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Aurelio Concheso: Inflación va rumbo al 200%

Aurelio Concheso, expresidente de Fedecámaras

El expresidente de Fedecámaras, Aurelio Concheso, considera que el BCV es la única institución en el mundo civilizado que no reporta cifras mensuales de inflación


Enrique Meléndez

El expresidente de Fedecámaras, Aurelio Concheso, cree que la posición asumida por el nuevo directorio del ente, que agrupa a comerciantes y productores, responde a posiciones que tienen que ver con la velocidad del deterioro de la economía venezolana.

El nuevo directorio de Fedecámaras se ve ahora como más agresivo. ¿No le parece?

Lo que ha habido es una demostración de cómo funciona la democracia en las organizaciones y en las instituciones. Fedecámaras tradicionalmente renueva sus autoridades cada dos años, y lo que no cambia son sus principios y su política. Básicamente, este cambio va a ir en la misma dirección.

El mensaje de los empresarios en los últimos años ha sido muy claro: este programa económico del gobierno no tiene vida o no tenemos vida los que vivimos acá. En consecuencia, nos tiene arrinconados.

La población arrinconada haciendo colas, las empresas arrinconadas y con sus líneas de producción privadas, porque no hay forma acceder a las divisas para los componentes importados que tienen que traer, y cuando tratan de conseguir componentes locales de productores de bienes intermedios, que fueron confiscados por el gobierno y operados ahora por ellos, no hay producción: cabilla, cemento y todos lo insumos que se necesitan para producir.

Creo que la posición de la nueva directiva debe ser muy similar a la que tuvo la antigua directiva, la de Jorge Roig, y a la anterior de Jorge Boti. Yo creo que se trata más bien de un problema de énfasis en determinados temas, pero también las posiciones tienen que ver con el deterioro de la economía, con la velocidad del deterioro de la economía venezolana. Porque vemos a una economía donde cada día es más rápido su deterioro.

[quote_center]“Un billete de cien bolívares ya no vale casi nada”[/quote_center]

A ese respecto, se habla también de un crecimiento en sentido geométrico del dólar paralelo. ¿Cuáles son a juicio los factores que impulsan al paralelo a esa velocidad?

Lo primero que lo impulsa es este insensato control de cambio múltiple. Los cambios múltiples se desecharon en Sudamérica hace casi treinta años, porque se implementaron durante treinta años y lo único que trajeron fue hiperinflaciones y tremendas fugas de capitales. Cuando algo tiene varios precios, y es la misma cosa siempre, la gente va a buscar obtener el precio más bajo y tratar de venderlo al precio más alto. Entonces, eso es lo primero que impulsa que el poco cambio libre que haya, sea cada vez a una tasa mayor de bolívares. Pero lo otro que lo impulsa, y es importantísimo, lo constituye la emisión de dinero inorgánico; vale decir, dinero sin respaldo por parte del BCV. Entre julio del año 2014 y julio del año 2015 el BCV ha puesto en circulación 85% más de dinero en la calle del que había hace un año.

¿Más o menos a cuánto asciende la liquidez monetaria? ¿Usted no tiene esa cifra?

Sí, esa es la única que todavía el BCV reporta. Porque el BCV es la única institución en el mundo civilizado que no reporta cifras mensuales de inflación, que no reporta cifras trimestrales de crecimiento económico, que no reporta cifras mensuales de escasez o abastecimiento, y ni siquiera reporta los movimientos de divisas desde hace como unos 18 meses.

-Pero lo único que reporta es la liquidez, y la liquidez está en el orden de 2 billones 200 mil bolívares; hace un año estaba en billón y pico. O sea que han sacado casi un billón de bolívares a la calle, cosa que se evidencia por el hecho de que un billete de cien bolívares ya no vale casi nada. Es imposible pagar cualquier cosa con un billete que sea menor al de cien bolívares.

A propósito del desmantelamiento del cambio múltiple, uno de los voceros del gobierno ha asegurado que, finalmente, se va a ir a un esquema dual. ¿Esa pudiera ser la solución?

