La oposición también viene haciendo esfuerzos en una doble dirección: Unificación y Plan Pais.
Oscar Battaglini.
I) Este es el marco general de estas elecciones:
-La economía.
El hecho que da la medida exacta de la gravedad de la situación por la que atraviesa la economía venezolana (año de las elecciones parlamentarias en marcha), es la reacción que no sólo ha impedido, sino que ha mantenido paralizado su crecimiento por espacio de casi siete (7) años. Se trata de una tendencia persistente del PIB, que en el primer semestre de este año registra una caída de aproximadamente un 30%, y un descenso acumulado durante el tiempo que Maduro tiene en el poder, de más de un 86%. Pero como sabemos todos los venezolanos, esa catástrofe económica no terminará ahí. Toda vez que es alimentada permanentemente:
1- por la hiperinflación y la volatilidad cambiaria inducida por el BCV bajo control de la dictadura militarista;
2- por la caída de la producción petrolera a los niveles de los años 30 del siglo pasado;
3- por la paralización de las empresas mineras de Guayana;
4- por el colapso sufrido por la agricultura, la ganadería y la industria manufacturera;
5- por la liquidación de las reservas internacionales; 6- por la pérdida del crédito financiero internacional; etc.
-Lo social.
El rasgo que mejor define la situación social de los venezolanos en estos momentos, es el de la pobreza, en particular la pobreza de ingreso que, de acuerdo a la ENCOVI, se ha situado por encima de un 96% entre todas las demás: Esto quiere decir que el salario en Venezuela ha dejado de ser una referencia (un indicador) para medir la dinámica de la economía nacional. El hecho mismo de que el salario mínimo en nuestro país esté reducido a un dólar mensual, habla por sí sólo de la precariedad y el estado de pobreza extrema y generalizada en la que se desenvuelve la existencia de la inmensa mayoría de los venezolanos. No hace falta decir que esa situación la padecen igualmente los cuatro (4) millones de pensionados que existen en el país; los cuales, junto con los trabajadores (incluidos muchos profesionales de distintos niveles y disciplinas) han tenido que aprender a sobrevivir sin alimentación, medicación y servicios de salud adecuados y oportunos, sin recreación, transporte y otros servicios. etc.
-Lo pólítico institucional.
En este ámbito la situación del país no es menos grave, aquí, desde hace ya mucho tiempo no existe orden constitucional ni estado de derecho. En los hechos, todo eso aparece no sólo quebrantado, sino además, sustituido por la voluntad omnímoda de la dupla autoritaria que controla política y militarmente al país desde el Palacio de Miraflores y Fuerte Tiuna. Desde esos dos centros del poder es desde donde han salido: 1- La “tesis” del desacato y la inhabilitación de la Asamblea Nacional de oposición; 2- la imposición de una constituyente fraudulenta; la reelección igualmente fraudulenta de Nicolás Maduro el 20/05/2018; 4- la inhabilitación de los principales partidos de oposición, y la inhabilitación, persecución policial, encarcelamiento y exilio de muchos de sus líderes; 5- la imposición de una “asamblea nacional” constituida y liderada por “alacranes”; 6- la designación por el picadero político del TSJ, de un CNE espurio con el encargo de ejecutar un nuevo fraude electoral en el país; 7- la irresponsable pretensión de realizar unas “elecciones” parlamentarias en medio de una crisis humanitaria compleja, y en medio de la pandemia del Covid.19.
-El Covid-19.
La pandemia en Venezuela, tiene entre sus características, el haberse presentado de manera tardía, lo que hace que sea ahora cuando haya comenzado a manifestarse en su fase más agresiva y de mayor contagio. Se cumple así la estimación hecha por las academias de medicina y de ciencias físicas y naturales de Venezuela de que eso iba a ocurrir, sobre todo en los meses finales del año. Todo indica que en lo que va de aquí al mes de diciembre, esa será la situación predominante en la sociedad venezolana; situación que de por sí, y desde ya compromete no sólo la realización de toda campaña electoral sino del propio acto de votación.
II) Qué se propone la dictadura con estas elecciones.
