Comúnmente se dice que cada cabeza es un mundo; y puede agregarse que la llave de ese mundo específico la posee su dueño, y nadie más. Así, la idea que tenemos de lo que nos rodea es única, particular, diferenciada de la de cada uno de los semejantes. Pero, es un mundo pensante, inteligente; capaz de entender razones y advertencias, como las referidas a la actual pandemia.
Gustavo Luis Carrera/ LETRAS AL MARGEN
LA PERSPECTIVA OFICIAL. Por lógica obligación, ante una situación extrema, como la que vivimos en estos días, la responsabilidad ostensible recae sobre el gobierno de turno, en primer lugar. Se espera que de los niveles oficiales provenga la información procedente y se establezca la estrategia para enfrentar el mal; todo en consideración de la verdadera capacidad de respuesta de la cual realmente se disponga; sin demagogias, sin engaños. Esta perspectiva oficial debe marcar la pauta general para una conducta preventiva. Pero, si no logra un eco efectivo en la comunidad, está condenada al más absoluto fracaso.
EL COMPROMISO COLECTIVO. Reflejada en la dimensión de un grupo socialmente definido, toda determinación que se tome para enfrentar la pandemia interesa y afecta al conjunto de una colectividad. Esta condición primaria, elemental, no debe olvidarse en ningún momento. No se trata de manejar equipos y cifras. Donde radica, realmente, el sine qua non del caso es en la acción correspondiente a los integrantes del grupo social: todos y cada uno, en su individualidad, son los verdaderos actuantes que decidirán la propiedad o el desajuste en el manejo de la emergencia. Si no hay respuesta propicia, nada tiene real trascendencia.
LA LÓGICA PERSONAL. Ante la estrategia oficial, que puede ser definida como pauta gubernamental teórica, y más allá de la disciplina endógena del conjunto socializado, se impone la eficacia operativa de la lógica personal. No es difícil comprender que dentro de la autonomía de la conducta de cada uno se patentiza el interés compartido, solidario de todos. Es evidente: la integración múltiple es la coincidencia de las necesidades y de las aspiraciones de individuos delineados en su fuero interno. Así, nada que decida o se proponga cada quien deja de repercutir en la globalidad del agrupamiento humano. Es la ley de la reciprocidad: haces para que te hagan; das para que te den. A fin de cuentas, la clave de todo es la disciplina subjetiva: si no hay conciencia de la autodefensa y de la protección colectiva, de parte de cada uno, cualquier propósito de prevención es inútil. No hay duda: en la conducta individual está la base del apropiado enfrentamiento de la pandemia. La lógica personal es la salvaguarda colectiva. De ello, por encima de toda acción oficial, depende el adecuado manejo de la emergencia.
VÁLVULA: «Cada criterio personal está abierto a la comprensión de la necesidad de la autodefensa y de la protección social ante el flagelo viral que acomete contra todos. Y la disciplina personal, subjetiva, más allá de consignas y acciones oficiales, es el fundamento de la necesaria salvaguarda de la salud colectiva».
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