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Alberto Franceschi: “Nos esperan los días más amargos”

Franceschi

“Cuando ya no fue suficiente el dinero proveniente de las resultas petroleras, se convirtieron en agentes de exportación de droga de las FARC que pasó incluso por los cuarteles de Venezuela”, afirma el ex constituyente


Carlos Díaz

Venezuela y Colombia deben buscar juntas la solución a la crisis política y económica que viven los venezolanos y al desastre que está dejando Juan Manuel Santos a los colombianos, asegura el analista político Alberto Franceschi, ex dirigente del MIR y de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-CI), organización heredera de la fundada en 1938 por el revolucionario ruso León Trotsky (1879-1940). En 1998 fue jefe de campaña del ex candidato presidencial Henrique Salas Henrique Salas Römer, ex miembro de la Asamblea Nacional Constituyente del año 1999 y actualmente vive en Estados Unidos, con actividad permanente en los medios de comunicación social y las redes sociales.

Sustentado en la lógica de los hechos históricos, afirma que la única salida a la grave situación de Venezuela es armada, pero señala que requiere de la hermandad de Colombia y de los demás países de Suramérica y el apoyo de Estados Unidos para lograrlo.

“Nos esperan los días más amargos”

¿Cuál considera usted que es la causa de la crisis política y económica de Venezuela?

-Desde el año 1958 hasta hoy privó el estatismo. La centralización de la economía en manos del Estado que se hizo progresivamente parasitario, macro cefálico, hasta convertir a los venezolanos en una sociedad asfixiada, manipulada y corroída; destruida por las fuerzas oscuras del burocratismo que generaron no sólo la corrupción general sino la delincuencia masiva en la administración del dinero público. Y cuando ya no fue suficiente el dinero proveniente de las resultas petroleras, entonces se convirtieron en agentes de la exportación de droga de las FARC que pasó incluso por los cuarteles de Venezuela y los grandes burócratas de los organismos policiales y militares venezolanos.

Según sus palabras podría advertirse que la sociedad venezolana está enferma de corrupción. ¿Puede existir entonces una salida electoral, democrática?

Precisamente, un país enfermo, y no podrá salir de esa enfermedad fácilmente. El que diga que vamos a una democracia, miente. El que pregone que esto se va a resolver con unas votaciones, o es un iluso o un embaucador. Venezuela no conseguirá soluciones con unas elecciones de esas que se acostumbran hacer.

Cuando ya no fue suficiente el petróleo, exportaron la droga de las FARC”

¿Cuál cree usted que es la solución para la crisis venezolana?

-Venezuela requiere de una nueva élite económica y política. Ser un Estado de leyes, donde se aplique la ley. Necesita reunir a su población calificada junto con la población humilde, trabajadora. Pero para lograrlo necesita la alianza de los demás países. Los venezolanos debemos prepararnos al lado de los hermanos colombianos para afrontar la crisis que viene como una crisis de las dos naciones. Deben unirse. Seguramente habrá mucha pólvora de por medio para resolver de fondo los gravísimos problemas acumulados. Santos está dejando a Colombia en el degredo. Es como si hubiese ido Maduro allá a cumplir la misma tarea que hizo en Venezuela. Acabó con el grueso de las estabilidades que había dejado Uribe. Quiere entregar el país a las FARC. Se convirtió en un vulgar agente del castrismo. La justicia de Colombia la quiere poner a depender de varios jueces que son abogados de ETA, de Sendero Luminoso, del ERP argentino, es decir de las guerrillas que en los años 70 y 80 todavía andaban por ahí asesinando a ciudadanos de su país.

¿Quiere decir que a Colombia le espera el mismo destino que tuvo Venezuela?

-No. La tramoya de Santos con la dirección castrista, con el madurismo y con las FARC ha hecho de Colombia un país que rápidamente se hace ingobernable. Pero sin la desventaja enorme que tenemos los venezolanos, en Colombia sí hay una élite política que salió al paso de este camino irrefrenable hacia el abismo, y sencillamente va a aportar soluciones. Sin embargo, esas soluciones van a ser puestas en entredicho por la beligerancia, la tenencia del gobierno venezolano que preferirá exportar la crisis político militar de Venezuela y hermanar sus intereses a los de los cubanos, las bandas terroristas y, sobretodo, de las FARC, para ver cómo enreda a los dos países en una oleada de violencia sin precedentes.

