Los venezolanos estamos en la obligación de ser refractarios a los planes injerencistas de Estados Unidos y gobiernos subalternos a ese poder imperial
Julián Rivas
Cuando uno se pone a ver el mundo en el cual andamos podemos coincidir en el diagnóstico: Hay una crisis generalizada en el sistema capitalista que lidera Estados Unidos. Sin embargo, todavía no cristaliza un proyecto alternativo revolucionario que rompa viejos esquemas de dominación, de antidemocracia y violencia.
Varios eventos vienen dando cuenta de la decadencia de Estados Unidos como líder global y hemisférico. La situación en Medio Oriente, particularmente en Siria y el reciente fracaso de la Cumbre de las Américas en Lima, Perú.
La Cumbre de las Américas en Lima una vez más dio cuenta de que Estados Unidos tiene una visión limitada de América Latina, circunstancia que se acentúa con el presidente Donald Trump.
Un amigo revolucionario hace otra acotación: Nuestros pueblos han perdido la esperanza de que a través de la unión con Estados Unidos tendrán mejor futuro. A nivel popular el triunfo en las últimas dos décadas de mandatarios y jefes de Estado progresistas, abriendo caminos a la justicia social, también hizo que se perdiera interés en Estados Unidos.
Entonces, ¿qué circunstancias explican la obediencia a Estados Unidos? Sencillamente la antidemocracia en que está inmersa América Latina. Desde países con supuesta bonanza como Chile, hasta aquellos de caos económico y social, ejemplo del cual son los países centroamericanos.
El amigo recuerda una frase lapidaria de Hugo Chávez: Los gobiernos están de cumbre en cumbre y los pueblos de abismo en abismo.
Estas son las circunstancias que obligan al proceso revolucionario bolivariano a revisar su accionar en el último quinquenio en el marco del análisis general de veinte años de vida política venezolana.
Particularmente siempre tomo el ejemplo de la vida cotidiana. Las mafias se han instalado en el sistema económico venezolano, haciendo que la economía sumergida, los poderes facticos y las mafias en general disloquen la actividad económica. Esto por supuesto puede conducir a situaciones para algunos inesperadas, pero de claro perfil bonapartista si no hay respuesta en quienes tienen responsabilidades públicas.
La semana pasada hablé del perrito Bambú como expresión de cientos de miles de perros y otros animales domésticos que han sido lanzados a la calle en medio de una situación inflacionaria que desespera a muchos. De Bambú nos tocó hablar por razones familiares. Ese perrito de rizos color mantequilla y crema de vainilla nos conmovió. Pero el drama es de millones.
Se requiere que cumplamos con el próximo evento electoral pero hay que abrir el compás de participación. Porque los venezolanos estamos en la obligación de ser refractarios a los planes injerencistas de potencias como Estados Unidos y de gobiernos subalternos a ese poder imperial como es el caso del gobierno colombiano.
La cumbre de Lima terminó siendo una lomita de estadio de béisbol. Una “cumbrilla”. En todo caso, estamos en la obligación de encontrar solución a los grandes problemas de los pueblos de América Latina.
Esta incapacidad histórica de dar continuidad a planes de integración regional no es fruto del azar. Factores externos, con apoyo interno, siguen jugando a la incomprensión de América Latina.
SUICIDIO EN PRIMAVERA
Una vez más vuelvo a hablar de la situación generada por la falta de efectivo en Venezuela. Los conductores, dueños de unidades de transporte y hasta los colectores hacen fiesta porque en las actuales circunstancias el transporte público es instrumento para la succión de moneda nacional para fines inconfesables en lo económico.
Pero insisto, es que no habrá algún alcalde que llame a la superintendencia de bancos, al Banco Central, a las instituciones financieras públicas y privadas, a la Fiscalía General de la República, para que se acabe con la extorsión y el manejo ilegal con nuestra moneda.
Por qué un producto vale mnás si se paga con débito, cuando lo normal en el mundo es que ello ocurra. Es que acaso estamos como el cangrejo, caminando para atrás. Por favor, señores, un poco de comprensión. Atrás de eso hay mafias. Y les digo, el bonapartismo toca todas las bandas de la teoría política. El pueblo quiere respuestas favorables. Viva el pueblo y la democracia revolucionaria.