En efecto, la abstención masiva y militante fue en Perú el primer acto de la insurrección popular. Enseguida, Toledo convocó al pueblo previamente organizado como Ejército Civil durante la campaña electoral. Lo convocó a movilizarse desde los cuatro puntos cardinales del país, o sea, lo llamó a la insurrección. El pueblo en masa se desplazó a Lima: desde Norte y Sur, Este y Oeste (los cuatro suyos en lengua inca). Es como si aquí el pueblo en masa se viniera a Caracas desde los cuatro puntos cardinales a dar el contragolpe constitucional contra el tirano usurpador, todos simultáneamente se movieran como Ejército Civil con un solo grito y ese propósito. Los militares se verán, como se vieron allá, en la imposibilidad de reprimir a todo un país alzado. Y en tales circunstancias, se dividen o se suman. El resultado sería aquí el mismo de allá: la caída del tirano.

A una victoria semejante sólo puede conducirnos un líder (hombre o mujer) probados por su rectitud, firmeza y valentía. Sólo de uno así podemos esperar que se la juegue, llevándonos a la victoria. Por este motivo son inelegibles los colaboracionistas y todos los anteriores candidatos que se acobardaron y rindieron, los cuales ha contratado Maduro para que sean los payasos de su comparsa electoral. 

Así, pues, la primaria es el primer desafío a ganar a Maduro antes de la batalla decisiva: el contragolpe constitucional.  

petitdacosta@gmail.com

EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Ex Procurador general de la República. Ex presidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela

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