M. A. Guzmán Gómez
El momento actual exige la imperativa necesidad de solicitar unión férrea de todos los venezolanos para atacar por cualquier flanco al pernicioso flagelo que más daño le ha causado al país desde décadas y que no es otro que la cefalópoda corrupción, con sus insaciables tentáculos avariciosos; vicio maligno heredado con mil caras que arremetió con inclemencia devastadora a finales de los 70, con mucha fuerza, aprovechando el amplio espacio que le facilitó el pérfido «puntofijismo» con su complaciente política hacia «la Gran Venezuela saudita» que en Guayana, por ejemplo, tuvo sus cómplices en el perverso «Gang del aluminio» entronizada en la CVG y sus empresas básicas y que fue abortado por la acuciosa investigación conocida como el «Informe Espinoza», documento contundente que desenmascaró, con nombre y apellido, a toda la banda mafiosa trasnacional-criolla que se confabuló vilmente, con alevosía extrema, con presidentes y funcionarios cevegistas de la época para saquear impunemente el erario regional a sus anchas.
Ese expediente copioso en tracalerías aun reposa engavetado en los archivos «top secret» de los organismos nacionales contralores y legislativos que realizaron las «investigaciones pertinentes» a través de «comisiones que iban y venían» pero con la finalidad expresa que nada pasara porque las leyes se hacían con este fin. No se exagera al señalar que el ensañamiento fue descarado para acaparar todo el abultado botín cevegista y ninguno de los astutos autores fue detenido ni sancionado…!Nunca mas se supo!…impunidad total!…solo trascendió que a funcionarios de la Contraloría los sedujo el Gang intocable, ofreciéndoles jugosas prebendas y onerosas bonificaciones a granel que disfrutan a la par de jubilaciones «bien ganadas». Otras se pasaron «Dvivos». Luego, por supuesto, el auge que tomó la corrupción a todo nivel, cual yunta actual Fiscalía-Tribunal, fue inusitado e inconmensurable, con las consecuencias y secuelas harto conocidas y padecidas por la mayoría del país.
Ahora, el presidente Maduro, eufórico, nos llama a una batalla sin tregua para acorralar al infame flagelo que pretende revivir su «época de Oro «; en consecuencia nuestra inmensa reserva ética y moral bolivariana tiene el vital compromiso de salir a la palestra para enfrentar esta lucha sin cuartel, donde el sólido y creciente liderazgo incólume que ostenta el presidente de la republica debemos aprovecharlo al máximo en este momento oportuno y crucial, para que sea aun mas útil y constructivo con decisiones acertadas y ejecutando acciones fumigatorias que erradique de raíz la peor y nefasta herencia del siglo XX. En este orden de ideas, la rectitud y probidad, individual y colectiva, han de ser la vanguardia en esta batalla indispensable para la salud de la nación y, de esa manera casi única, el éxito estaría garantizado para el óptimo bienestar y convivencia nacional.
El momento es de aportar todos el emporio moralizante y de honestidad indoblegables que es el ciclópeo escudo nuestro contra el dañino flagelo de la corrupción.
Otro Sí: El presidente, claro y preciso, a todos los gobernadores: «aparten y detesten a los asistontos que sólo dañan, dañan y no atienden al ciudadano».
PD: De la mano con el extraordinario, preciso e histórico discurso de toma de posesión de Gustavo Petro, Bolívar regresó para garantizar las ansiadas unidad e igualdad, ahora sí, en la hermana Colombia.
Vainitas en el postre
- Con su masacre 62 en el Cauca, se despidió Duque…y 13 millones en pobreza con 12 en miseria extrema !monstruoso!!
- «Gobernare’ para que los imposibles sean posibles». Doscientos mil jóvenes fallecen cada año por sobredosis en USA. El 10% de colombianos avarician el 70% de la riqueza…Somos la sociedad con más desiguales del planeta” (GustavoPetro).
- “La Guaira y sus playas le dan tres patadas a Mayami” (Nicolás Maduro)…Creo que con una basta.
- ¿Cuándo comprenderemos que unidos somos perfectos?… «La mejor forma de predecir el futuro es crearlo nosotros mismos»…»Cuando las riquezas y mas riquezas sean para todos, se eliminan las desigualdades…»