“Usted y su camarilla cívico-militar no solo llevan al país por mal camino, sino que nos van metiendo a un túnel sin salida jugando al contragolpe con una oposición política, también irresponsable y suicida”
Manuel Isidro Molina
Ciudadano
NICOLÁS MADURO MOROS
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Me permito hacer pública esta carta -que no entregaré en la taquilla de correspondencia del Palacio de Miraflores, por razones obvias- dada la macro crisis moral, política, económica y social que sufrimos quienes habitamos en la patria del Libertador Simón Bolívar; y quienes por decenas de miles han emigrado al exterior empobreciendo nuestro caudal científico, tecnológico, gerencial y laboral, además de golpear gravemente la unidad familiar y la natural sinergia entre sus miembros.
Bajo su mandato se han agravado todos los problemas; ninguno de ellos ha sido solucionado o revertido en su tendencia perjuiciosa: delincuencia asesina, corrupción de funcionarios civiles y militares, enriquecimiento ilícito, caída vertiginosa de la producción nacional, escasez de alimentos y medicinas, desbocada inflación y su aceleración especulativa hasta el extremo criminal del “bachaqueo”, pulverización de sueldos y salarios, empobrecimiento y caotización del sistema público de salud, degradación de los servicios públicos. Por ello, según todas las encuestas conocidas, más de dos tercios de la población venezolana rechaza la gestión de su gobierno y su desempeño personal como Jefe de Estado y de Gobierno.
Esta crítica y gravosa situación, más allá del agobio social y anímico que sufre la nación, ha sido profundizada por elementos espirituales, políticos y administrativos que si bien como fenómenos sociopolíticos son de larga data en Venezuela, han sido hipertrofiados durante su gestión hasta caer fuera de control político, social o institucional: corrupta y pendenciera burocratización, autoritarismo militarista y ultraizquierdista en la función pública, estatismo trasnochado, abuso de poder y peculado de uso, sectarismo partidista excluyente (incluso contra quienes desde el “chavismo” levantan voces críticas), incapacidad administrativa, déficit democrático y simple piratería en el ejercicio de altos y medios cargos públicos.
Paralelamente -fruto del sectarismo autoritarista inoculado por su predecesor Hugo Chávez Frías en los Poderes Públicos-, sufrimos de uno de los más corruptos y mediocres sistemas de justicia de América Latina y el Caribe, caos que involucra directamente a tres Poderes: Judicial, Ciudadano y Ejecutivo, respectivamente responsables del lamentable estado en el que se encuentran los Tribunales de Justicia, el Ministerio Público, la Contraloría General de la República, el sistema carcelario, las policías de investigación criminal y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), muchos de cuyos funcionarios y funcionarias –me refiero solo a los corruptos- ofenden la moral pública, traicionan el juramento de pulcro y justo desempeño en la función pública, y agreden a los ciudadanos, a la sociedad y a la economía con su vulgar sistema de coimas y coacciones extorsivas a lo largo y ancho del país. En conjunto, los jueces, fiscales, custodios carcelarios, policías y guardias nacionales corruptos se han convertido en la mayor maquinaria de impunidad y reproducción de la delincuencia que nos agrede cotidianamente, a toda hora y en todo sitio.
Su gobierno se ha venido deslizando peligrosamente hacia una vertiente represiva policíaco-militar que atenaza la protesta política y social, junto con el cepo político, judicial y electoral que han desplegado de consuno los poderes Ejecutivo, Judicial y Electoral para asfixiar cualquier opción distinta al continuismo suicida de su gobierno.
Desde el descalabro en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, debido a la gran inconformidad nacional, han generado pena ajena las principales actuaciones del Poder Judicial y del Poder Electoral, bajo control abusivo de magistrados, magistradas y rectoras descaradamente parcializados y manipulados desde Miraflores.
Usted y su camarilla cívico-militar no solo llevan al país por mal camino, sino que nos van metiendo a un túnel sin salida jugando al contragolpe con una oposición política, también irresponsable y suicida, mientras Venezuela se hunde en el descrédito internacional y la más pasmosa crisis de empobrecimiento, desconcierto, violencia criminal e inmoralidad.
