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Las consecuencias de apoyar a Ucrania #Opinión #HumbertoGonzálezBriceño

A la falsa oposición no le quedará otra opción que aceptar todas las condiciones del chavismo, incluyendo el desmantelamiento del gobierno interino de Guaidó

Humberto González Briceño

Conocedores del apoyo militar ruso al régimen chavista y de la política blandengue de los Estados Unidos (hoy establecida por el partido Demócrata) frente al chavismo desde un principio hemos propuesto una posición pragmática frente al conflicto entre Rusia y Ucrania que anteponga los intereses de Venezuela por encima de otros. En otras palabras, aun entendiendo que hay especificidades propias en la confrontación de Rusia con Ucrania nuestra posición tiene que ser definida desde la perspectiva de los venezolanos que buscamos derrocar al régimen chavista y no desde otra. Condenar o apoyar la acción militar de Rusia en forma apurada y gratuita con base a otros intereses es hacer política desde el ángulo de la ingenuidad y trabajar ciegamente al servicio de no se sabe quién.

            Poco o nada podemos los venezolanos influir en el curso y el desarrollo de ese conflicto que no sea una declaración simbólica de condena o apoyo. Sin embargo, esa confrontación está produciendo consecuencias que involucran a los venezolanos en forma directa por lo que el asumir una posición al respecto importa más por su impacto en Venezuela que en la misma Ucrania.

En una política apresurada y de dividendos dudosos los Estados Unidos y la OTAN han resuelto que Rusia es una amenaza para Occidente la cual habría que destruir mediante un bloqueo económico a escala mundial y escaramuzas militares usando a Ucrania y otros países como proxys. En este artículo no vamos a discutir las razones que podría tener Rusia o Ucrania para defender sus respectivas posiciones. Queremos centrarnos en las implicaciones de un conflicto que nos afecta a los venezolanos.

Como consecuencia de su política de embargo económico mundial contra Rusia, los Estados Unidos parece estar dispuesto a pagar el precio de entenderse con enemigos históricos tales como Irán y el régimen chavista de Nicolás Maduro en Venezuela. Las sanciones contra Rusia ponen a los Estados Unidos en una posición de dejar de comprar el petróleo ruso y buscar otros proveedores más cercanos y confiables para tratar de abastecer un mercado local donde el galón de gasolina ya llega a la cifra insólita de $7.00.

            Ejercitando un oportunismo característico desde los tiempos de Hugo Chávez el estado chavista siempre ha mantenido la oferta de venderle petróleo a los Estados Unidos a pesar de su retórica antinorteamericana. En la era de Maduro los contactos de alto nivel con los EEUU se han mantenido además de la disposición de suministrarle petróleo al tiempo que los chavistas forjaban una alianza militar con Rusia que los llevó incluso a permitir la instalación de bases militares rusas en Venezuela ante la mirada indiferente de los norteamericanos.

            Con la excusa de que comprarle petróleo a Rusia sería financiar la maquinaria de guerra de Vladimir Putin los Estados Unidos (bajo la dirección de los demócratas) ha resuelto que comprarle petróleo al régimen chavista y financiar su aparato represivo es una buena política. Quizás lo sea para los EEUU en el corto plazo, aunque eso también es discutible. Sin duda no es una buena noticia para los venezolanos quienes ahora al igual que los Ucranianos volvemos a ser víctimas de los intereses que se juegan en las dialécticas de imperios.

            Como consecuencia directa del apoyo de los Estados Unidos a Ucrania los EEUU buscarán mejorar sus relaciones con el régimen chavista de Nicolás Maduro para asegurarse petróleo seguro y barato. De la noche a la mañana el régimen chavista se ve en la posición privilegiada de negociar y acordarse directamente con los Estados Unidos como siempre lo pidieron y dejar a un lado las incómodas negociaciones con su falsa oposición en México. La posición que llevará el chavismo a la mesa con los EEUU es muy clara: Darlo todo y más si es necesario a cambio de reconocimiento a su estado chavista. Muy posiblemente esto significará el reciclaje de las bases militares rusas en Venezuela como galpones para criar gallinas e instalar conucos socialistas. Tampoco debería sorprender una eventual liberación del “diplomático” Alex Saab con las disculpas respectivas por los malos ratos. Las consignas anti norteamericanas serán el fondo musical de un acuerdo que seguramente será presentado a las clientelas chavistas como otro triunfo de la revolución.

            Los operadores de la falsa opción que salieron envalentonados a condenar a Rusia hace unas semanas no podían percatarse entonces que el desarrollo de ese conflicto conduciría a un fortalecimiento de la posición del chavismo ahora protegido por el odiado imperialismo norteamericano. En esta nueva etapa que se inaugura en las relaciones entre EEUU y el régimen chavista a la falsa oposición no le quedará otra opción que aceptar todas las condiciones del chavismo incluyendo el desmantelamiento del gobierno interino de Guaidó.

            Para el resto de los venezolanos el reconocimiento del estado chavista por parte del gobierno de los Estados Unidos es una consecuencia desgraciada del conflicto entre Rusia y Ucrania. Es un precio demasiado alto que para nosotros podría significar la diferencia entre recuperar a Venezuela o perderla para siempre.-

 @humbertotweets

EL AUTOR es abogado y analista político, con especialización en Negociación y Conflicto en California State University.

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