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La Petrochequera

La solidaridad automática de la región no tiene nada de ideológica y sí mucho de crematística

Esta semana la delegación venezolana se anotó una victoria, largamente publicitada por los medios del Estado, en la OEA. Se propuso no dar tribuna a la diputada María Corina Machado y en primera instancia lo logró. Pero hay victorias de todo tipo. Contundentes, pírricas o de mierda, parafraseando a Hugo Chávez. La de Maduro en Washington fue esclarecedora.

Muestra la importancia de la petrochequera, dinero que ha sumado aliados que, con una solidaridad automática nunca vista, levantan su mano para proteger los intereses del gobierno de Maduro, que no los de Venezuela. Votan sin discutir. Cosa rara. Brasil llegó a explicar su voto. No querían un circo, dijo su representante. Pero con lo que se televisó fue suficiente para ver un espectáculo extraño, patético de a ratos y nuevamente esclarecedor.

Después la OEA fue buena para el gobierno y tiránica para la oposición. El mundo al revés. Sorprende la sorpresa. Muchas personas que en la oposición ponen su ficha en la comunidad internacional se olvidan que cada nación responde a sus intereses que, en este caso, tienen color petróleo. Los venezolanos tienen que resolver sus asuntos en casa. Lo demás es seguir con los atajos, repetir los errores de siempre, mostrar desconocimiento y una candidez que no es para estos tiempos. Conmover a los vecinos de región no es lo que ocupa. Primero la oposición debe sumar en su lucha a los venezolanos, todos. De lo contrario otras derrotas más estarán por venir.