El presidente estadounidense intentó robar el protagonismo mediático a su rival demócrata, Joe Biden, quien esta noche aceptará la nominación de su partido a la Casa Blanca, con un mitin en el estado clave de Pensilvania, donde prometió «mucha policía», «ley y orden; y aseguró que está haciendo un «gran trabajo» conteniendo la pandemia del covid-19.
«Vamos a ganar, pero por mucho» en los comicios de noviembre, aseguró Trump ante unas 300 personas, casi todas de raza blanca, en los exteriores de una empresa de materiales de construcción en las afueras de Scranton, una ciudad en el centro manufacturero de Pensilvania, un estado que si no gana en noviembre podría costarle la Casa Blanca.
Trump dijo que las encuestas mienten y que si los demócratas ganan solo lo podrán hacer «con una elección trucada».
«Lo creo de verdad», sentenció.
Scranton, lugar de nacimiento de Biden
Trump ganó en 2016 por menos del 1 % en este estado, y las encuestas dan una amplia ventaja de casi 5 puntos a Biden, que nació en Scranton, algo que el presidente no pasó por alto en su mitin, centrado en atacar a su rival y las propuestas demócratas.
«Biden nació en Scranton y dirá que es de aquí. Hace 68 años que se fue y los abandonó. Biden abandonó Pensilvania», aseguró el mandatario.
«Biden va a poner fin nuestra recuperación sin precedentes», afirmó Trump, que minusvaloró la importancia de la crisis económica que ha supuesto la pandemia en EE.UU., que bajo la gestión del republicano ha visto un aumento de los casos por segunda vez desde la primavera y cuyo mercado laboral siguen sin mostrar señales de recuperación.
«(Los demócratas) van a llevar a cabo una toma socialista de nuestra economía», añadió Trump, quien instigó el miedo entre la clase media blanca si los demócratas llegan al poder, ya que, según él, «abrirá las fronteras», «abolirá la policía», «incrementará el número de refugiado en nuestro país» y «realizará el mayor aumento de impuestos de la historia».
Obama y Biden dejaron débil a EE UU, según Trump
Trump indicó que las políticas del su predecesor, Barack Obama, y de Biden, quien fuera vicepresidente del exmandatario, dejaron Estados Unidos «débil, sin respeto y en peligro».
Trump hizo estas afirmaciones frente a un gran cartel que rezaba «¡Empleos, empleos, empleos!».
El mandatario ha vuelto a los mítines de campaña, aunque con multitudes más reducidas, con el inicio de la Convención Nacional Demócrata, que finaliza este jueves, y a pocos días de que los republicanos escenifiquen la coronación de Trump como el candidato conservador a la reelección.
Trump delineó la que será su estrategia hasta las elecciones de noviembre: alarmar al votante que se movilizó para apoyarle en 2016 agitando el fantasma de los impuestos y una menor libertad de credo y para portar armas que podría traer un presidente demócrata.
«Si Biden es elegido nuestra seguridad se desvanecerá. Carteles de la droga e ilegales vendrán de Honduras, Guatemala, El Salvador», aseguró Trump, que prometió construir centenares de millas de muro en la frontera con México, pese a que recordó que el presidente mexicano, Andrés López Obrador, ha hecho un buen trabajo y se lleva bien con él.
Defensa de su gestión de la pandemia
Por otro lado, Trump indicó que Estados Unidos ha sido el país que mejor ha sabido gestionar la pandemia del covid-19, pese a que ha dejado más de 173.000 muertos, y añadió que se está «en los momentos finales de la pandemia».
«Biden pondrá fin a está recuperación sin precendentes», señaló Trump, que se apoyó en el crecimiento registrado antes de la pandemia y consideró la crisis actual un simple bache del que EE UU saldrá en su segundo mandato.
Trump necesitará movilizar al voto blanco de clase media y trabajadora que le permitió ganar estados claves en 2016, pese a que su gestión del coronavirus le podría lastrar en ese segmento que tiene en Pensilvania, Florida y los estados del Medio Oeste su mayor bastión.
«Vienen por ustedes (los demóratas). Si ganan será la absoluta locura y la destrucción del mayor país de la historia del mundo», sentenció Trump, que contó con multitudes que le corearon a su llegada, algo que contrasta con la convención demócrata, realizada totalmente en remoto y con ausencia de aplausos y ovaciones por la pandemia.