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Un concepto que la demagogia deforma y manipula, un lugar común sometido al uso abusivo de propagandas y consignas
Gustavo Luis Carrera
Hay palabras cuyo valor semántico parece, a fuerza de uso, muy claro. Seguramente cada quien cree percibir con propiedad qué significa un vocablo de aparente sentido evidente: «patria». De hecho, se tiene como tal el lugar de nacimiento, también llamado «patria chica». O la nación a la cual se pertenece, o se decide vincularse. Además, se llamó «madre patria» a la España colonizadora dominante en América. ¡Ah!, y no olvidemos una dimensión de suma importancia: «patria celestial» se le dice al cielo. Todo parece preciso y normal; pero de pronto, como veremos, se le convierte en una necesaria pregunta actual.
¡NECESARIA REVISIÓN CONCEPTUAL. Jesús Torres Rivero, hombre de letras y de ideas cumanés, sorprende con un enjundioso texto: «De la idea de patria a su desvarío de hoy». Recorramos nuestro camino inductivo sobre el tema, de la mano de estas inspiradas líneas de preciso análisis. Se procede a hacer el recuento histórico del vocablo y de su contenido sugerente; a partir del nuevo Estado-República, que ya no es la antigua Ciudad-Estado. En el camino surgen las contradicciones: la Revolución Industrial trajo un enorme avance técnico y científico; pero, también, grandes injusticias sociales. Y se fue agudizando la deformación: «La idea de patria impuesta e inducida por la minoría gobernante excluyente», propia de regímenes seudosocialistas, es una deformación totalitaria. Y la «patria» se va diluyendo en el asombro que producen «los tsunamis de millones de desplazados de sus países de origen»; donde se cuentan los venezolanos. ¿Dónde queda allí la percepción de una «patria», diluida en el acontecer histórico?
USO ABUSIVO DEL VOCABLO «PATRIA». Y todo viene con gran sentido de oportunidad: con exceso irresponsable se maneja, a diario, una deformada versión de lo que es, realmente, la patria. Ella no es un bien grupal, manipulable por un sector que detenta el poder político. La patria es universal, es de todos los que la asumen con sentido de respeto y de emotiva pertenencia. Y su uso abusivo como consigna es un acto espurio; tal como se ve cuando aparece su nombre en tarjetas políticas, en campañas propagandísticas, en consignas absurdas que rayan en la ridiculez. Es, sencillamente, un irrespeto.
REIVINDICACIÓN INTELIGENTE Y ESPERANZADA. Nuestro connotado escritor conceptúa, al término de sus reflexiones, un parámetro final, con la convicción de que se avanza «hacia una sociedad libre, igualitaria y más justa», apoyada en el principio democrático hermanado con la idea de patria y de patriotismo. Y es así, porque fuera de la real democracia no hay patria, sino sometimiento compulsivo a un régimen que usurpa la identidad de una nación.
VÁLVULA: «La idea de «patria» es un lugar común sometido al uso abusivo de propagandas y consignas. Pero, en profundidad, es el resultado de todo un proceso histórico, como subraya Jesús Torres Rivero; recordándonos que la patria no nace, sino se hace. En buena hora nos llega este aleccionador texto que ayuda poderosamente a desentrañar la índole histórica de un concepto que la demagogia deforma y manipula y cuando se produce un dramático éxodo de venezolanos que emigran de su patria».
