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Desnudos e irracionales

El gobierno no ha hecho más que defenderse de la única forma en que sabe hacerlo, usando el lenguaje intimidatorio, amenazante, de instigación al odio.


Tamara Sujú

El gobierno venezolano está cada día acentuando más su marcada sordez y ceguera ante la terrible situación que vive la sociedad venezolana, situación que pretende controlar a través del uso y abuso de la fuerza, usando la persecución, la intimidación y el amedrentamiento contra cualquiera que se atreva a denunciar, a informar verdades o simplemente a opinar sobre realidades.

Sólo ésta semana, el presidente Maduro amenazó con cerrar el diario “El Nacional”, volvió a acusar a Fedecámaras de ser los únicos responsables del desabastecimiento, la escasez y las colas, diciendo que no habrá más dólares para “ellos” -refiriéndose a Fedecamaras- y además acusó al gobierno español de apoyar al terrorismo y de ser parte de una “conjura” internacional para derrocarlo. Esto trajo como consecuencia una fuerte réplica del gobierno español y el llamado de su embajador en Venezuela.

Tampoco se quedó atrás el presidente de la Asamblea Nacional, que demandó al diario “El Nacional”, al “Tal Cual” y a la página web “La Patilla”, por reproducir noticias que han salido en medios internacionales que presuntamente lo vinculan con el narcotráfico. Cabello también acusó a los medios de comunicación de estar incursos en una campaña mediática sobre la inseguridad, en referencia al incremento de asesinatos de policías. Sobre esto, el ministro de Interior y Justicia, mayor general Gustavo González, puso la guinda en la torta al aseverar que la muerte de los funcionarios policiales formaban parte de un plan perverso, y que la muerte de estos policías no era casualidad, pues supuestamente persistía el paramilitarismo en los municipios Sucre, Baruta y Chacao – cuyos alcaldes son de la oposición- y además dijo que las evidencias que poseen “dan cuenta de las pretensiones políticas de dichos hechos”.

A esto hay que sumarle los insultos y acusaciones y la declaración por parte del bando oficialista de la Asamblea Nacional, de declarar persona “nongrata” al expresidente de gobierno español Felipe González, por su integración en el equipo de defensa de Leopoldo López como asesor técnico y su pronta visita al país, sumándose a todo esto la nueva y arbitraria requisa de la que fueron objeto Leopoldo López y Daniel Ceballos en sus celdas, luego de que la Comisión Interamericana de DDHH dictara medidas cautelares a su favor.

En fin, en una semana el gobierno no ha hecho más que defenderse de la única forma en que sabe hacerlo, usando el lenguaje intimidatorio, amenazante, de instigación al odio y encubridor de aquellos que han sido señalados ante la opinión pública internacional por supuestamente estar vinculados con actos de corrupción, blanqueo de capitales, violaciones de Derechos Humanos y hasta de fraude electoral y supuesta colaboración con esos niños de pecho que se hacen llamar Hezbollah. Nos preguntamos todos si el silencio sepulcral ante el escándalo del Banco de Andorra y la presunta vinculación de un pariente del actual embajador de Venezuela en las Naciones Unidas por ejemplo, no amerita por lo menos que alguien «anuncie» una investigación sería, aunque sepamos que entre bomberos no se pisan la manguera.

El gran problema del gobierno venezolano es que las consecuencias de estos 15 años de ineptitud, corrupción y desgobierno se les desbordó, por la destrucción del aparato productivo nacional y se ha agravado por el reciente colapso de los precios del petróleo, por lo que ya no pueden seguir mintiendo porque las consecuencias que estamos viviendo son de tal magnitud, que ni sus más fieles seguidores ahora les creen. Hoy no hay distinción de color político ante el desabastecimiento, la inseguridad, la inflación, y el caos social que se vive en Venezuela. Casi toda la información que ha salido en la prensa internacional, ha sido obtenida de la boca de sus propios funcionarios, muy cercanos al gobierno por cierto, que ahora se encuentran en Estados Unidos, bajo la figura de testigos protegidos y que han soltado en el tiempo que llevan “cantando” lo que durante años los venezolanos sospechamos pero que nadie había podido confirmar: la putrefacción y conculcación de valores que trajo consigo la “revolución del siglo XXI”. Quedaron al desnudo y están irracionales.

Me pregunto cuándo empezarán a perseguir incluso a quienes escriben en “Aporrea” y que últimamente han estado exigiendo explicaciones sobre todo lo anteriormente dicho.

 @Tamara_Suju