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La gente emigra desde Venezuela a cualquier lado y la banca se alegra de las remesas que podrá cosechar
Julián Rivas
Estar en Playa Grande es estar ya en Carúpano. Divisar el mar, con su olor; a lo lejos vuelan pájaros de mar, hasta la carretera llega la brisa marina, es una experiencia única. Carúpano, compay. Aunque la vaina esté jodida, entramos a la ciudad de Carúpano.
Claro, vemos las rancherías que seguramente fueron las mismas que vio Juan Vicente Gómez con la amenaza de la muerte encima luego que un alzado de las tropas de Pedro Julián Acosta le metió un tiro en 1902.
Dicen que Gómez durante su largo su latrocinio no quiso apoyar a Carúpano en nada. Pérez Jiménez si vio que esa costa sirve para un gran puerto. Hasta el sol de hoy se espera el puerto de contenedores. Siempre recuerdo una vieja discusión con mi abuelo, quien sostenía que Carúpano era una ciudad y yo le decía que era un pueblo.
Por estos razonamientos, con los años, siempre me pregunto cómo es posible que las elites caraqueñas no terminen de entender que la entrada de Suramérica, es el Oriente venezolano, particularmente desde Carúpano hasta Macuro, caños del Delta.
De vez en cuando reviso un pequeño libro de John K. Galbraith, “El origen de la pobreza de las masas”. Lea: “… se dice que un país es pobre porque carece de capital para su desarrollo debido a que es pobre”. Calma, paremos esto aquí , vea la acotación que agrega Galbraith: “Las reservas para inversión se acumulan únicamente cuando existe un excedente fuera de lo que se requiere para el consumo inmediato, donde la pobreza es general, no hay tal excedente”.
Eso no es lo que ocurre con Venezuela. Hemos tenido un colosal excedente, proveniente de recursos petroleros, y no aprendemos. Aquí lo que hay es decenios y decenios de fuga de capitales.
Justamente, a fines de diciembre un amigo me envió un comentario que pudiera explicar parte de lo que ocurre en Venezuela: “El panadero de donde vivo me confiesa que él tiene 35 años regentando una pequeña panadería. Y que durante los primeros 30 años obtuvo una «ganancia promedio» de 10 mil dólares mensuales, divisas que depositaba en una cuenta en Portugal. Durante la crisis dice que su «ganancia» ha disminuido a entre 500/ 700 dólares mensuales, pero incluso así dice que todavía le es un buen negocio. Es decir, un humilde panadero, con solo tercer grado de primaria, con una panadería pequeña, en una zona de capas medias, ha amasado una fortuna en Venezuela de casi 4 millones de dólares. Y, obviamente, es antichavista a morir, y explota inmisericordemente a todo sus trabajadores”.
Este asunto nos puede ayudar a entender lo que ha ocurrido en Venezuela, un país donde los vivos, corruptos, picaros y empresarios de maletín, burgueses y pequeños burgueses entre otros, malandrines, arribistas, acumulan una plata y luego se van a vivir a los Estados Unidos y Europa. La institución gomecista sigue viva.
El asunto es latinoamericano. Cierto es que el facilismo conduce a la conformación de Estados criminales. Prueba de ello son Colombia, México, Honduras, Perú, Chile, entre tantos. El dinero que se recibe fácilmente, vía remesas, drogas, recursos naturales, puede llevar a que se olvide construir una economía moderna, pues no habría necesidad de ello, nos advierte V. S. Naipul cuando analiza el caso Pakistán. A Honduras y Guatemala la llevan a la esclavitud. Un ridículo dice que Guatemala debería llamarse Guatebuena. Seguramente este balurdo dirá que a Honduras habría que llamarla Alturas. Bueno, en Honduras hay un fraude electoral. El efecto pernicioso de la corrupción , el impacto del colonialismo, falta de educación, bloquean las oportunidades. La gente emigra desde Venezuela a cualquier lado, y la banca se alegra de las remesas que podrá cosechar. ¡Cuidado con esta tentación¡
Galbraith, quien estudio sociedades asiáticas, como la India, recomendó el gobierno “eficazmente financiado”, con personal calificado, que haga funcionar sus política y sea capaz de imponer disciplina.
Recapitulemos con Venezuela. Lo cierto es que desde Gómez al sol de hoy se evidencia una continuidad administrativa que vive de la teta petrolera. Hay estudios serios sobre esto, incluso de investigadores extranjeros.
Paligroso buscar reconocimiento en la oscurana. No es tiempo para la adulación al poder. La crítica es sana, y no puede ser vista como una amenaza. Hay peligros y amenazas sobre Venezuela, su soberanía. Muchos vecinos quieren desintegrarnos. Salvemos a Venezuela.
En América Latina, cuando ya frisamos los dos siglos de independencia, todavía hay sectores políticos y económicos que pretenden mantener lazos coloniales, con América del Norte o la vieja Europa. (Ojo, uno no entiende cómo se aprueba una ley de inversiones extranjeras que prácticamente abre la posibilidad de despojar a Venezuela de su soberanía jurídica).
Caramba, esa costa de playa que cuenta con el Morro de Puerto Santo es única en el mundo. Singapur compra arena para construir playa. Aquí todo es tan natural. Triste que en Manzanillo la playa sigue de basurero y le meten candela. Malasia tiene un teleférico en Langkawi, que parte del mar y va a una montaña. Imagine algo que suba a Carúpano arriba y más allá.
Seguimos con historia fracturada. Y quebrados en suma y resta. Todavía en Caracas no se enteran que de estas costas de playa salió su real libertador en 1821: José Francisco Bermúdez. ¿Dónde está el museo en honor a Bermúdez en San José de Aerocuar?. En Singapur un personaje parecido ya lo tendría. Por favor, vamos a discutir los asuntos de Venezuela, en diálogo con el pueblo, y dejemos los jueguitos emocionales que predominan en cuanta elección se aparece. La gente ve el desastre y se requieren correctivos. La vaina está jodía compay. Pa Carúpano, compay. El gobernador de Carúpano dice que la vaina está jodía. Ah, caramba, es carnaval, buen momento para conocer las bellezas de Sucre. Río Caribe, Irapa, Guiria, buenos lugares, pero la especulación corre la gente. No hay quien meta en cintura a los traficantes de billetes.
¡Viva el pueblo!
