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El llenado colectivo del vacío de liderazgo #Opinión #JesúsPetitDaCosta

He venido sosteniendo que están dadas todas las condiciones objetivas para la insurrección contra la narcotiranía de Maduro

Jesús Antonio Petit Da Costa

Hoy me lo confirman estos datos resaltantes: 1) Hiperinflación: 43 meses consecutivos, la mayor y más duradera en el mundo; 2) PIB acumulado 2013-2021:-83,6%, lo que significa debacle económica, la economía en el suelo; 3) Moneda destruída: de Bs. 573.- por 1 dólar en 1998 a Bs.S 45.000.000.000 (cuarenta y cinco mil millones de bolívares de entonces), algo monstruoso, sin paralelo en la historia, ni siquiera comparable con el período de la crisis financiera de los años 30 del siglo pasado); 3) Desempleo abierto: 58,4%, el más alto del mundo, sin sumarle el encubierto con el cual llega al 80%, algo sencillamente pavoroso; 5) Crisis humanitaria: el pueblo totalmente desasistido de servicio de salud en momentos de la mayor pandemia de la historia contemporánea; 4) Pobreza total: 96,2%, un país de pobres; 5) Pobreza extrema: 79%, una mayoría de menesterosos al borde la indigencia; y 6) PIB per cápita:  $1,541.- , por debajo de Haití, demostrativo de que Venezuela es hoy el país más pobre de América, con una pobración arruinada. 

He dicho también que están dadas estas condiciones subjetivas: 1) El 85% rechaza a Maduro y pide su salida inmediata. Y con Maduro toda su banda. 2) Al rechazo, se une la ilegitimidad: Maduro usurpa el poder, por lo cual la bandera de la constitucionalidad le pertenecería a los insurrectos. Sería el CONTRAGOLPE CONSTITUCIONAL ya que se trata de cumplir con la orden de la Constitución (Art. 333) de restablecer su vigencia efectiva, puesto que la misma ha dejado de observarse por el Golpe de Estado dado con la usurpación, en lo cual coincide la comunidad internacional.

¿Entonces si, además de estar dadas todas las condiciones objetivas para el estallido de una insurrección, Maduro es extremadamente impopular y tenido, incluso por la comunidad internacional, como un tirano sin legitimidad alguna, que usurpa el poder, porqué no ha estallado la insurrección para derrocarlo? La respuesta es sencilla: VACÍO DE LIDERAZGO. No hay un líder o un liderazgo colectivo que la active. ¿A qué se debe que tengamos este vacío? A tres motivos sucesivos: 1) El rol de oposición fue usurpado por los colaboracionistas, una especie que no existió en las anteriores tiranías. Son los socios de Maduro que le sirven  de comparsa electoral para impedir, mediante la asfixia mediática, que surja una verdadera oposición. 2) Desacreditados por fin los colaboracionistas, a quienes el pueblo ahora rechaza en la misma proporción que a Maduro (85%), se le agotó a la tiranía esta maniobra, por lo cual ha optado por una división del trabajo: mientras los colaboracionistas tienen la tarea de neutralizar y hasta desacreditar a los opositores genuinos (María Corina y Ledezma) para impedir que llenen el vacío de liderazgo, la tiranía pasó a la represión directa y frontal contra todos los “outsiders” que surjan con posibilidad de llenarlo. En su caso la tiranía actúa como decía el estribillo de una canción cubana de principios de la tiranía castrista: “Al que asome la cabeza, duro con él, Fidel.” Esto es precisamente lo que está haciendo la tiranía contando con los colaboracionistas, puesto que ambos sectores están interesados en que ningún opositor, que ellos llaman radical, llene el “vacío de liderazgo”, que se ha prolongado demasiado.

En estas circunstancias, invito a mis lectores a un acto de reflexión colectiva, haciendo propia esta afirmación de Ramón Piñango: “Cuando un país atraviesa tiempos de crisis todos somos actores políticos, conscientes o no, nos guste o no. En tal circunstancia cada ciudadano cuenta, actuando o no. Todos incidimos en que quedemos atrapados en la crisis o en que salgamos de ella…Y eso nos hace a todos absolutamente responsables del destino de una nación…”

La consiguiente pregunta clave: ¿ya que todos somos responsables, qué podemos y debemos hacer nosotros, los que no estamos activos en la política, para ejecutar una especie de llenado colectivo del vacío de liderazgo, única condición subjetiva que falta para la insurrección?

petitdacosta@gmail.com

EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Exprocurador general de la República. Expresidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela

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