Calificó de “maravillosa” la oportunidad que tuvo de compartir una sesión de fotos con Yrene, su mamá, porque fue la posibilidad de sumarla a “estas cosas extradeportivas que me gustan mucho hacer como imagen de Bancamiga, donde siempre me hacen sentir tan bien”.
Cuando Deyna Castellanos se inició a los cinco años en su ciudad natal de Maracay no había una imagen femenina en el fútbol venezolano que despertara esa pasión por emular sus logros y tratar de ser como ella. Hoy la realidad es distinta y es precisamente la futbolista el referente para niños, jóvenes y para todo un país.
La imagen de Bancamiga compartió con el Presidente de la Junta Directiva de Bancamiga, Carmelo De Grazia, y con el Presidente Ejecutivo de Bancamiga, Ariel José Martínez. Tuvo la oportunidad de participar en una sesión fotográfica, grabar varios spots publicitarios y reunirse con un grupo de colaboradores.
“Es muy bonito y gratificante que haya una generación como la de Paulina Souza, la niña que me interpreta en el comercial Juntos hacemos equipo de Bancamiga y que por cierto es un “crack” con el balón, que pueda ver en mí y en otras compañeras de la Vinotinto a un ejemplo, a alguien que quisieran ser. Eso es muy bonito”, expresó.
Castellanos efectuó una sesión de fotos con Yrene, su madre, calificando ese momento de “maravilloso” y “chévere” porque fue la posibilidad de sumarla a “estas cosas extradeportivas que hago que son parte de mí, de mi carrera, y que me gustan mucho hacer como imagen de Bancamiga, donde siempre me hacen sentir tan bien”.
Para Yrene también fue “encantadora” y “única” la posibilidad de acompañarla en este compromiso de marca, algo que ha venido haciendo desde que llevaba a Deyna a los campos de fútbol en el estado Aragua, no solo para estar junto a ella sino para motivarla, guiarla y “disciplinarla”, en caso de ser necesario.
Yrene, una mamá todo terreno
La especial relación de Deyna e Yrene se percibía. En más de una ocasión se vio a la aguerrida capitana acercar una servilleta a su mamá o limpiar su boca después de una merienda.
“Mi mamá y yo también somos muy amigas. Tenemos una relación muy sana y honesta. Y eso es lo más cool de nuestra relación. Cualquier cosa nos podemos contar y sé que desde lo más profundo de su corazón va a buscar lo mejor para mí. Eso siento que es fundamental”.
Confesó que su mamá fue la primera persona que tuvo esa visión que “nadie en la familia, ni tampoco yo teníamos. Mi mamá supo desde el primer minuto que yo era especial. Si yo no hubiese tenido a Yrene como madre no hubiese llegado a donde estoy, ni estaría clara de a dónde puedo llegar en un futuro”.
Castellanos sostuvo que “el apoyo fue desde el primer día y siguió más tarde cuando me vio entrenar, jugar, marcar goles. Fue evidente cuando notó que me gustaba. También recuerdo que ya grandecita no me dejaba ir a los 15 años de mis amigas, porque había partido al día siguiente”.
“Y es esa disciplina y constancia la que se necesita para crecer”, dijo Deyna al tiempo de su mamá agregar lo siguiente: “siempre fue una chica obediente, que entendió cuál era el camino que debía seguir. Le dije que si le gustaba el fútbol o cualquier otra actividad debía tomarla en serio”.
Confesó Yrene que fueron tiempos difíciles, en que debía hacer prácticamente magia para que Deyna y su hermano mayor Álvaro estuvieran puntualmente en las prácticas de fútbol que se realizaban en sitios muy distantes, además de cumplir sus obligaciones en el hogar.
“Les decía que el fútbol estaba al mismo nivel de lo académico. Había que entrenar y también estudiar. Eso era básico. Les decía que en la vida había que ser respetuosos, que cuidaran su imagen y se comportaran bien. Hoy me siento muy agradecida con la vida por haberlo logrado”.
Deyna Castellanos agradeció la experiencia con Bancamiga e invitó a los colaboradores de la institución, no solo los 17 que tuvieron la oportunidad de tomarse las fotos grupales antes de ella correr hacia una rueda de prensa, a que continuaran esforzándose por el crecimiento del banco y del país.