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No hay quien controle a los «artistas» del tatuaje

Tatuajes

Gran parte de las tiendas de tatuajes no cumplen con las leyes de salubridad mínimas. Clientes y artistas corren el riesgo de contraer infecciones que podrían comprometer sus vidas


Jacobo Villalobos

Hecha de acero inoxidable afilado, la aguja de la máquina de tatuar abre diminutos huecos en la piel y deposita el color en la dermis, ubicada a 3 mm bajo la superficie. Aunque penetra 50 veces por segundo, basta el primer contacto para que se vuelva latente el riesgo de infecciones que podrían traer consecuencias de gravedad.

El abanico de complicaciones va desde una mala cicatrización, sepsis en la piel y celulitis, hasta la infección por herpes, hepatitis, VIH e incluso necrosis, cuya prevención depende en gran parte de las condiciones higiénicas en las que fue hecho el tatuaje.

En Venezuela, la falta de políticas de salubridad, organismos de denuncias y leyes que regulen el funcionamiento higiénico de las tiendas de tatuaje, han llevado a que Emilio González, tatuador que cuenta con más 21 años de experiencia y un curriculum que incluye cuatro años de carrera de medicina en España y varios cursos en esta área, asegure que si se hiciese una inspección y se aplicaran leyes de sanidad “la gran mayoría de las tiendas del país tendrían que cerrar”.

Artistas nocivos

En Venezuela, hay tiendas de tatuajes en las que faltan las herramientas necesarias para tatuar con un mínimo de salubridad. En Caracas se consiguen locales que no tienen baños y que no reciben servicio directo de agua; donde clientes y tatuadores consumen bebidas alcohólicas y se tienen que amontonar unos sobre otros por falta de espacio. Esas son algunas de las cosas que Emilio González ha visto durante sus más de dos décadas de recorrido en el mundo del tatuaje.

Según su testimonio, son muy pocas las tiendas del país que cumplen con las medidas de higiene mínimas, como es el uso de autoclave y de duchas ultrasónicas, necesarios para limpiar las herramientas para tatuar, y el empleo agujas desechables selladas. Por el contrario, proliferan los casos de insalubridad.

Toda tienda de tatuajes debería tener un autoclave para esterilizar las agujas
El autoclave es fundamental pero no todas las tiendas lo tienen. Jacobo Villalobos

“Lo indispensable es tener un autoclave, que es un horno especial, pero casi ninguna tienda lo tiene por el costo, que es alrededor de Bs 700 mil. He visto tiendas en que a la ducha ultrasónica (usada para remover fluidos de los instrumentos) no le cambian el agua desde hace tiempo”, relata el también dueño de la conocida “Mithos Tattoo”, ubicada en Sabana Grande.

En este tipo de establecimientos, la principal causa de infección es la que se produce por la movilización de los microorganismos del entorno, los cuales penetran por las entradas que abre la aguja. Reiner Toledo, especialista en el estilo de tatuaje neo-tradicional en el local “La Santa Tattoo Studio”, explica que eso se denomina “contaminación cruzada” y ocurre frecuentemente cuando el artista no tiene buena higiene en las manos o entra en contacto con la piel del cliente y otros objetos, lo cual disemina los agentes infecciosos.

Al respecto, González comenta que “hay gente que no tiene experiencia con la contaminación cruzada para nada, artistas que atienden el teléfono con las manos mientras tatúan. Yo he dado seminarios al respecto. He viajado por el mundo y he visto artistas famosísimos que no tienen ni dos dedos de frente sobre lo que es la contaminación cruzada”.

Elia Sánchez, presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, puntualiza que las infecciones más comunes relacionadas al tatuaje son aquellas producidas por el estafilococo áureo, o estafilococo dorado, una bacteria que abunda en la piel de las personas y que puede generar desde infecciones cutáneas (como foliculitis, forunculosis o conjuntivitis) hasta casos más severos (como celulitis, sepsis, abscesos profundos y osteomielitis, una infección en los huesos).

