Una inmensa abstención del 80 % o más se forma con la confluencia de muchos riachuelos
Domingo Alberto Rangel
En Venezuela llamamos “cuñas” a las propagandas comerciales que se transmiten a través de los medios radioeléctricos.
Al respecto, comparto con los lectores un sentimiento que me embarga desde un tiempo antes de este presente con pandemia, cuando por motivos laborales escucho la programación de radios y televisoras abiertas. En eso suelo encontrar un punto común entre las cuñas publicitarias y el discurso de los políticos polarizados.
Me refiero a que las cuñas suelen prometer al usuario que se atreva a comprar determinado producto, volver a las bondades de un lapso temporal que por múltiples razones en Venezuela no ha de regresar, al menos no en lo que es posible prever.
Y si de música y músicos se trata porque las cuñas no vienen sin una canción»
Tiempos engañosamente ofertados que cronológicamente y de manera aproximada, se pueden datar entre el gobierno de Marcos Pérez Jiménez –años 50- y la fallida segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez.
Y si de música y músicos se trata porque las cuñas no vienen sin una canción, entonces son las canciones, los intérpretes, bandas y orquestas que suenan en los medios mencionados, quienes invariablemente pertenecen al lapso especificado.
Hay emisoras y circuitos de radio que no salen de los amigos Yordano, Frank Quintero, Ilan Chester y Franco de Vita en el caso de los hombres.
Mientras que desde el otro lado del espejo solo suenan Alí Primera, Soledad Bravo en sus primeros tiempos, la trova cubana y el cantautor mártir Víctor Jara.
Otra causa es el cansancio o mejor dicho hastío, que caracteriza el sentir de tanta gente el día después de las elecciones»
Y en ese punto específico los medios venezolanos al pasar música vieja y cuñas que prometen volver al pasado, remedan el discurso de los políticos polarizados. Unos ensalzando la guerrilla que en Venezuela fue derrotada hace más de medio siglo. Y que ingenuamente prometía como solución abolir las libertades al estilo soviético.
Otros medios se la pasan recordando la época del “éramos ricos y no lo sabíamos”-¿?-, tiempo que escudriñando la data histórica del fallecido Asdrúbal Batista se concluye que en realidad finalizó hace más de 40 años.
Quizás aquí encontremos otra causa para explicar a partir de la falta de propuestas actualizadas, el cansancio o mejor dicho hastío, que caracteriza el sentir de tanta gente el día después de las elecciones de diputados, ciudadanos, los electos, que ojalá y no terminen como la actual camada que con Guaidó al frente se va el 5 de enero.
Sucede que la oferta de los candidatos y en esto se parecen mucho a las cuñas, es engañosa por insostenible en las actuales condiciones que nada tienen que ver con las de épocas míticas de la democracia. Y eso lo pilló la gente hace tiempo.
Voté a la una y media pasado el mediodía, y para mi sorpresa a esa hora tardía fui el primer elector que puso firma y huella en mi hoja»
Me parece que parte de la abstención se explica con esta causa. Pero, también la falta de propuestas creíbles explican que a pesar de que el CNE tuvo que aceptar la falta de electores en un 70 % -y aun cuando tengo razones para creer que fue mayor, eso no importa- tantos abstencionistas de todas maneras no salieran a cobrar su osadía el lunes, no teniendo bandera por la cual luchar.
Al respecto, comparto que no creyendo que en materia electoral –salvo que uno fuese candidato- funcione aquello del madrugador que “coge agua clara”… voté a la una y media pasado el mediodía, y para mi sorpresa a esa hora tardía fui el primer elector que puso firma y huella en mi hoja.
Muchas personas que ese día votaron entre el mediodía y las 4:30 pm cuentan historias parecidas, lo cual a primera vista podría inducir a pensar erradamente que tantos abstencionistas irían “a cobrar”.
Pero, como ya describí al día siguiente nada pasó y no fue porque repentinamente los venezolanos se hubiesen vuelto locos, sino más bien porque conociendo lo engañosa que es la oferta política, no votaron ni tampoco protestaron por aquello del cachicamo y la lapa.
Otro riachuelo se formó con la falta de gasolina y de medios de transporte. Un viaje desde Caracas a los Andes ida y vuelta para votar costaba entre 50 y 400 dólares»
Por supuesto, que en una inmensa abstención como la de estas parlamentarias tiene otras explicaciones porque una cifra tan grande cómo el 80 % o más solo se forma en la confluencia de muchos riachuelos.
Uno de ellos los millones de venezolanos que viven en el exterior y que el CNE “mejor del mundo” nunca ha sacado del REP de las parlamentarias.
Otro riachuelo se formó con la falta de gasolina y de medios de transporte. Un viaje desde Caracas a los Andes ida y vuelta para votar costaba entre 50 y 400 dólares dependiendo de la buseta.
Sin dejar de lado la rabia que da la situación de pobreza e incertidumbre que se vive en nuestra patria hoy día.
Todas estas explicaciones son válidas y desde cada una se aportó al inmenso río que fue la abstención que, sin embargo, carece de brújula y organización.
Entre estos políticos que parecen globos flotando en tiempos idos, y la música acorde, todos contribuyeron a agrandar la abstención»
Pero, a mi juicio por encima de todo ese domingo flotó la desesperanza ante unas elecciones vendidas como “muy importantes” y una oferta maleta, engañosa y con olor a naftalina.
Sobre todo, hay desesperanza con la política y se está larvando ese sentimiento entre los más jóvenes que con toda razón piden salidas a la actual situación, en vez de viejas canciones y remembranzas de un país que ellos no vivieron donde los venezolanos éramos ricos –dicen- pero y por muy incongruente que parezca a más de medio siglo también hubo guerrillas.
Y a medio siglo de la derrota de aquellos insurgentes sin destino tienen, sin embargo, esos guerrilleros muchos de fantasía otros no y hasta dieron sus vidas quien hoy día ensalce aquella lucha en vez de pasar la página.
Entre estos políticos que parecen globos flotando en tiempos idos, y la música acorde, todos contribuyeron a agrandar la abstención.
Razón para seguir trabajando con otra música y otras ideas capaces de sembrar futuras esperanzas.
@DomingoAlbertoR
EL AUTOR es ingeniero civil, consultor, asesor y dirigente político. Premio Nacional de Periodismo 2019, mención Opinión.
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