Por eso, debemos contar con los segmentos militares que no quieran esa vía en Venezuela y con las Fuerzas Armadas y policiales de Colombia que seguramente estarán a favor de aplastar esa violencia castro comunista, madurista; y de ese lado estará no sólo el Estado colombiano, sino el grueso de la fuerza sana de América del Sur y de América Central y, por encima de todo, el propio Estados Unidos.

El presidente Santos ha llevado al borde del precipicio histórico a Colombia. Las hectáreas de coca se fueron de 150 a 220 mil. Colombia perdió miles de empleos, reventó su moneda. Le cayó el madurismo. Pero Colombia no se va a podrir y a perder. Ni los premios que Santos ha dado a los líderes de las FARC ni la impunidad han podido acabar con la moral masiva de los colombianos que quieren el castigo para los guerrilleros de las FARC. Quizá algunos se dejen embaucar por los discursos de los relativistas de la política o de los embaucadores que ponen las FARC. Pero en Colombia hay una clase política astuta y sólida, culturalmente muy superior a la venezolana, con valores y principios fuertes para enfrentar al castrismo cubano y al chavismo madurismo venezolano.

“Cinco regiones venezolanas están en manos de la guerrilla colombiana”

Entonces, ¿por qué cree que es posible la unión de Colombia y Venezuela en este momento?

-El problema no es sólo venezolano. Nosotros somos la expresión de una putrefacción mundial. España va al desastre producto de la corrupción masiva del sistema de partidos. El sistema de partidos de España se parece al de la IV República venezolana, es un fenómeno mundial. La moral que acompaña esa corrupción es la de todo es relativo. Los relativistas asumen que todo puede ser transable, todo es negociable. Afirman que lo importante es la paz a cualquier precio; lo que importa es negociar, que lo que importa es el consenso, los acuerdos. Y mientras tanto, ¿qué es lo que horada y se come la fibra de una nación? El entierro de los principios y valores de siglos. ¿Qué es hoy Venezuela moralmente hablando? Una piltrafa de nación, como lo es España, y como empieza a serlo también Colombia.

Colombia no llegará a lo que llegó Venezuela. Todavía está a tiempo. La solución es armada, pero unidas Venezuela y Colombia. Después de eso viene la recuperación económica de ambas naciones, juntas, como lo soñó Simón Bolívar.

-¿O sea que usted apoya la intervención militar extranjera para resolver la situación que vive Venezuela?

-Vienen hechos. Es absolutamente imposible que no ocurra la intervención militar extranjera. Pero no la esperen como un desembarco de marines estadounidenses. Tampoco será una ocupación militar colombiana al territorio de las cinco regiones venezolanas que las FARC tienen en sus manos. Pero sí puede haber una presión militar en la frontera y una ayuda militar satelital misilística, y la flota militar americana que obliguen a estos corruptos de uniforme de Venezuela a salir del país. Entonces escucharemos el discurso lamentable sobre el imperialismo con el cual han engañado a pendejos durante décadas.

Habrá una solución de fuerza porque no hay otra posibilidad. No soy un guerrerista. Hubiese querido una solución electoral, pacífica, reconciliada y reconciliadora. Pero dejaron podrir todo para llenarse de billetes. Porque cada vez que protestaban un poco más de la cuenta les metían un paquete de dólares. Las direcciones políticas, algunas financiadas por grandes empresas y bancos de Venezuela, han mantenido un programa inútil sobre el discurso electorero. Se han convertido en relativistas políticos.

«El diseño del futuro país no puede estar dirigido por quienes han gobernado a Venezuela en los últimos sesenta años»


La barbarie

¿Qué ocurriría si no hay un desenlace militar?

– Sencillamente, una guerra larga, una guerra irregular, una descomposición en la barbarie, una anarquía absoluta que durante años y años sumirá a las personas en una sociedad sitiada por el hambre y las enfermedades. Una sociedad de zombis, primero en Venezuela y luego en Colombia. Esa es una situación que creo puede evitarse con una alianza militar.

¿Ve la salida cerca?

-Nos esperan todavía los días más amargos para Venezuela en décadas. El diseño del nuevo país no puede estar dirigido por quienes han gobernado a Venezuela en los últimos 60 años. Pero queremos una república de ciudadanos y vamos a conseguirla.