Gobierno y oposición son corresponsables de la crisis, independientemente del grado y calidad de sus responsabilidades específicas: Venezuela ha sido el país más saqueado por sus gobernantes, codiciosos sectores económicos y sucesivas mafias de testaferros, al menos desde 1983, por solo referir el “Viernes Negro” de ese año; desde 1989, hemos sufrido recurrentes escenarios de violencia político-social fratricida, hasta las matanzas de 2013 y 2014; y hoy destaca su gobierno como el mayor factor de obturación política, por su ciego empeño en negar los derechos constitucionales irrebatibles del pueblo venezolano a pronunciarse directamente en Referendo Revocatorio sobre su permanencia o no en el cargo, y a elegir gobernadores de estados y legisladores regionales, este mismo año, como corresponde.
¿Qué imagina, usted, Presidente? Esta macro crisis es insostenible, como indetenible es la caída en popularidad de su gobierno. Todos los indicadores así lo reafirman: el país se despedaza en sus manos.
No incurriré en la necedad de exigirle su renuncia al cargo, pues es cuestión de conciencia, algo poco común en Venezuela, cuya única excepción de la regla ha sido el insigne médico Dr. José María Vargas, presidente de la República (1835-1836), y primer rector de la Universidad Central de Venezuela, en 1827.
Hoy por hoy, el perceptible sesgo autoritario de su gobierno (con signos irrebatibles de trasnocho soviético-cubano) amenaza la paz de la República, con el uso criminal de la fuerza contra el pueblo, en dos peligrosas vertientes: 1.- Institucionalmente, involucrando a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en un cerco represivo que coloca al Ejército, la Armada y la Aviación como arietes complementarios en caso de fallar los dispositivos de la GNB, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN); 2.- Al margen de la Constitución y las leyes vigentes, encubriendo la acción criminal de las bandas armadas por factores civiles y militares del gobierno, mal llamadas “colectivos”, cuyo armamento de infantería de guerra está dirigido a golpear brutalmente a la población civil que salga a protestar por tanta inconformidad acumulada.
Aspiro que esta interpelación pública, lo haga reflexionar por encima de la mediocridad criminosa que caracteriza a su gobierno. Deseo que como Jefe de Estado eleve su espíritu y capacidad analítica, para comprender lo grave de esta macro crisis, cuyas consecuencias pueden generar unos episodios de violencia fratricida que dejarían pálida a la “Guerra Federal” del siglo XIX, si a lo ya señalado le sumamos el vandalismo sanguinario de entre 70.000 y 100.000 miembros de las bandas criminales que azotan al país con sus robos, atracos, extorsiones y asesinatos.
En definitiva, Presidente, creo que usted no tiene derecho alguno a continuar empujando a Venezuela por el túnel descrito, prisionero como está de las variopintas mafias que maniatan su gobierno.
Es claro, entonces, como Presidente y Jefe de Estado electo por el voto popular, que debe asumir valiente y transparentemente las consecuencias del ejercicio libre del derecho constitucional que tiene el pueblo venezolano a realizar un Referendo Revocatorio, sin más maniobras obscenas y torpes, que lo colocan a usted ante el mundo, como un dictadorzuelo de opereta. De sus operarios de la cúpula del Psuv, Miraflores, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral o el Poder Ciudadano, nadie está pendiente; se les reconoce piezas de tan mediocres jugarretas. Es usted, quien rendirá cuentas ante la historia.
Espero no importunarlo. Le he escrito como venezolano íntegro, defensor de la paz y amante de nuestra Patria bolivariana, la histórica, con su enorme potencial integrador en América Latina y el Caribe, para felicidad de nuestros pueblos, por vía de desarrollos armónicos, equilibrados, productivos y socialmente responsables, que nos hagan parte del futuro promisorio que merecemos los hijos e hijas de Bolívar y de esa pléyade de libertadores que encabeza nuestro insigne pensador universal Francisco de Miranda.
Con nuestro pueblo en el alma, aspiro ver signos de reorientaciones significativas en su desempeño como Primer Magistrado de la nación.