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Valores sucrenses

Valores sucrenses

La potencialidad económica –pesca, agricultura, industria– del Estado Sucre sólo espera el debido respaldo regional y nacional


 Gustavo Luis Carrera

Un nombre preclaro: el Estado Sucre. El Estado de Cumaná pasa a ser Estado Sucre en 1909, tomando su nombre del hijo más eminente de ese territorio: Antonio José de Sucre, cumanés, único Mariscal de los ejércitos venezolanos. El nuevo Estado hereda la zona denominada Estado de Cumaná, que incluía el que sería después el Estado Monagas. Cumaná, Carúpano, Río Caribe, Cumanacoa, Güiria, Araya, son las entidades que, desde el comienzo, caracterizan su rostro humano y su economía.

POTENCIALIDADES SUCRENSES. El Estado Sucre se distingue por una impresionante diversidad geográfica, que va desde una extraordinaria proporción de costas con respecto a la totalidad territorial, hasta alturas tan notables como la del Cerro Turimiquire, de 2.595 metros de elevación; así como una región deltaica, de ríos y caños, en la zona suroccidental. Esta multiplicidad geográfica potencia un posible desarrollo pesquero y agrícola de grandes dimensiones; que ya es considerable: el Estado Sucre es, prácticamente, el primero en producción pesquera y cacaotera del país. La potencialidad económica –pesca, agricultura, industria– del Estado sólo espera el debido respaldo regional y nacional. Y acontece que quienes se ven favorecidos en su carrera política y administrativa, y en el beneficio de su peculio personal, recibiendo la distinción de una presidencia de la república o de una gobernación de estado, adquieren una relevante función pública –y no una canonjía–; así como establecen un compromiso, una deuda. Ese contrato, comisorio, es con el país, con la región, con el pueblo todo, y no solamente con sus partidarios y votantes. No cumplir ese compromiso, no pagar esa deuda, empaña y hasta anula la distinción recibida.

REMEMORACIÓN ACTUAL. Respondiendo al estímulo del colega de “La Razón”, Alí José Venturini Villarroel, de buen escribir y de destacados saberes jurídicos, fuerza es solidarizarse con su llamado ineludible: la necesidad de crear la Zona Especial de Desarrollo Sustentable del Estado Sucre. Y ello con arreglo a la Constitución y a las normativas estadales y municipales; con el fin de auspiciar, efectivamente, el desarrollo integral de la zona, con énfasis en los aspectos socioeconómicos, educativos y culturales. La explicitación del caso, así como los convincentes argumentos, quedaron recogidos en la columna semanal del cronista Venturini (La Razón, 15-02-2015). Y este llamado debe ser de atención prioritaria, no sólo como un acto de justicia constitucional y ciudadana, sino como parte del magno homenaje que se debe a la ciudad de Cumaná, en ocasión de cumplirse, en noviembre de 2015, los 500 años de su fundación. Y todavía a la espera de que como ciudad se le brinde el respeto y el mejoramiento al cual se comprometen sus gobernantes, y que incumplen de tal manera que uno se pregunta si serán realmente nativos del Estado Sucre. Tal es la indiferencia con la ciudad capital y con todo el territorio de la Cruz o la T sucrense, que abre sus brazos de Cariaco y de Paria, ya no sé si en gesto de cordial abrazo o de crucificada súplica.

VÁLVULA: “El Estado de Cumaná, la Provincia de Cumaná, el Estado Sucre, son nombres históricos de una misma entidad que hermana una potencialidad con una frustración. Los valores sucrenses no parecen ser suficientes para que los gobiernos regionales y nacionales respondan a sus ofertas y compromisos con esta Tierra de Gracia marinera y riberana. ¿500 años de espera no son suficientes? ¿Qué hubiera respondido el contestatario Simón Bolívar a esta pregunta justa y necesaria?