, ,

El debate revolucionario es la alternativa

Venezuela requiere un plan de vuelo, una guía para la acción en los próximos tiempos. Venezuela debe convertirse en una democracia revolucionaria, consolidada


Julián Rivas

Algunos piensan que el debate político se ha caldeado porque el Consejo Nacional Electoral informó que la posibilidad de hacer un referendo revocatorio presidencial no será este 2016.

Pero este es un gran momento para discutir los grandes problemas del país. Porque el problema central del país no es, como cree mucha gente, el gobierno exclusivamente.

Debemos advertir sobre el rol pernicioso de la burguesía pro Imperio. Y sostener que por encima de todo está el pueblo, que conforma la mayoría. Esta es la fuente de la real democracia.

Venezuela como que hubiera entrado en un túnel del tiempo, en los que surgen fuerzas endemoniadas, se pierde la visión ante bruscos movimientos. Se siembra desesperanza, se grita Venezuela ex país. Todo es propaganda. No, no, no.

Venezuela debe redefinir su destino. No le vamos a entregar nuestro país a los sionistas, ojo. Por estos asuntos que hablo en la calle, alguien me dijo: “Camarada, tenga cuidado, mire que usted es negro”. Le dije: justamente por eso es que no debemos entregar nuestro país a los sionistas.

El ochenta por ciento de los venezolanos, que somos negros, no debemos a permitir que vengan los sionistas a patearnos, como hace la oligarquía bogotana con los negros del Caribe colombiano, a los que patea, discrimina y niega sus derechos históricos.

La vida de los negros en Colombia es tan triste, que hasta los borran de la historia.

En 1861, durante seis meses, hubo un presidente negro, el general Juan José Nieto Gil, y fue hace unas décadas cuando en el Palacio de la Inquisición de Cartagena se encontró una foto de él, pues lo habían desaparecido de la historia. De eso nos habla el escritor Fals Borda.

Son muchos los riesgos para la existencia libre de los pueblos latinoamericanos: es grave cuando se celebran los equívocos, como la paz de la OTAN en Colombia, con bases gringas.

Ok, es un melodrama, que lleva a mucha gente de las FARC a resistir la orden de entregar las armas, averigüe. Sobre Venezuela hay malos augurios.

Hay gente de la MUD, como Ramón Guillermo Aveledo y el facistoide Luis Florido, que están dispuesto no solamente a dar bases militares a los gringos sino también hacer de Venezuela un país débil.

El imperativo es defender este modelo de país de negros del Caribe que se llama Venezuela, que se ha venido conformando a lo largo de 500 años.

Que se ganó la Independencia en los campos de batalla hace dos siglos. Justamente este 27 de septiembre se cumple el 200 aniversario de la Batalla de El Juncal, en Barcelona, que abrió caminos para la definitiva independencia de Venezuela.

En todo caso, la historia es compleja y hay que sacarle provecho. Les comentaba que de las andanzas de España por América es que surgió este país.

Con las lejanas batallas de San Quintín en 1557 y en Gravelinas en 1558, en Francia, se consolidaron las bases para que Felipe II gobernara España y Portugal e impulsara asentamientos en varios sitios del globo, incluyendo esta Tierra de Gracia.

El establecimiento hispano en el Caribe y norte de Sudamérica, hasta el río Amazonas, fue la base territorial de Venezuela hoy día.

Aquí es donde debemos ilustrar a muchos sobre este pasado. Por ejemplo, a la representante de Guyana que habló en la reciente Cumbre de los No Alineados, en Margarita.

Decirle, inevitablemente, que no hablara tonterías, que de acuerdo con los papeles que traían en las alforjas Jerónimo de Ortal, Diego de Ordaz o Antonio de Berrio, eso que llaman Guyana no debería existir.

Y algo más actual, ni en la India, Indonesia, Filipinas y otros países denuestan de la herencia territorial que les dejaron las viejas potencias coloniales, sobre todo si se trata de hacer valer pretensiones territoriales ante vecinos.

Por eso las duras confrontaciones diplomáticas y los ejercicios militares que hoy vemos en el Mar del Sur de China, en Cachemira y otros lugares calientes de Asia.

