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El Banco Central de Venezuela añade diamantes, oro y otras piedras y metales preciosos a sus reservas internacionales para intentar aumentarlas de su nivel más bajo en los últimos 11 años.
En un comunicado emitido este jueves, el BCV manifiesta su intención de utilizar una gama más amplia de activos para aumentar las reservas internacionales, que también incluirá las divisas libremente convertibles.
Venezuela también podrá usar los préstamos chinos en yuanes para reforzar sus reservas internacionales. El ministro de Finanzas Rodolfo Marco viajó esta semana a China para discutir potenciales acuerdos.
Las reservas del país están ahora en alrededor de $ 21,7 mil millones, después de caer un 28 por ciento en los últimos tres años, eso es a pesar los $4000 millones que recibió Venezuela en préstamos de China.
La decisión es más una estrategia de contabilidad que le permitirá al Ejecutivo inyectar fondos extra presupuestarios a las reservas, según dijo a Bloomberg el analista de BancTrust & Co Hernán Yellati.
«El gobierno quiere apoderarse de esos bienes fuera de presupuesto y considerarlo parte de las reservas internacionales», dijo. «El impacto de la medida será limitado, ya que esto es sólo una medida contable, no es dinero fresco.»
Venezuela atraviesa turbulencias económicas con la inflación más alta del mundo. Esto es un intento del presidente Nicolás Maduro para detener la marea.
Se espera que la economía de Venezuela se contraiga un 3 por ciento este año. Los precios al consumidor en el país subieron un 63,4 por ciento en agosto. Asimismo la población padece escasez de alimentos y bienes de consumo importados.
Con las reservas de crudo más grandes del mundo, los ingresos de exportación de Venezuela son el 95 por ciento dependientes del petróleo. La caída de los precios del petróleo ha exacerbado los problemas económicos del país.
El precio para el crudo Brent este viernes cerró en 69 dólares el barril.
Tras la decisión de la OPEP de mantener su tope de producción de 30 millones de barriles, la semana pasada los bonos venezolanos cayeron a un mínimo de cinco años, mientras los operadores prevén una mayor probabilidad de impago.