Esta bacteria, junto a varias otras, vive en un equilibrio que es roto por la aguja para tatuar, la cual abre una vía de entrada al organismo y puede producir la infección. Mismo caso es el de las “enterobacterias”, que proceden del tubo digestivo y se pueden encontrar en personas que no tengan buena higiene de manos o un correcto sistema sanitario.

«aún en condiciones ideales, debido a que la tinta que se inyecta es un agente extraño que el cuerpo no reconoce como propio, también puede haber complicaciones»

La dermatólogo especialista en tatuajes, Susana Misticone, explica que el 8% de los tatuajes y el 17% de los piercings hechos bajo las medidas óptimas de asepsia y antisepsia se complican, cifra que se ve aumentada cuando las normas básicas de higiene no se cumplen. Añade entre las complicaciones aquellas que son más graves, como las infecciones virales, VIH o hepatitis, y tumorales, como cáncer en la piel tipo carcinoma.

La especialista detalla a que parte de los riesgos son producto de la composición de las tintas que son inyectadas en la piel, cuyos pigmentos se logran con la combinación de diferentes sustancias que pueden llegar a ser dañinas: carbón y hierro para la tinta negra; óxido férrico y silicatos para el marrón; mercurio para el rojo y cobalto para el azul, entre otros.

Los componentes de las tintas pueden causar ciertas complicaciones en la piel, especialmente el color rojo, por contener mercurio, químico que puede generar alergias y reacciones adversas con mayor facilidad.

“Evidentemente si las condiciones no son las adecuadas el chance de infectarse es muy alto, pero aún en condiciones ideales, debido a que la tinta que se inyecta es un agente extraño que el cuerpo no reconoce como propio, también puede haber complicaciones por rechazo a la tinta”, aclara Misticone.

Emilio González, por su parte, asevera que en muchos casos esta situación se da debido al irrespeto que algunos artistas tienen hacia el cliente y al oficio, así como a la falta de consideración por la cultura del tatuaje.

“Cuando estaba comiendo, ahorita hace ratico, en otra tienda vi como estaban trabajando dos chamos, y me provocó ponerme a llorar. Era como para meterlos presos a todos”, relata Emilio.

«Si las prácticas higiénicas no son cumplidas, el propio tatuador podría estar arriesgando su salud»

Para calibrar la importancia de la sanidad en estas tiendas, Reiner Toledo llama la atención sobre un punto que con frecuencia se pasa por alto: la salud del artista.

Si las prácticas higiénicas no son cumplidas, el propio tatuador podría estar arriesgando su salud, porque está en contacto constante con la sangre, lo que lo expone a una infección o incluso a una enfermedad de importancia. Hay un peligro implícito en pincharse con un aguja que ha entrado en la piel del cliente.

Para Sánchez, el correcto equipamiento de las tiendas de tatuajes es el punto de partida para evitar infecciones bacterianas o virales. Estos locales deben tener, como mínimo, un autoclave y una ducha ultrasónica que garanticen la esterilización de los instrumentos.

Advierte que el gerdex no es un antiséptico apto para este tipo de limpiezas, pero que aun así es el más utilizado en estos locales.

“Se debe garantizar la salubridad. Si tú te acuestas en una camilla donde se han acostado y sangrado otras personas, puedes infectarte. Si los instrumentos no son lavados de manera adecuada se pueden agregar otras secreciones y aunque se vean limpios pueden tener microorganismos, por eso deben ser esterilizados”, asevera la infectólogo.

Sin reglas, solo la consciencia

En Venezuela, la situación de insalubridad en tiendas de tatuaje se agrava con la inexistencia de un organismo que las inspeccione o al que se pueda recurrir para denunciar alguna irregularidad en el local.

Aunque el Ministerio de Salud es el encargado de auditar este tipo de recintos, los artistas consultados responden negativamente ante la pregunta de si hay algún sistema de regulación que los rija y se muestran dudosos de si el proyecto de ley sobre la salubridad de estos establecimientos ya fue promulgado. “La regulación que tenemos es solo la consciencia”, dice Emilio González.