No, en lo absoluto. A estas alturas, después de doce años prácticamente ensayando como si fuéramos unos “conejillos de indias” con todas las posibles combinaciones y permutaciones de controles de cambio, ha llegado el momento en que economistas, tanto del gobierno como de la oposición, enfrenten la realidad: la única forma viable de salir de este marasmo es con una flotación libre de una sola tasa cambiaria a nivel de equilibrio que den las variables económicas.

Eso, por cierto, no lo digo yo, lo dicen economistas que son afectos al gobierno, como el doctor Felipe Pérez Martí, quien por cierto en una exposición que hizo en Fedecámaras, que yo considero brillante, planteó poner a flotar la moneda, y subir el precio de la gasolina para que automáticamente se reduzca el déficit fiscal de 20% del PIB a 3 puntos del PIB, y quienes saldrían perjudicados con esas medidas no son los pobres, como tratan de hacer ver quienes dirigen la política económica, sino sería el 1% de la población.

¿Cuál es ese 1%? Los que están beneficiándose en estos momentos de las diferencias enormes de los distintos cambios con la sobrefacturación de importaciones públicas, con el bachaqueo, con la exportación ilegal de gasolina que aquí está regalada, lo que permite que a través de la frontera salgan cien mil barriles de gasolina diarios. Todo eso se eliminaría con las medidas que sugiere Pérez Martí, y yo creo que hasta se ha venido formando un consenso, incluso, en las bases del gobierno para tomar medidas de ese tipo.

[quote_center]“El BCV ha puesto en circulación 85% más de dinero en la calle del que había hace un año”[/quote_center]

Pero hay sectores, incluso de la oposición, que consideran que la modificación de la política cambiaria tiene que llevarse a cabo en una forma gradual; mientras que, por supuesto, hay una línea dura que plantea el levantamiento de inmediato. ¿Por cuál se inclinaría usted?

Nosotros tenemos historia de esto, porque ya hemos pasado por esta experiencia. Concretamente en 1989 y en 1996. En ambos casos se fue de la mano del FMI, y tanto la unificación como la liberación fue total. Esa es la única forma de hacerlo, porque si se hace con dos cambios, como están diciendo algunos voceros del gobierno, es sencillamente más de lo mismo y no va a haber confianza en los agentes económicos, de que, efectivamente, va a ser sostenible el cambio.

Fíjese lo importante de la maxidevaluación… que por cierto en la presentación que hizo Pérez Martí en Fedecámaras se ubicaba en 65 bolívares por dólar, pero eso era para el 16 de julio. Esa es una cifra que va moviéndose cada día, porque no se olvide que estamos ahora estamos en una inflación que el BCV se niega a reportar, pero que todo el mundo sabe que va camino de 200% para finales de este año, con el temor de que nos acerque a una hiperinflación.

La única forma de pararlo es con una unificación y liberación del cambio que, por lo demás, eliminaría lo que es hoy en día uno de los motores de la inflación que es el gigantesco déficit fiscal.

Usted ha insistido en el tema de la opacidad de las cifras del BCV, y lo que dicen los voceros del oficialismo es que ellos han tenido que apelar a esta estrategia para neutralizar la guerra económica que sostiene contra el gobierno. ¿Qué piensa usted?

Guerra económica es no publicar las cifras de inflación, porque es que eso no es un juego. Las cuentas nacionales son necesarias para todos los agentes económicos, y para los primeros agentes económicos por las cuales la publicación de esas cuentas nacionales, confiables, en el momento debido, son indispensables, es para los trabajadores, porque todos los balances de aumentos salariales para mantener compensada la inflación con aumentos de sueldos correspondientes que hacen las empresas para todos sus empleados y trabajadores, están basados en los indicadores de la inflación. Los economistas privados han tenido que desarrollar una cifra que llaman inflación subyacente para tratar de orientar a las compañías en la aplicación de la política salarial de sus departamentos de recursos humanos.

De manera que quien diga que no publicar las cifras de la inflación es una medida de protección al gobierno, constituye un comentario totalmente insensato. Sí es guerra económica no decirle a los ciudadanos cuáles son las cifras de la inflación, porque el BCV no es propiedad del gobierno.

