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La dictadura de Maduro le daría tribuna a las denuncias de la exsenadora colombiana contra la clase política colombiana y hasta podría concederle asilo político
Noel Gómez Herrera
La captura de la exsenadora colombiana Aída Merlano Rebolledo en la ciudad de Maracaibo, por parte de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), pasó a convertirse en un asunto de Estado.
El dictador Nicolás Maduro, en su conocido estilo de interferir las actuaciones judiciales, ha dicho públicamente que está informado “de todo lo que está declarando” la ex congresista colombiana sentenciada a quince años de cárcel por delitos electorales, quien escapó espectacularmente tirándose de una cuerda, el primer día del mes de octubre de 2019, mientras asistía a una consulta odontológica, en compañía de sus guardas.
«Pronto sabrán más de este caso«, dijo desafiante Maduro al referirse a la exsenadora, que al día siguiente de su captura fue trasladada a la capital de la república, donde permanece a la orden del Fiscal General de la República, en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), lo cual le ha dado un inesperado giro político al caso.
LA EXTRADICIÓN
El gobierno del Presidente de Colombia, Iván Duque, por su parte ha dicho que tramitará la extradición de Merlano, pero que lo hará ante el presidente interino Juan Guaidó, ya que no reconoce al régimen de Maduro, lo cual ha desatado la polémica en ambos países, tomando en cuenta que aunque Guaidó es reconocido por casi sesenta países como jefe de Estado, encargado, de Venezuela, no ejerce un control real del Estado venezolano y ni siquiera del Poder Legislativo, que desde el pasado 5 de enero fue tomado por un grupo de disidentes de la oposición, que apoyado por la dictadura de Maduro, se declaró como “junta directiva” de la Asamblea Nacional, procediendo a ocupar la sede parlamentaria, impidiendo el acceso a los diputados de la oposición. La situación ha llevado a que la mayoría opositora de la AN, que reeligió a Guaidó como su presidente, haya decidido sesionar en espacios públicos, sin embargo el equipo del líder opositor se ha comprometido en ayudar al Gobierno de Colombia en la extradición de la excongresista.
“El Gobierno legítimo de Venezuela dará toda la colaboración posible, en el actual contexto de secuestro institucional que atraviesa nuestro país”, reza un comunicado del Centro de Comunicación Nacional (CNC) de Guaidó.
El gobierno interino, considerado por sus detractores como un “virtual, imaginario, simbólico o ficticio”, ha ratificado que brindará al Gobierno de Colombia “el marco jurídico e institucional necesario para facilitar el retorno de la excongresista a su país”.
El caso Merlano ha abierto una nueva grieta en las relaciones entre Venezuela y Colombia, ya que el Gobierno de Iván Duque no reconoce al de Nicolás Maduro como legítimo.
“Cómo es de todos conocido, Colombia, junto con varios países de América Latina y el resto del mundo, no reconoce y, por ende, no tiene relaciones diplomáticas con el régimen dictatorial de Nicolás Maduro“, señaló en un comunicado el Ministerio de Justicia de Colombia al explicar las razones para solicitar ante el líder opositor la extradición.
Nicolás Maduro obligará a Iván Duque a que reconozca a su gobierno, si quiere a Aída Merlano en tierra colombiana
LA CAPTURA
Las efectivos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) tenían varias semanas tras la pista de Yeico Manuel Vargas Silvera , el compañero de vida de la exsenadora Aída Merlano, por sus frecuentes viajes desde Maracaibo hasta Maicao para comprar alimentos, dólares y bolívares en efectivo, hasta que el pasado domingo 26 de enero llegaron hasta su residencia en las residencias “Costas del Sol” en un sector de clase media alta en “El Milagro”, en la capital zuliana.
En el allanamiento los agentes de las FAES se consiguen con Merlano, quien presa de los nervios intenta persuadir a los agentes llegándoles a ofrecer hasta trescientos mil dólares para evitar su detención.
Amigo y confidente de la exsenadora es el sacerdote Bernardo Hoyos, vinculado a la disidencia de las FARC
LA ESTRATEGIA MADURISTA
La captura de la exsenadora Aída Merlano Rebolledo ya comenzó a ser trabajada por el régimen venezolano como un arma política contra el gobierno del presidente Duque, para que reconozca a las actuales autoridades afectas a Maduro, si quiere que se haga efectiva la extradición de la exparlamentaria.
