Nunca, bajo ningún gobierno, el venezolano ha sido sumiso y cómplice de sus propios males
Gustavo Luis Carrera
Desde que los filósofos de la antigüedad se plantearon la necesidad de responder a la pregunta: ¿quién soy?, surgió la angustia existencial. No ha cesado la humanidad en la búsqueda de su identidad. La ontología filosófica enfrenta el reto de intentar responder en qué radica la identidad. Y así se nos plantea a los venezolanos.
EL ETERNO FANTASMA DE LA IDENTIDAD. Como señalamos, la persecución –es lo que se hace: perseguir un fantasma– de la identidad ha sido un esfuerzo intentado una y otra vez; y a la postre parece que se va en pos de un ente fugitivo, evanescente. Pero, esta condición etérea de la identidad no ha impedido su eterna búsqueda. Abundan, de manera innumerable, los congresos y coloquios convocados internacionalmente para explorar el tema. En particular, los latinoamericanos hemos sido propensos a especular en este terreno. Y los venezolanos, por supuesto. Se percibe que hay momentos y situaciones cuando hace crisis la confusión y la indeterminación con respecto a la identidad. Esto no sólo se evidencia en la intensidad de encuentros de especialistas que tratan el tema, sino en las circunstancias históricas de los países. Como sucede actualmente en Venezuela. ¿Qué es ser venezolano?, ¿cuál es la conducta propia del venezolano?, ¿dónde están sus rasgos identificadores? Preguntas tan inexcusables como perentorias. Y a veces, la negación: ¿qué es no ser venezolano? conduce a la afirmación.
SORPRESIVO RESURGIMIENTO EN EUROPA. Es de interés constatar que esta indeterminación polémica del sentido de la identidad nacional rebasa las fronteras venezolanas y latinoamericanas. No escondemos nuestra sorpresa al ver que una prestigiosa revista literaria y de ideas francesa incluya toda una sección a respuestas de escritores y pensadores a la pregunta: ¿qué es ser francés? (Magazine Littéraire, No. 572. París, octubre de 2016). Allí se recogen desde caracterizaciones radicales e inclusive sectarias, hasta concepciones integracionistas y contemporáneas; de Charles de Gaulle a Régis Debray.
ENTONCES: ¿QUÉ ES SER VENEZOLANO? Nunca, bajo ningún gobierno, el venezolano ha sido sumiso y cómplice de sus propios males. Siempre ha sido crítico y rebelde. Así que ya es tiempo de que este régimen actual se olvide de su propósito de lograr un venezolano sometido y fácilmente manipulable. Puede confundirse momentáneamente. Puede caer situacionalmente en la trampa tendida por los demagogos gobernantes. Pero, a la postre, se impone su espíritu inconforme y cuestionador. En consecuencia, a partir de la negación –de lo que no es ser venezolano– llegamos a la afirmación: ser venezolano es restearse en la defensa de sus derechos, frente a un régimen político decadente y devastado por sus ejecutores corruptos, frente a un Tribunal Supremo sometido y deshonesto, frente a una camarilla usurpadora y saqueadora. Ser venezolano es saber defender los derechos humanos y poner a salvo su dignidad y su compromiso con su patria. Eso es ser venezolano, ahora y siempre.
VÁLVULA: “La verdadera identidad se halla en relación directa con la dignidad. El venezolano puede estar desorientado por espejismos demagógicos. El venezolano puede estar confundido por el asombro ante el desastre político, económico y judicial. Pero, sabe que ser venezolano es nunca entregar su dignidad y luchar por sus derechos”.