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Jesús Silva: Prostituta infiltrada en el Gobierno

Jesús Silva: "El extraño intento de ser revolucionarios"

Falta recapacitar sobre la urgencia de profundizar el combate contra infiltrados, oportunistas y traidores falsamente arrepentidos


Jesús Silva

Como cuando un padre es bueno pero no es perfecto y te impone de madrastra a una prostituta de la que se enamoró locamente, a pesar de conocer su pasado de traiciones, prevaricaciones y burdeles.

Y esa misma mujer luego de cierto tiempo abandona a tu padre, se va a vivir con otro hombre por un año, pero más tarde regresa a tu casa; tu padre la acepta y te exige que tú la aceptes también, te reclama perdonar sin protestar, porque de lo contrario la relación entre padre e hijo podría romperse.

Frente a una situación así, en tu papel de hijo tienes dos opciones: 1.- La radical, te opones a la prostituta, le adviertes a tu padre que ella lo está utilizando por interés y que un día lo volverá a traicionar. 2.- La inmoral, no te metes en la relación burdelérica de tu padre, dejas que ella se aproveche de él y de ese modo te evitas “problemas”.

De seguro el hijo rebelde y explosivo cometería la torpeza de ejecutar la opción uno, inevitablemente entraría en distanciamiento con su hipnotizado padre y al final le dejaría el escenario libre a la golfa para que triunfe con su perverso plan.

Por su lado, el hijo chulo y oportunista, tomaría completamente la opción dos, se callaría con tal de no perder la tarjeta de crédito, la casa, los viajes y el carro regalado por su padre. Quizás ese hijo corrupto incluso hace pacto secreto con la ramera y así ambos se aseguran y comparten los beneficios materiales que le sacan al pobre viejo, incluyendo la millonaria herencia.

Pero hay una tercera opción, una más política y más inteligente: el hijo sabio y honesto decide no pelear con el padre pero tampoco celebrarle su “empepamiento” (ilusión) con la madrastra exestrella del Angeluz Night Club en Bello Campo, Caracas. Y entonces, sin andar cuidando puestos ni intereses, habla claro pero evita fracturar su vínculo paterno. De este modo, siendo fiel a su conciencia, le dice a su progenitor: “Papá, respeto tu decisión pero no la comparto, vamos a darle tiempo al tiempo, y tú llegarás a tu propia conclusión. Mientras tanto, llevemos las cosas en paz y con respeto mutuo”.

En la vida real, la familia que merece ser salvada es la revolución bolivariana, el Gobierno nacional es ese padre asediado por mala compañía, el hijo sabio es cada uno de los revolucionarios de a pie que vivimos comprometidos con el socialismo a pesar de calumnias internas, y la habilidosa prostituta es todo funcionario público simpático que comete actos de burocratismo, despotismo o corrupción pero que recibe el perdón y nuevas oportunidades mediante el reciclaje burocrático.

Nota: Con la verdad ni ofendo ni temo, ni esto no es nada personal, pues de lo que se trata es de recapacitar sobre la urgencia de profundizar el combate contra infiltrados, oportunistas y traidores falsamente arrepentidos que estando vinculados a importantes cargos en el poder público nacional le hacen daño a la patria, violan la Constitución y generan un doloroso desencanto en el pueblo de a pie que tanto busca construir una sociedad mejor, pero que recibe injustas agresiones y frecuentes malos tratos para que renuncie al sueño socialista.

No todo el que te aplaude es tu amigo fiel, ni todo el que te critica es tu enemigo potencial.