Y en efecto, los gringos no se sienten tan a gusto con nuestra influencia en el Caribe. Por eso la campaña contra Venezuela no es exclusivamente porque no haya Harina PAN, producto que desaparece como arte de mago del señor Mendoza.

Venezuela requiere un plan de vuelo, una guía para la acción en los próximos tiempos. Venezuela debe convertirse en una democracia revolucionaria, consolidada. Eso se hace con el pueblo.

Hay un debate pendiente. Una ofensiva revolucionaria debe evaluar la relación entre Estado, gobierno y sociedad. Sobra decir que sociedad no es burguesía exclusivista.

Debatir si Caracas se mantiene como capital de Venezuela. Igual hay que impulsar la democratización de la administración de las ciudades y pueblos. Elegir alcaldes, pero evaluar la eliminación de la figura de los concejales.

Que el pueblo organizado sea el que controle y haga seguimiento, legisle a nivel local. Que las universidades se administren sanamente, con control de estudiantes, empleados y profesores. Democracia.

En Venezuela hay un culto a la representación. Toda forma de representación, ya sea bonapartista, corporativista, es antidemocrática.

Es una impostura. Peor todavía son los pergaminos autoritarios que tiene escondido el Imperio y sus seguidores en Venezuela. La MUD nunca va a promover democracia.

Tampoco una función, actividad profesional, como los economistas que quieren tumbar al gobierno, van a llevar a Venezuela a mejor destino.

Esto es manipulación, porque tras estas pretensiones se escoden oscuros intereses. Democracia es poder popular realmente existente.

Provoca risa ver a un directivo de Consecomercio decir que en Venezuela hay hambre. Sentimientos peores pueden surgir. Porque la burguesía y las élites buscan enervar al pueblo. Hacerlo papillas.

La campaña negativa existe. Hasta pareciera que quieren hacer correr a los mejores cuadros. Despoblar a Venezuela parece un objetivo, como pretende el sionismo en Medio Oriente.

Emigra, este país es ex país, dice el historiador Blanco Muñoz, qué desgracia. Debemos prender las alarmas en defensa de la existencia soberana de Venezuela.

Hay un escritor, nada marxista por cierto, sino mas bien defensor de un modo de liberalismo fundamentado en lo que llama individualismo ciudadano. Se llama John Ralston Saul, canadiense.

En uno de sus libros, “La Civilización Inconsciente”, publicado en 1995, a menos de un lustro del derrumbe soviético, advirtió que el mundo entraba en un estado patológico de inconsciencia.

Las grandes corporaciones pretendían dominar el mundo y manipulaban a las masas. Hoy es peor: Estados Unidos se debate entre las opciones presidenciales de Clinton, anglosionista, y Trump, plutócrata fascistoide. Caracha, catire.

A la vez ese imperio pretende restaurar su dominio, sus pretensiones absurdas de hacer de América Latina su eterno patio trasero, instalando aventureros en los gobiernos latinoamericanos. Ya llegaron Macri, Temer, Kuczynski. Qué broma.

Dice John Ralston Saul algo que le viene al pelo a Leopoldo López, al Florido y a María Machado. “Uno de los rasgos relacionados con esta inconciencia es la aparición de la ilusión… en particular el auge de las descripciones más fantasiosas de nosotros mismos”.

Y en lo que a Venezuela respecta, vemos que un sujeto que hace poco se reunía con la ultraderecha mundial, Leopoldo López, ahora lo venden como demócrata. Carlos Croes, qué alcahuetería.

“A Mussolini lo fotografiaron siempre como si fuera un actor. Y detrás de la campanuda retorica de Mussolini hubo siempre una obsesión por la dirección empresarial y el corporativismo modernos”, advierte Saul.

Bueno, estos neofascistas que pululan en Venezuela se tratan de presentar como empresarios exitosos. De eso esta llena la MUD. Chúo Torrealba tiene imagen de ocioso y quizás por eso fastidia.

Hasta el Luis Florido, vulgar vendedor de chinchurrias, es presentado como un empresario exitoso. Y para estas capas burgo-fachas ellos son los modernos, y los demócratas. Eso dice Julio Borges. Se cansa uno, diría Omar Lares.

A lo Gallegos, el pueblo sufre y espera. A desechar las ilusiones y prepararse para la lucha. A desterrar el burocratismo y revisar procedimientos. Viva el pueblo venezolano y la revolución.