En la pared de Mithos Tattoo, hay una cartelera en la que se exhiben los certificados médicos y de salud de los trabajadores del local, certificados que podrían ser de utilería porque nunca nadie los ha pedido.

«un buen artista del tatuaje no es solo el que tatúa bonito, a veces los que tatúan más bonito son los más cochinos. El buen tatuador es el que tiene profesionalismo”

El dueño de la tienda relata que hace varios años (no recuerda la fecha exacta) el Ministerio de Salud tuvo interés de examinar la Expo Tattoo, un evento que él ha organizado por cerca de 10 años, y envió una comisión para tal fin. El resultado fue que los integrantes de esa delegación, lejos de realizar su trabajo, terminaron por tomarse fotos con todos los invitados internacionales, asegura González.

La visita de esa comisión, que no denunció irregularidades, contrasta con las declaraciones de González, quien afirma haber encontrado agujas en el piso y potes llenos de orina dentro de las tiendas del evento.

“Cuando termino la expo me provoca no volverla a hacer. Y se supone que esos son los mejores tatuadores del país y Latinoamérica. Por eso un buen artista del tatuaje no es solo el que tatúa bonito, a veces los que tatúan más bonito son los más cochinos. El buen tatuador es el que tiene profesionalismo”, declara.

Aunque los artistas reconocen la situación, se muestran dudosos ante la perspectiva de leyes regulatorias. Indican que hay casos en el mundo de normas oficiales muy extremas, que de aplicarse en Venezuela harían imposible que una tienda estuviese abierta.

Países como España y Estados Unidos son ejemplos de esta situación. Allí las leyes van desde los contenedores de tinta hasta la demanda de un baño para cada sexo, según comenta González.

En Venezuela se vivió un caso similar en 2014, cuando se propuso en la Gaceta Oficial 40.360 el “Proyecto de Resolución para la Regulación y Control del Funcionamiento de los Establecimientos de Estética Humana”, donde se planteaba la prohibición de tatuajes en manos, cara, cuello, antebrazos y genitales, así como la limitación de los piercings al lóbulo de la oreja.

La medida fue calificada en las redes sociales de “prohibitiva” y, días después, Yomico Moreno, conocido artista en el mundo del tatuaje latinoamericano, escribió en su cuenta de Twitter que, tras una reunión con el Ministerio de Salud, “el artículo se eliminara del proyecto de ley presentado en la Gaceta y se va a someter a estudio junto a los tatuadores del país!”

Para Emilio, una propuesta sobre la regulación del tatuaje tiene que darse tras una consulta con los artistas y un proceso de cambios generales en el sistema de salud venezolano antes de hacerse efectiva.

“Es un problema que viene de base. Yo le he dado guantes esterilizados a médicos que no saben cómo agarrarlos. Aquí las agujas usadas se las debería llevar una compañía que maneje deshechos patológico, pero no la hay, y si la hay seguro cobra demasiado”, puntualiza.

Hechos en casa

Son muchos los artistas del tatuaje que mantienen el negocio en su propia casa, un oficio que prospera por su facilidad económica: mientras que en una tienda, un sesión de tatuaje puede llegar a los Bs 25 mil, en casa, la misma pieza, puede costar un tercio de ese precio.

Al respecto, González dice que “en un lugar donde te cobran barato debes saber que no están usando los mejores equipos: una aguja puede costar 5 mil bolívares, un autoclave 700 mil y ninguna tienda los tiene porque es caro. Un tatuaje no es barato, y si es barato no tiene calidad”.

Tatuaje en casa
La irresponsabilidad multiplica los riesgos

“Yo sé de un chamo que tatúa en una zona bien de Caracas, pero he tenido que arreglar muchos de sus tatuajes porque llegan con huecos y mal cicatrizados, pero la gente sigue yendo porque cobra barato”, relata Marcos Seijas, tatuador de Mithos Tattoo con más de 4 años de experiencia.

