Estamos vacunados contra el eurocentrismo y luchamos por una auténtica sociedad socialista
Jesús Silva R
Todos los venezolanos debemos luchar radicalmente por erradicar las formas de discriminación contra las personas porque en la mayoría de los casos, luego de la palabra ofensiva viene una puñalada o una bala.
Sirva este material como ejemplo de crímenes de odio en la televisión. Ver video: En TV, la llamaron negra resentida asquerosa (no al racismo).
El video muestra crímenes de odio (basados en raza, ideología, etcétera) en la TV de Venezuela. Una periodista afrodescendiente en un canal del Estado fue insultada por el color de su piel y sus ideas.
También en la parte final se arremete en contra de quien suscribe, afirmando falsamente que el Gobierno de Maduro financia mis apariciones en TV. Lo hace una extraviada diputada opositora de nombre Milagros Paz. Irónicamente su partido Primero Justicia nació con dinero mal habido de la petro-corrupción en la vieja Pdvsa.
Lo cierto es que trabajo estrictamente como abogado por cuenta propia, sin sueldo ni comisión de nadie, y he rechazado intransigentemente cualquier oferta que procure cambiar mi condición.
Ahora bien, volviendo al racismo, nótese que muchos años de televisión basura con protagonistas de telenovelas que nunca son la india mexicana, ni la mulata colombiana, ni la afrodescendiente brasileña, sino las hijas e hijos de europeos y gringos que emigraron al subcontinente suramericano, han hecho que buena parte de nuestro pueblo asuma las características físicas y fentípicas (externas) de esos protagonistas como el modelo ideal de belleza.
Con frecuencia afrodescendientes de Venezuela revelan su aspiración de mezclarse con hijos de extranjeros para “mejorar la raza”.
Entonces, y a propósito de las aberrantes leyes contra los inmigrantes en Europa y Norteamérica, si de establecer un escalafón se trata, sobre los atrasos culturales más repulsivos que agreden la dignidad de los pueblos del tercer mundo dentro del régimen neoliberal, sin vacilación habré de referirme al eurocentrismo.
Se entiende por tal, a la infame visión histórica de que el mundo europeo, y esencialmente el europeo occidental, ha concentrado siempre y desde todo punto de vista lo más excelso y brillante de la especie humana.
En este orden, pertinente es detallar que se trata de una concepción de supremacía racial que atribuye a la generalidad de razas y etnias no europeas una supuesta inferioridad en cuanto a las virtudes y aptitudes más apreciadas en el ser humano. Me refiero a la capacidad de razonamiento, la fuerza de trabajo, la belleza, entre otros atributos.
De modo pues que al analizar los fundamentos del eurocentrismo, observamos que este fenómeno se subsume claramente en el racismo; y es menester advertir que tan repudiable degeneración no habita únicamente en la mente de muchos europeos (téngase como evidencia la recién aprobada ley europea anti inmigrantes), sino que también ha “colonizado” la conciencia de muchos de los pueblos que padecen el desprecio eurocentrista hasta llegar al punto de consentir la agresión e inclusive permitirse el autodesprecio.
Nótese que el genocidio y saqueo cometido por los europeos contra los nativos del Asia, África y América, propició el enriquecimiento ilícito de las naciones invasoras y constituye un antecedente histórico primordial en el desigual orden económico que rige en el mundo hasta nuestros días.
En esa monstruosa historia signada por el colonialismo, que le permitió a los europeos emerger como ricos y a nosotros hundirnos como pobres, radica el real origen del eurocentrismo.
Ciertamente, sin apoyo de ningún análisis científico histórico, los pueblos del mundo han asociado ancestralmente a los europeos invasores con el desarrollo, la felicidad y la belleza; y a los tercermundistas conquistados con el atraso, la desdicha y la antiestética.
Frente a tantas creencias insensatas, los revolucionarios estamos vacunados contra el eurocentrismo y luchamos por una auténtica sociedad socialista para hacer realidad la igual dignidad de todos los seres humanos. De la unión del pueblo depende la victoria.