El imperio cree respaldar valores democráticos como libertad de expresión, pero no nota que abundan medios mentirosos que se comportan como partidos políticos
Jesús Silva R.
Generalmente los imperios son más exitosos manejando su política interior que la exterior con otros países. Interactuando a menudo con políticos, académicos y periodistas de grandes potencias capitalistas como Estados Unidos, Inglaterra, entre otros, he notado que defienden a sus gobiernos creyendo que están actuando bien y pensando que más bien somos los antiimperialistas del mundo quienes estamos actuando mal porque, según ellos, coqueteamos con un comunismo ortodoxo, antidemocrático y autoritario.
Seguramente nunca habríamos logrado entender el pensamiento de los imperialistas si no nos hubiéramos sentado a hablar con ellos, en efecto para los marxistas no se puede estudiar lo que no se conoce. Y no se puede conocer algo sin entrar en contacto con quienes son opuestos a nuestras ideas o verdades.
Nada existe sin su opuesto, por ello, para entender el día, hay que experimentar la noche. Para hacer el bien, hay que identificar el mal. Eso es la aplicación del materialismo dialéctico como método para conocer la realidad y transformarla, no caben dogmas. Nuestra cosmovisión nos permite estar del lado correcto de la historia. Con los proletarios del mundo.
Entonces, hemos asimilado que el problema de los imperios no es que ellos deseen ser siempre malvados, sino que a veces son ciegos. En el caso de EEUU (país cuya política, cultura e idioma conocemos desde la infancia) es un problema frecuente que (creyendo promover la democracia internacionalmente) sus voceros no diferencien entre personas que son promotoras de la libertad y los vulgares “Money Hungry”, o sea, mercenarios derechistas que simplemente andan hambrientos por billetes verdes.
Mientras los promotores de libertad son intelectuales democráticos (que existen tanto en la derecha como en la izquierda) generando aportes constructivos a la sociedad, verbigracia, la tolerancia, la paz, el trabajo, el progreso colectivo, la industrialización nacional; desgraciadamente también existen los Money Hungry que son payasos egocéntricos dentro de partidos y ONG sifrinas de maletín que no tienen “punch” o pegada en la opinión pública.
He visto cientos de Money Hungry viajando por el mundo gracias a muchos “gifts” o regalos. Los imperios malgastan ingentes recursos en estos personajillos. En Venezuela, desde 1998 a 2015 su triste tarea ha sido difundir mentiras contra la Patria donde nacieron, hacen ruido en foros internacionales pero en su tierra no ganan ni siquiera las elecciones de un condominio.
Ese imperio en América del Norte, que llevó al primer hombre a la luna y le ha dado valiosos aportes a la humanidad con hombres insignes como George Washington, Martin Luther King Jr., Muhammad Ali, a veces pierde la brújula en sus propios discursos y se aisla de la realidad. Por ejemplo, confunde promoción de los derechos humanos con solidaridad hacia falsos dirigentes que más bien violan esos derechos.
Es así como invocando razones humanitarias, los imperios abrigan a ciertos individuos autoproclamados presos políticos que más bien son ladrones y asesinos huyendo de la justicia de su país natal. Ese imperio del norte puede ser “very naive” es decir, muy ingenuo o pretende serlo porque en Venezuela ha tenido fe ciega en encuestadores mediocres que mil veces anunciaron que Hugo Chávez sería derrotado electoralmente. Al final esos teatreros erraron pero no por ello dejaron de cobrar.
Una verdadera lucha por la democracia y el crecimiento económico conduciría a Washington a establecer acercamientos con otros sectores de la sociedad venezolana, siempre en estrictos términos de legalidad internacional y la no intromisión en asuntos internos venezolanos. Para eso existe la ciencia de la diplomacia a fin de buscar acercamientos lícitos con grupos sociales que pueden darle al diplomático una visión más completa, realista y amplia de la realidad social, cultural, económica y política del país.
Nuestra recomendación constructiva a los políticos extranjeros, sobre todo de países ricos capitalistas, es: visitar barrios, entrevistar comunas, leer prensa alternativa. Tarde o temprano se darán cuenta de que la oligarquía lechuguina les narró por 15 años un país que no existía y es tiempo de cambiar de amigos.
El imperio cree respaldar valores democráticos como la “freedom of speech” o sea la libertad de expresión, pero no nota que abundan medios de comunicación mentirosos que se comportan como partidos políticos. Finalmente brinda “fellowship” o compañerismo al empresariado nacional, ignorando que en Venezuela el capitalista no produce nada y sólo anda cazando los petrodólares del Estado para especular.
En este contexto de ideas para romper el hielo entre los dos países, una puerta de negociación binacional pareciera estar abierta ya que el propio presidente Maduro le puso una condición al gobierno de EEUU para soltar al más famoso político preso en Venezuela ¿Sería capaz Washington de tomarle la palabra? Ver video YouTube: Maduro ofreció soltar a Leopoldo López con una condición.
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