Hay un presidente, electo fraudulentamente, que está usurpando el poder y pretende legitimar al grupo de parlamentarios que en acto bochornoso se proclamó directiva de la Asamblea
Absalón Méndez Cegarra
La situación que se vive en Venezuela es desesperante. Vivimos en una nación enloquecida y enloquecedora. Imposible entender en lo que se ha convertido Venezuela de un tiempo a esta parte. No logramos reconocernos unos a otros. La profunda disociación que observamos entre quienes supuestamente dirigen la nación se ha trasladado al ser de cada uno de los venezolanos. No en vano estamos a merced de un psiquiatra encargado de hacer ver algo que no existe. Un país esquizofrénico.
Venezuela es un país esquizofrénico, a merced de un psiquiatra, encargado de hacer ver otro país que no existe
Dos presidentes de la República se distribuyen la conducción de la vida nacional. Uno, apoyado por un pequeño grupo de nuevos imperios coloniales, el cual, al igual que en el pasado, saquean las riquezas del país, dan en préstamo cantidades de dinero que engrasan los mecanismos de la corrupción y terminan hipotecando el futuro de las presentes y nuevas generaciones de venezolanos. Otro, apoyado por buena parte de la comunidad internacional, pero, con graves dificultades para hacerse sentir internamente como Jefe Encargado del Estado venezolano.
En el país no funcionan las comunicaciones y se carece de telefonía, internet, servicios bancarios, servicios de transporte, electricidad, entre otros servicios necesarios
Ahora, tenemos, como si fuera poco el desastre del Ejecutivo, tres poderes Legislativos. Dos de ellos completamente inconstitucionales e ilegítimos, pero, queridos y legitimados por uno de los presidentes de la República en ejercicio, quien con el cinismo que le caracteriza se dirige al país el 5 de enero del año en curso para anunciar intencionalmente que había sido electa por la “oposición” la nueva directiva de la Asamblea Nacional, a sabiendas que no era cierto. Se refería a un acto eleccionario absolutamente nulo, desconociendo de esta manera la verdadera directiva electa por un total de 100 diputados, en representación de la soberanía popular. La fulana “oposición” que se quiso alzar con la Asamblea Nacional para subyugarla al Ejecutivo, en tanto único bastión independiente y democrático que le queda a la nación, fue un grupo de diputados venales que constituyen una vergüenza para el país, comprado abiertamente por el gobierno, único sitio de donde ha podido salir tanta divisa extranjera, con el único propósito de confundir y engañar a los venezolanos. Sin embargo, el presidente de la República, electo fraudulentamente, por tanto, usurpador del poder, no obstante legitimar con sus ejecutorias al grupo de parlamentarios que en acto bochornoso se proclamó directiva de la Asamblea, no se presentó ante ésta a rendir, como es su deber, la entrega de su Memoria y Cuenta, optó por presentarla ante la inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente, único escenario en dónde logra ser oído y aplaudido el rosario de mentiras. La cuenta anual del Ejecutivo produce estupor en propios y extraños. Más que rendición de cuentas es un cuento. Una lista de promesas cual se tratase de una campaña electoral. Un cúmulo de aspiraciones. Cada año es lo mismo. Ahora, sí, Venezuela va a ser una potencia agrícola, ganadera, minera, productiva. “La gran Venezuela” “La Venezuela potencia”. Con grandes inversiones en el campo, en la industria, en salud, educación, electricidad, agua, etcétera. Inversiones que no se ven por ninguna parte, pues, días después del anuncio presidencial, sale la Vicepresidenta Ejecutiva en un barrio de la capital, acompañada con buena parte de tren ejecutivo, anunciando que se va a procurar resolver la falta de suministro de agua potable y una de las acciones inmediatas es pedir a los funcionarios que busquen como acarrear agua en envases para ayudar al pueblo sediento de tan vital líquido. Burla y más burla.
El “petroaguinaldo” devino en un estruendoso fracaso y en un carburante que potenció la hiperinflación, alcanzando la divisa norteamericana cuyo tope parece no tener límite
En un país en el cual no funcionan las comunicaciones y se carece de telefonía, internet, servicios bancarios, servicios de transporte, electricidad, entre otros servicios necesarios para que fluyan normalmente las actividades monetarias y de intermediación financiera y mercantil, se le ocurre al desgobierno, desconociendo el signo monetario nacional, que los venezolanos estamos en la vanguardia mundial en lo que a criptomonedas se refiere, por cuanto se ha instaurado como nuevo medio de pago y moneda nacional el “petro”, algo que existe solo en la mente enloquecida del desgobierno, cuya prueba piloto, el “petroaguinaldo”, devino en un estruendoso fracaso y en un carburante que potenció la hiperinflación, alcanzando la divisa norteamericana cuyo tope parece no tener límite, hecho que tiene en jaque a los venezolanos, con graves deterioros en salud mental, pues, no hay como ajustarse a las locuras presidenciales. Su actuar es el de un elefante en una cristalería, cada movimiento que hace destruye la economía nacional y la de los venezolanos. Mejor, no se mueva.