Aunque estos artistas que trabajan en sus casas aseguran que ahí tienen todos los equipos de higiene necesarios para poder trabajar, 3 de los 4 artistas a los que se les solicitó una entrevista al respecto respondieron de forma negativa.

Los consultados en un principio se mostraron interesados en ser entrevistados, pero declinaron cuando se les mencionó que varias de las preguntas girarían en torno al tema de la salubridad y que la entrevista podría ser realizada en sus casas, donde trabajan.

La descripción dada por los consultados da a entender que estas personas tienen en sus casas con un espacio aparte en el cual trabajan, a modo de estudio, en el que laboran como lo harían en una tienda, pero la negativa de ir al lugar impidieron comprobarlo.

A pesar de que los artistas explican que en la casa un tatuador dispone de más tiempo y de un ambiente cómodo que favorece el desempeño laboral, no desconocen que esta práctica casera puede conllevar un mayor riesgo de infección, gracias a la posible presencia de animales y suciedad que fomenten la contaminación cruzada.

“Brother, si te estoy diciendo que a veces tienes tiendas donde hay riesgos, imagínate en una casa”, declara Emilio González. “Yo he visto fotos de gente tatuando con gatos cerca o en una cocina”.

Criterio similar es el de Elia Sánchez, para quien una casa no está correctamente equipada para la realización de esta actividad.

tatuaje 2Sin embargo, para otros artistas, los tatuajes caseros no resultan una opción del todo despreciable. “El prejuicio infundado a la casa que tienen algunos, es una ridiculez”, opina Diego Perdomo, tatuador aprendiz, con más 23 tatuajes en su cuerpo, 22 de los cuales fueron hechos en casas.

Para Perdomo la tienda no es aval de higiene. “Tú puedes agarrar algo, infección o enfermedad, así hayas ido a un local de tatuajes, mientras que quizá en un casa no te pase nada”. Comenta que, contrario a lo que se podría pensar, su única mala experiencia fue en una tienda de tatuajes: “El artista lo hizo contrarreloj y no le puso la atención necesaria. No quedó bien. Luego me lo arregló una amiga en su casa”.

Sobre este tema, Perdomo sostiene que la mayor parte de la responsabilidad de un buen tatuaje recae en el cliente. Afirma que aunque hay lugares en los que las normas sanitarias no se avistan, finalmente es decisión de la persona si decide tatuarse en un lugar así. “Uno es el que tiene que estar pendiente de dónde se tatúa. Si lo haces en un mal sitio o con cualquier persona y te queda mal, parte de la culpa es tuya”, comenta y recalca el compromiso y reflexión que hay que tomar antes de sentarse bajo la aguja.

“A ti nadie te agarra por el cuello para obligarte a que te tatúes”, dice Seijas, haciéndose eco de la opinión de Perdomo.

“Lo menos que importa es si te lo haces en una tienda o no. Depende de la aguja, de la máquina, de la tinta y el tatuador”, asevera el aprendiz.

Tatuajes a domicilio

“A domicilio es completamente riesgoso en cuestión de higiene, porque vas a la casa de una persona completamente desconocida y no sabes si tiene animales, si tiene aire acondicionado, si tiene un entorno pulcro y se corre un riesgo”, explica Seijas. Destaca que la mayoría de las personas que trabajan a domicilio “no cumplen las reglas de salubridad”.

Pero ese es el trabajo de “Costa Colombiano”, tatuador con 5 años de práctica en el negocio y que se hace llamar así, quien al ser preguntado por su oficio, contesta con sinceridad que “sí es ilegal”. “No sabría decirte qué leyes se rompen, pero eso queda en el criterio de las personas”.

Concuerda con que en el mundo del tatuaje muchas de las leyes son ignoradas, y admite que cada vez que se desplaza a la casa de otra persona para aplicarle tinta, está incurriendo en una ilegalidad. Pero afirma que mantiene un “código ético”.