Las cifras que recoge el BCV desde la década de 1950 se calculan con una metodología mundialmente aceptada, profesional y técnica, y yo creo que aquí hay que hacerle un reconocimiento a los técnicos del BCV. Porque no son ellos quienes se niegan a publicar las cifras, es el directorio que recibe las cifras que ellos acopian. Eso es una falta de responsabilidad para todos los ciudadanos, empezando por los trabajadores.

Billetes de 100 bolívares
Concheso defiende que la única forma de parar la espiral inflacionaria es con una unificación y liberación del tipo cambio

El economista Alexander Guerrero estima que el decrecimiento económico pudiera estar por el orden de 12%. ¿Eso pudiera ser la realidad que estamos viviendo?

Yo no tengo la menor idea y sería muy aventurado de mi parte en este ambiente de ausencia total de cifras oficiales poder decir una cifra, pero lo que sí pudiera considerar es que el FMI; que puede manejar cifras indirectas, está pronosticando una contracción del 7% y el año pasado una contracción del 4%.

Eso es una contracción de 11% acumulada en dos años. Es una contracción muy importante, lo que indica que el programa que se está implementando en este momento, y básicamente desde el 2008, con la excepción de la tremenda inyección de liquidez que hubo para que el gobierno ganara las elecciones de 2012, no ha habido mayores cambios. No ha habido un programa coherente de cambio económico y el actual a todas luces está fracasado.

¿Está en capacidad el gobierno de utilizar una maniobra electoralista como la del “dakazo” que invierta los números que no le son a favor en este momento, y lo ponga a ganar las elecciones?

Los gobiernos siempre tienen capacidad de maniobra. El problema es que cuando tienes un carro que va hacia abajo a gran velocidad, por la fuerza de gravedad no es fácil darle un cambio de dirección y empezar a subirlo. Porque el problema con el que nos encontramos ahora es el aumento de la velocidad con la cual se deterioran las variables.

Esto significa que usted y yo estamos hablando ahora en julio y si lo hubiéramos hecho el octubre del año pasado nos hubiera parecido increíble una inflación de más de 100%, y nos hubiera parecido inconcebible que en un solo mes, de acuerdo a las únicas cifras que podemos tener a la mano, que son las del Cendas, la comida aumentó 29%.

Además, todo el mundo sabe que es así, porque las amas de casa no son tontas y ellas perciben cuánto les cabe en el carrito del supermercado y cuánto tienen que sacar del bolsillo para poder pagar el contenido en productos del mismo, y que ya van por medio carrito.


Miedo a las medidas

Usted ha dicho que estamos cerca de la hiperinflación. ¿Por qué no la hay, si se registra una escasez en cifras extraoficiales de más de 30%?

Yo creo que se está hablando muy alegremente de hiperinflación acá, porque la hiperinflación es una cosa a la cual uno no llega, y entonces dice: oh, estamos ahora en hiperinflación; que es como decir, oh estamos ahora en vacaciones, y vámonos para la playa. No, la hiperinflación es un evento que sucede y que nadie quiere, y que no sucede por voluntad humana, sino que cuando sucede, llega de repente, y es porque todas las variables económicas se salieron por completo de su cauce y la moneda llega a no valer nada.

Básicamente, la hiperinflación es que la moneda no vale nada. Yo recuerdo haber estado en Argentina durante la época en la que este país sufría esta situación, y yo vi amas de casa que llegaban con dólares antes de entrar al supermercado, los cambiaban por pesos, entraban, hacían la compra y cuando salían el vuelto que les quedaba los cambiaban de nuevo a dólares con el cambista, no fuera a ser que se depreciara más en el camino del supermercado a su casa.

Nosotros no estamos todavía en eso y sería una irresponsabilidad en este país, siendo un país petrolero, que llegara a una hiperinflación, sobre todo cuando las medidas económicas que hay que tomar para corregir esto que está sucediendo no son tan misteriosas. Se trata de unas medidas que todos los economistas conocen y que el único problema que tienen es el miedo al efecto sobre la población por desconocimiento.