El gobierno será el único responsable de lo que pueda suceder en el desarrollo de esta protesta pacífica. Ningún venezolano quiere que a estas 17 personas les pase algo
Tamara Suju Roa | @Tamara_Suju
Diecisiete venezolanos al cierre de este artículo -viernes 5 de junio- se encuentran en huelga de hambre. Cuatro son presos políticos y 13 son jóvenes cuya solidaridad para con ellos y su lucha consecuente por la libertad de todos los presos políticos, no tiene precio.
Leopoldo López, líder del partido político Voluntad Popular, y Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristóbal, fueron los primeros en iniciarla y el domingo 7 de junio cumplen 15 días. Bajo amenazas, aislamiento y ensañamiento, han proseguido esta protesta. A Ceballos lo trasladaron el mismo día que la inició, a la cárcel 26 de Julio en San Juan de los Morros, uno de esos “monumentos a la inhumanidad” que ha producido el gobierno nacional para supuestamente aliviar la crisis carcelaria. Eran unos galpones, hoy es una cárcel.
A Ceballos lo tiraron en un colchón en el piso sucio, con una letrina al lado y un chorro de agua que sólo le abren 10 minutos al día. Su hidratación ha sido bajo estas condiciones insalubres. Los mosquitos y las moscas hacen fiesta con su piel, y su deterioro físico, parálisis de rostro, adormecimiento de manos y pies, nos dice que ha sido acelerado por estas condiciones en las que se encuentra. En una llamada que le hizo a su esposa, Daniel manifestó que le permitirán visitas el 13 de junio, y que sólo le tomaban la tensión dos veces al día, unos médicos comunitarios. La prohibición de que su familia y médicos especialistas lo vean y el que sólo le permitan la visita a los abogados un día a la semana por 15 minutos, deja claro la perversión y ensañamiento del gobierno venezolano en su caso.
De Leopoldo sabemos que ha perdido entre 6 y 7 kg de peso, que físicamente empieza a notar se su debilidad, aunque su mente clara y lúcida siguen firmes en sus propósitos. Su traslado burdo a Tribunales el lunes, demostraron la crueldad con la que es tratado en su protesta. Su aislamiento continúa, en su celda- tigrito, donde sólo tiene una Biblia, porque el director del penal consideró que Leopoldo había leído muchos libros, por lo que le prohibieron el acceso a ellos. Su esposa, su madre, su padre, su familia, no han podido verlo.
De Alejandro Tirado y Raúl Emilio Baduel se sabe lo que su abogado informa. Los jóvenes tuvieron que ser atendidos la tarde de lunes por el personal médico de la cárcel de Tocuyito, luego que la falta de alimentos ya empezara a causar estragos en sus organismos. “A los muchachos les quitaron el poder de expresar sus ideas. Sus block de notas, sus lápices y cuadernos les fueron incautados y les impiden estar comunicados con el mundo exterior”, dijo el abogado Omar Mora.
Sobre Deivis Oliveros, preso en el Sebin de El Helicoide, se supo que abandonó la huelga por descompensación, aislamiento y falta de atención médica adecuada el miércoles 3 de junio.
En las afueras de la Iglesia La Guadalupe de Las Mercedes están Julio César Rivas (diputado en el estado Carabobo), los estudiantes Jesús Gómez, Erick Santana, Emily Vera, Laura García y Kimberly Sierras con 10 días en huelga de hambre. El jueves 4 se sumaron Alejandra González, Freddy Porras y Jefferson Ochoa. Ellos denunciaron que en la madrugada del 3 de junio, funcionarios del Sebin encapuchados les lanzaron 3 tobos de agua con excrementos en el lugar donde permanecen y que además, funcionarios de inteligencia han ofrecido a gente de los alrededores dinero para que le lleven comida y ellos fotografiarlos. En la madrugada del jueves, Emily Vera tuvo que recibir un suero con calmante, por el dolor que le producía la inflamación de los riñones. Anthony Rosales, uno de los pioneros de la huelga en este sitio, fue retirado el jueves 4 a la media noche por Salud Baruta, luego de haber sufrido 10 desmayos seguidos por inminente daño neuronal.
En Maturín, estado Monagas, Orlando Moreno, Saúl Morocoima, y Pedro Chaurán se sumaron a la protesta, el día Lunes 1 de Junio junto a Luis García y Anthony Acevedo, que tu tuvieron que abandonar la huelga de hambre por descompensación y fatiga, el jueves 4. En su lugar, entraron Gabriel Tepedino, José Luis Salazar y Edgar Sánchez, pero se retiraron 2, lo cual suma 4 jóvenes en huelga de hambre en dicho Estado.
A partir del tercer día, el hígado, los riñones y el cerebro de las personas en huelga de hambre empiezan a deteriorarse. Durante ese tercer día, cuando ya no quedan reservas de glucosa, se produce un complejo proceso metabólico que transforma grasa corporal en glucosa. Esto genera los primeros daños al organismo. A partir del séptimo día, empieza a afectar se las funciones del corazón, y el cerebro también empieza a tener fallos, por la falta de riego y pierde funciones. Los daños que ocasiona una huelga de hambre, depende de la grasa corporal que tenga la persona y de que tan rápido sea consumida por el cuerpo. Algunos daños pueden ser irreversibles, y después de los 40 días, es posible que un huelguista pueda perder la vida por el cese de sus funciones vitales.
Al momento de entregar este artículo, todos los huelguistas que iniciaron esta protesta pacifica extrema, han sobrepasado los 7 días, y los 4 que están en prisión suman más de 12 días. Todos están sacrificando su buena salud, e incluso quizás hasta su vida, por justicia, libertad y los valores democráticos perdidos. Los que están presos, deberían estar libres, y los jóvenes que están apoyándolos, tirados en un colchón, no deberían estar haciendo este sacrificio. El gobierno será el único responsable de lo que pueda suceder en el desarrollo de esta protesta pacífica. Ningún venezolano quiere que a estas 17 personas les pase algo.
El 23 de diciembre del 2009, cuando fui a visitar a Franklin Brito en el hospital militar, lugar donde transcurrieron los últimos meses de su vida, angustiada por no saber cómo podía ayudarlo a conseguir sus peticiones para que él cesara su protesta pacifica, aún sabiendo que después de tanto tiempo realizando huelgas de hambre y viendo el deterioro de su cuerpo que ya tenía consecuencias irreversibles, le hice ésta pregunta: Franklin, ¿tú te quieres morir? Y su respuesta fue: “No, claro que no me quiero morir, pero yo quiero justicia”.
Mi profunda admiración y respeto por todos estos venezolanos. Dios los proteja y los bendiga.