El proceder ético e higiénico del tatuador se sustenta sobre la base de un curso de enfermería, para él es indispensable que el artista tenga conocimientos médicos, y su previa experiencia en una tienda de tatuajes, por lo que afirma que conoce y emplea todos lo instrumentos necesarios para garantizar un trabajo aseado.

¿Mónica?

Diego Perdomo, tatuador aprendiz, recuerda una noche en la que estaba bebiendo y jugando con un grupo de amigos que decidieron tatuarse entre ellos con unas máquinas de tatuaje que estaban en el apartamento. Relata que él fue el único en decir que no, por considerarlo imprudente, mientras que el resto se turnaba para aplicarse tinta. “Uno de ellos quiso escribirse el nombre de la mamá, Mónica, en las costillas, pero la aguja ni estaba bien calibrada y a la mañana vio que el tatuaje decía ‘Marica’, porque la O y la N quedaron distorsionadas”. Igualmente, Perdomo dice que lo han tatuado en una silla mientras juega “Play” o acostado en la sala de una casa.

Colombiano subraya que no podría afirmar que todos lo tatuadores cumplan de la misma forma. “Hay gente que solo ve el lado económico y no se preocupa. Nuestro trabajo es cuidar al cliente, el 80% es responsabilidad nuestra”, comenta.

Para tal fin, Costa Colombiano relata que, antes de ir a tatuar, desinfecta sus instrumentos con los productos necesarios, los empaca forrados en un “plástico especial”, además de llevar agujas desechables y una caja completa de guantes. De igual manera, se encarga de revisar la zona donde trabajará: se asegura de que esté limpia, acondicionada y, sobre todo, libre de animales. De lo contrario, no tatúa.

Complementa sus palabras al explicar que él solo realiza un determinado tipo de tatuaje a domicilio: pequeños. Hechos en pantorrillas, brazos u hombros, porque sostiene que una casa no es el espacio adecuado para hacer trabajos grandes, de espalda o pecho.

“Hay gente que no es responsable, que tatúa en lugares sucios. He escuchado de gente que reutiliza la misma aguja solo con haberla vuelto a esterilizar y eso no me parece, no se debe hacer”, dice.

“También he visto menores de edad con tatuajes, y tatuarlos es ilegal. Yo eso no lo haría”, comenta.

En ese mismo sentido, sin querer decir nombres, el tatuador denuncia la mala praxis que existe en el mundo del tatuaje y comenta que ha tenido que ha arreglar tatuajes que se infectan, se dañan o simplemente están mal hechos, muchos de los cuales, asegura, fueron realizados en tiendas.

Los entrevistados concuerdan en que, aunque el tatuaje en casa o a domicilio tenga sus facilidades económicas, resulta en extremo riesgoso si no se conoce al tatuador con antelación. Invitan a los que piensen en adquirir un tatuaje que sepan quién es el artista, quién es su maestro y que, aún así, al momento de ser tocado por la aguja, vean las manos de quien los tatuará, las cuales deben estar “impecables”.


Hablan las especialistas  

La infectólogo Elia Sánchez y la dermatólogo Susana Misticone creen necesario tomar en cuenta los siguiente puntos antes de hacerse un tatuaje:

1.- Consulta médica previa, exponiendo claramente la zona que se desea tatuar, porque los cuidados varían de una a otra.

2.- Consultar con un especialista los antisépticos adecuados.

3.- Meditar bien qué se desea hacer. Para la infectólogo, todo tiene que ser lo mejor, desde la elección de la zona del cuerpo y el diseño de la pieza, hasta la selección del artista, porque se trata de algo que se llevará de por vida.

4.- Elegir la tienda de tatuajes que cumpla con ciertas normas de limpieza, sean ordenadas y usen equipos empaquetados y sellados.

5.- Asegurarse de que se utilicen agujas desechables selladas, materiales esterilizados y cerciorarse de que la tienda tenga un autoclave.

6.- Consultar con un especialista o un médico dermatólogo sobre el correcto cuidado de la piel tras realizar el tatuaje.


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: jac.vill95@gmail.com