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Luis Fuenmayor Toro: Propuesta de salud de Henri Falcón

Tanto clínicas como hospitales viven la carencia de insumos

Si participar es legitimar al régimen gobernante, cuando se defiende a un preso político en tribunales, se estaría legitimando a un Poder Judicial ilegal, ignorante, corrompido y al servicio del Ejecutivo


Luis Fuenmayor Toro

La atención de salud de los venezolanos se caracteriza hoy por la prestación de servicios incompletos o inoperativos, muy deficientes, sub-dotados, desarticulados y deshumanizados, contrariando lo ordenado en la Constitución, que establece a la salud como un “derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida” (Artículo 83). Actualmente la gratuidad constitucional es inexistente y los indicadores de salud del país han sufrido un proceso regresivo en muy pocos años: la mortalidad materna está por encima de las 135 muertes/100 mil niños nacidos vivos, lo que significa más del doble de las existentes en 1998, la más baja en toda nuestra historia pero todavía elevada para los patrones ideales mundiales, y en 2007; otro tanto ha ocurrido con la mortalidad infantil y neonatal, la desnutrición, muchas otras patologías y la morbilidad de enfermedades infectocontagiosas como la tuberculosis, la difteria, el sarampión, el dengue, el Chagas, la malaria, la fiebre amarilla y la sarna. En salud hemos retrocedido entre 50 y 70 años.

Esta reemergencia de enfermedades controladas en el pasado y algunas de ellas erradicadas, la ausencia de actividades de promoción de salud, el abandono de los programas de prevención de enfermedades y de saneamiento ambiental, la parálisis de los programas de atención de enfermedades, las dificultades, limitaciones y perversiones de la atención primaria; el grave deterioro de todos los centros de atención, el éxodo de profesionales, las dificultades de su formación, la escasez de medicamentos, hidroterápicos, vacunas, sangre y otros productos biológicos, así como la anarquía en su disponibilidad, accesibilidad y control de calidad, signan la actual crisis sanitario asistencial, que agrede a toda la población y primariamente a niños y ancianos, muy vulnerables ante el desastre sanitario actual.

El colapso del sector privado, abrumado por la carencia de insumos y la elevada congestión de pacientes, pues en 2012 ya atendía un tercio de la demanda de servicios; la crisis de los seguros privados con los que se financiaba una parte de la población, a través de contrataciones con instituciones del Estado y de institutos de previsión (maestros, profesores universitarios, FANB) y con particulares, hoy incapaces de hacer frente al ajuste de primas acordes con los incrementos de costos de los servicios de salud, se agregan al colapso existente.

La crisis además perturba los servicios de agua potable, recolección de basuras, disposición de aguas negras, control de plagas y suministro eléctrico, importantes en el mantenimiento de la salud y que por tanto deben ser recuperados durante la ejecución de las soluciones. Es vital la necesidad de rescatar la rectoría en la materia del Ministerio de Salud, quien la ha compartido anti nacionalmente con la Misión Médica Cubana y la ha perdido en relación con parte de sus competencias, como la de los requisitos para el ingreso y uso de medicamentos y equipos médicos.

Las principales líneas de acción gubernamental serían:

  1. Cumplir lo consagrado en la Constitución (artículo 84) de crear un sistema nacional de salud de calidad, eficaz, intersectorial, participativo y competencias compartidas entre el nivel central y los regionales y locales, bajo los principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad y solidaridad.
  2. Rescatar la institucionalidad del Ministerio de Salud, lo que pasa por la recuperación de surácter rector, competencia indelegable y no conjunta con ningún otro organismo nacional ni extranjero. A él tocará la promulgación de las políticas y las normas y procedimientos sobre la materia; la coordinación y supervisión total del sistema sanitario, el control de endemias y epidemias, la organización de las campañas sanitarias y el funcionamiento de los programas nacionales de atención, la vigilancia sanitaria de puertos, aeropuertos y pasos fronterizos; el registro y vigilancia de las profesiones, profesionales de la salud y centros de atención oficiales y privados, la expedición de certificados, el fortalecimiento de los organismos de salud de estados y municipios, el control de medicamentos, hidroterápicos, sangre, vacunas y otros productos biológicos, y de la adquisición y uso de la tecnología; así como la representación del país en la materia y en su relación con los organismos internacionales de salud.
  3. Financiamiento estatal del sistema de salud con recursos proveniente de fuentes nacionales, regionales y municipales, preferiblemente de carácter fiscal y con prestación oficial, privada y mixta de los servicios de salud. Incrementar en forma importante la proporción del PIB dedicada al sector salud.
  4. Organización de los servicios con base en la demanda de los mismos por parte de la población y no en su oferta. Reentrenamiento de todo el personal.
  5. Rehabilitación física, equipamiento acorde a la complejidad de los servicios, instalación de los sistemas de mantenimiento y dotación de todos los centros de salud, a los que se integrarán las redes de Barrio Adentro, bajo una sola dirección y el establecimiento del sistema de referencia y contra referencia.
  6. Establecimiento de un sistema de facturación de los costes de los servicios, para su control y la elaboración científica de los presupuestos anuales.
  7. Aumento de la capacidad resolutiva de los ambulatorios, que funcionarán 24 horas los 365 días del año y creación de una red de ambulancias para el traslado seguro y oportuno de los pacientes en todo el ámbito nacional.
  8. Restitución del sistema estadístico sanitario asistencial y de la publicación de los boletines periódicos del Ministerio de Salud.
  9. Elaborar la Ley de Salud con amplia participación de expertos, universidades, gremios y sindicatos de la salud y la comunidad organizada, que garantice junto con las universidades la formación profesional en el pregrado y postgrado, a tiempo completo, con calidad y un sueldo para vivir holgadamente y sin nada que los distraigan de la asistencia de la población y su permanente formación.