Terrorismo internacional, narcotráfico y violaciones masivas a los derechos humanos: tríade de la tiranía criminal que oprime a Venezuela
Juan José Monsant Aristimuño
Aparentemente este fue el año cuando las voces de las democracias del mundo decidieron hacerse oír ante el dominio que los paises autodenominados progresistas, mantienen en el seno de las Naciones Unidas. Incluso los europeos acorralados por la embestida del islamismo político y los neocomunistas se llegaron avergozar de su legado histórico.
Pareciere que se han desgastados los sueños y ambiciones por una vida mejor y más libre, y la democracia como modo de convivencia ciudadana se estancó, al llenarse las formalidades.
No fue el resultado de una estrategia surgida de un “Think Tanck” integrado por estrategas, academicos y políticos; no, simplemente se fueron adecuando a las realidades, a un modo de vida cada vez más permisivo, al relativismo moral y al hedonismo del mercado.
Las comunicaciones instantáneas, su popularidad y utilidad a disposición de cualquier sector socioeconómico, hizo posible que realidades ocultas o disimuladas se conocieran más allá de la discreción tribal o corporativa, desde El Vaticano hasta Sabaneta, pasando por Moscú, Washington o Belice.
Del conocimiento de las realiades vino el desencanto, y aparecieron los magos de las palabras, demagogos y mesias. El mensaje fue claro, si las democracias fallaron, si los partidos traicionaron, pues vamos contra ellos, y alcancemos la felicidad bajo la dirección de un elegido. Así apareció chavez, Lula, Evo, Rodrigo Duterte, Correa, y últimamente hombres provenientes del espectáculo, como Zelenky, en Ucrania, Morales, en Guatemala, Nasralla, en Honduras.
TIRANÍA CRIMINAL
En realidad, todo es más simple en medio de la complejidad de gobernar una sociedad plural en libertad. Se trata de asumir los valores, normas y leyes que le dan sentido al orden democratico, y asumir la lucha contra la impunidad como su precepto imprescindible. Cuando estos neocomunistas se apoderaron del quehacer público, todos sin excepción, hasta la impoluta Bachelet, pasando por la Dilma, Cristina, Correa, Funes, chavez y Maduro, justificaron la violación del orden legal y la corrupción, arropándose con el manto del populismo y el antimperialismo. Y ya ven, resultaron unos farsantes, malvados, traficantes de droga, personas armas y dinero.
Hubo de darse esa desbocada emigración de venezolanos, y demostrase la presencia de terroristas internacionales, traficantes de droga y violadores masivos de los derechos humanos, para que finalmente los paises de la región aceptaran la necesidad impostergable, de garantizar su existencia como estados independientes, de derrocar la tiranía criminal que oprime a Venezuela, incluso mediante la presencia de una intervención militar regional, como lo prevé el Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR), o de cualquier otra alianza que conlleve la erradicación del régimen que oprime a Venezuela, y el subsiguiente juicio y castigo para los violadores de los Derechos Humanos y saqueadores de los bienes nacionales.