Básicamente dos cosas: 1- el control absoluto de los poderes públicos con la incorporación de la Asamblea Nacional a su estructura monolítica de poder; 2- exhibir ante la sociedad venezolana y el mundo un resultado electoral “victorioso”, el cual, a pesar de haber sido conseguido mediante el ventajismo, la coacción, la violencia y el fraude más descarado, pueda presentar como una prueba de su “legalidad” y “legitimidad”. Frente a estas expectativas de la dictadura, lo que cabe decir es que aun ocurriendo las cosas como ella pretende, no conseguirá en modo alguno, ni modificar la grave situación de debilidad económica, social y política en la que se encuentra, ni logrará el reconocimiento (nacional e internacional) que busca desesperadamente, dado que los países que han abogado por una solución pacífica, constitucional y electoral de la crisis política, han ratificado que no reconocerán un resultado emanado de una consulta electoral viciada de nulidad.
III) Qué debe proponerse finalmente la oposición venezolana.
Ir a unas elecciones en el marco general en el que éstas se están llevando a cabo, simplemente motivados por el interés de “obtener una representación parlamentaria minoritaria (que es lo más que se puede alcanzar en esta oportunidad), en una Asamblea Nacional controlada por la dictadura y los sectores colaboracionistas y oportunistas que le hacen de comparsa, no tiene en estos momentos mucho sentido político, si es que todavía le queda alguno. En este razonamiento no debe olvidarse que la oposición democrática aún ejerce la mayoría en la Asamblea Nacional vigente, y eso sólo le ha servido como plataforma de lucha (sobre todo para la denuncia de los delitos y crímenes de la dictadura contra el país y el pueblo venezolano), y que todas sus prerrogativas les fueron arrebatadas judicialmente.
De modo que participar en estas elecciones aceptando las condiciones leoninas impuestas por la dictadura, sería para la oposición y el propio pueblo venezolano quedar amarrados de pies y manos y poner o colocar en su poder un trofeo de extraordinario valor político para ella en estos momentos, interesada como está en ganar voluntades y adhesiones para la realización del fraude electoral en desarrollo.
Participar en estas elecciones equivaldría finalmente, a tirar por la borda el apoyo que la oposición democrática venezolana ha recibido, de la comunidad internacional, en especial el de los países que reconocen a Juan Guaidó como Presidente encargado de la República. Por todas esas razones consideramos acertada y justa la decisión de la oposición democrática de no participar en unas “elecciones” en las que más del 84% de la población electoral del país ha manifestado (DATANÁLISIS) que no votará alegando múltiples motivos; entre ellos: la desmotivación que les produce el estado de pobreza extrema en que se encuentra, las limitaciones impuestas por esa situación al ejercicio del voto; el convencimiento de que el resultado de esas elecciones no allanará los caminos para comenzar a resolver los problemas del país y de la gente común y corriente; la ilegalización de los principales partidos de oposición por los cuales se votó en las elecciones del 06/12/2015; el riesgo de contagio del Covid-19, etc.
A ese respecto cabe recordar que si en el simulacro electoral del 20/05/18, cuando no existían algunos de los impedimentos hoy presentes, y cuando los problemas del país y de la gente no eran tan graves, votó entre un 27 y un 30% del Registro Electoral (REP), lo previsible es que esta vez el porcentaje de votos sea mucho menor. Lo que, sin duda se convertirá en un elemento más de invalidación de los resultados de esas “elecciones” en el caso de que efectivamente se realicen.
Independientemente de lo que finalmente ocurra, la oposición democrática no sólo ha ratificado su planteamiento en torno a mantener la lucha por la conquista de un gobierno de emergencia nacional, y por la realización de unas elecciones libres y justas, sino que viene haciendo esfuerzos en una doble dirección:
- Unificar el mayor número de sectores sociales y políticos democráticos en el desarrollo de la lucha antidictatorial, contra el fraude electoral y la recuperación democrática del país.
- Presentarle al pueblo venezolano un plan general que unifique y oriente todas las luchas, y que, fundamentalmente, dé respuestas concretas acerca de qué hacer frente al fraude electoral en marcha.