Una fuente policial venezolana le ha confiado a este redactor que representantes del régimen de Maduro ya han realizado las primeras conversaciones con la exsenadora colombiana en función de establecer alianzas en contra del gobierno de Maduro.
De esa forma, Merlano se convertiría en vocero de graves denuncias contra la clase política colombiana, incluyendo a sectores muy cercanos al “uribismo” y al propio presidente Duque.
La dictadura madurista por su parte le podría conceder asilo político, tomando en cuenta la envergadura de sus denuncias, algunas de las cuales están contenidas en un documento que en octubre de 2018 Merlano le hizo llegar a su amigo y confidente, el polémico sacerdote Bernardo Hoyos, las cuales pondrían ‘en el banquillo’ a influyentes políticos de la costa Caribe colombiana.
Como se sabe, el referido documento en forma de misiva, fue enviado por la exsenadora al religioso luego de que este hablara por teléfono “con su confidente y amiga” seis meses después de su captura, la cual se dio el 11 de marzo de 2018.
Hoyos viene participando en la actividad política desde la década de los años noventa, llegando a ser alcalde de la ciudad de Barranquilla, la ciudad natal de Merlano y actualmente está vinculado a la disidencia de las FARC, según lo recoge una información del diario El Tiempo, de Bogotá, del pasado 31 de julio de 2019.
Una fuente cercana a Hoyos reveló a La Razón, que el sacerdote estaría dispuesto a viajar a Caracas a visitar a su amiga, la exsenadora Aída Merlano Rebolledo. Aunque el religioso fue procesado penalmente en Colombia, actualmente no pesarían contra él ningún tipo de medida judicial que le impida viajar a Venezuela a verse con su amiga Merlano en la sede de la policía política venezolana.
FUGA DE PELÍCULA
El caso de Merlano, de 43 años, tomó tintes de película de acción en la mañana del pasado 1 de octubre cuando, después de pedir permiso tres meses antes, obtuvo una autorización para ir a una cita médica fuera de la cárcel El Buen Pastor de Bogotá.
La intención de la mujer era asistir a un odontólogo en el Centro Médico de la Sabana, donde le iban a realizar un tratamiento estético.
Al consultorio, ubicado en un tercer piso del centro médico, Merlano llegó acompañada por uno de los escoltas de la prisión, que la esperó afuera.
Pasadas tres horas, el odontólogo que la atendió, identificado como Javier Cely Barajas, salió del consultorio y le dijo a la guardiana que la paciente había quedado dentro.
Sin embargo, cuando la funcionaria de prisiones entró a buscarla la excongresista no estaba.
Un vídeo tomado ese día por una cámara de seguridad ubicada en una entrada del establecimiento de salud muestra una soga que toca el piso y de fondo transeúntes y vehículos en movimiento.
Merlano se descuelga abruptamente y cae acostada ante la sorpresa de quienes pasan por el lugar.
Los sorprendidos transeúntes tratan de auxiliarla sin imaginarse el caso pero la política se pone en pie y camina hacia una motocicleta que la espera. Se sube y recibe un casco que le pasa el conductor, se lo pone y juntos emprenden la huida.
TODO POR EL AMOR DE AÍDA
De acuerdo al portal colombiano Las2orillas.co el hombre detenido con Aída Merlano durante un operativo de las FAES contra el contrabando, en Maracaibo, es Yeico Manuel Vargas Silvera, quien “la amaba en silencio desde que formaba parte del equipo de la senadora del Departamento del Atlántico. Él había empezado a trabajar en el grupo de Merlano en febrero del 2017. Para él ella era una estrella inalcanzable”.
“Sólo hasta que la senadora fue detenida a mediados del 2018 y trasladada al Buen Pastor, la relación comenzó a darse. Yeico estaba pendiente de ella, era uno de sus vasos comunicantes con el mundo exterior. Incluso una de las compañeras de la senadora, condenada a 15 años de cárcel por comprar votos, afirma que él fue uno de los cerebros detrás de la cinematográfica fuga de Merlano el 1 de octubre del 2019 después de una visita odontológica en un centro médico al norte de Bogotá. Él visitó con asiduidad la celda de Merlano días antes de la huida, fue quien ayudó a recoger las prendas que tenía en la celda y hasta la fiscalía está determinando si fue el mismo hombre que en una moto la recogió vestido con el uniforme de Rappi”.
