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Maduro contra MCM / A confesión de parte, relevo de pruebas

No hay legalidad ni instituciones libres que hagan valer los derechos humanos, civiles, económicos, sociales y políticos de los venezolanos.

Celestino Aponte

Nicolás Maduro advirtió a los Estados Unidos el pasado lunes 8 de enero del presente año 2024 que si quiere elecciones libres en Venezuela debe levantar todas las sanciones económicas. Lo que significa tanto para un buen entendedor como para guíen no lo es que el señor presidente admite, sin rubor alguno, que en el país no hay democracia. Es decir, que no hay legalidad ni instituciones libres que hagan valer los derechos humanos, civiles, económicos, sociales y políticos de los venezolanos. A confesión de parte relevo de pruebas como suelen recitar los profesionales del Derecho.

Luego entonces, es un objetivo de primer orden para los ciudadanos venezolanos revertir tal situación si queremos democracia, libertad y vigencia plena de los derechos establecidos y consagrados en la Constitución Nacional y en las leyes de la República. Lo cual impone desarrollar una estrategia democrática y electoral para ganar la democracia.

Formaría parte de esa estrategia un relato político apropiado e inteligente, lineamientos de acción y acciones específicas orientados a desenmascarar al régimen y a sus aliados de la clase política ya cansados y desesperanzados, y para conquistar condiciones electorales competitivas independientemente de las sanciones impuestas por gobiernos extranjeros al antidemocrático y corrupto gobierno nacional. Entre otras condiciones destacan la apertura del Registro Electoral Permanente para que más de 5 millones de venezolanos (entre nuevos electores y los residenciados fuera del país) puedan ejercer el derecho político a elegir, la libertad de los presos políticos y la habilitación de María Corina Machado y de otros lideres políticos. En el caso de MCM sobre quien no pesa ninguna inhabilitación legal y mantenerla de hecho sólo responde a la cobardía de Maduro y de Cabello quienes se saben derrotados electoralmente por la candidata de la oposición democrática. Por eso repetimos que a confesión de parte relevo de pruebas.

Se impone desarrollar una estrategia democrática y electoral para ganar la democracia”

Sin descartar, por supuesto, en ultima instancia, la selección de un candidato sustituto en el supuesto negado de que las estrategias desarrolladas no obtengan el resultado dicho. La real politik, el sentido de la realidad imponen en ese caso la procura de un candidato alterno. Pero me parece lamentable y bochornoso que dirigentes políticos de oposición y reputados analistas coloquen en primer plano y como prioritario el tema del «sustituto» y no el de hacer valer y respetar el derecho a elegir, a ser elegido y la voluntad democrática de la inmensa mayoría de los venezolanos que según todos los sondeos de opinión favorecen a Machado.

En todo caso, de no prosperar el objetivo democrático y mantenerse en pie la fechoría del régimen que disimulan bajo el término «inhabilitación» lo razonable es que la candidata María Corina Machado, y no la partidocracia, le proponga al país en consulta una terna de candidatos portadores del perfil de estadistas. A la consideración de las Academias, las universidades, instituciones como la Conferencia Episcopal y FAPUV, las ONG del prestigio de PROVEA, Foro Penal, la Tertulia de los Martes, FUNDAREDES, Súmate, personalidades de la estatura intelectual y moral del Cardenal Baltazar Porras, Arnoldo Gabaldón, José Mendoza Ángulo, Arturo Peraza sj,  Elsa Cardozo, Diego Arria, Cecilia García Arocha, Jesús María Casal, Rocío San Miguel, Ángel Oropeza y otros prestigiosos venezolanos. De dicha consulta un venezolano ejemplar y competente asumiría la candidatura presidencial.

En ningún caso es aconsejable que una eventual, y en principio negada candidatura sustituta, sea producto sólo de una negociación con las cúpulas partidistas o cogollos burocráticos al estilo de los viejos y tradicionales partidos y, menos aún, producto de un dedazo caudillista al estilo  Hugo Chávez. Ambos casos sería un salto atrás a lo peor de la vieja política.